domingo, 22 de marzo de 2020

CODE ORANGE: Underneath (Roadrunner 2020) USA.


Por Simón García López

Nunca me ha venido bien tener expectativas elevadas con los nuevos trabajos de grupos que me han impactado en un momento determinado. Era el caso de Code Orange tras volarme la cabeza con su anterior disco. Esa emoción, esa ilusión de esperar algo con ansiedad siempre ha terminado en final infeliz para mí, pero qué se le va a hacer, es la salsa de la vida. Qué sería de los metalheads si no dejasen de ilusionarse con la salida del nuevo disco de tal o cual.


Para alguien que ha tenido la suerte de vivir en tiempos de paz y en una sociedad que no tiene que preocuparse generalmente por cubrir necesidades básicas, las preocupaciones las generan trivialidades como que tu banda fetiche no te decepcione. Si lo hace te hunde en la miseria. Machine Head me hundió en la miseria con “The burning red”; Slipknot lo hizo con el “Vol. 3”; Morbid Angel con aquella basura que todos conocéis y prefiero no nombrar. ¿Acompanará Code orange a todos ellos en tan sublime lista?

Se presentan Code Orange en este cuarto disco de primeras con una imagen más sofisticada, una estética unitaria en concepto de portada, videoclips y fotografía,  acorde todo con lo que su música pretende transmitir. Se nota que es su momento. Se nota que es el ahora o nunca de la banda, que el sello va a muerte y que lo que se pretende es dispararlos definitivamente para que sea el nuevo grupo que pase a la historia del metal. El sello detrás de la banda el Roadrunner y la polvareda se justifica solo con nombrarlos. Sello referencia absoluta en los 90 que aprovechó primero la explosión del Death metal americano como Roadracer, para después ya como Roadrunner dar salida a toda una generación de bandas innovadoras que marcaron el devenir de una época como Machine head, Fear Factory, Sepultura o Slipknot. 

No me extraña nada que ahora apuesten por Code Orange. Decía en la reseña de “Forever” que tenían la esencia de los 90, la intensidad, el carácter innovador y violento de todas aquellas bandas en sus inicios, esa incapacidad de contener la ira y las ganas de salirse de la norma. “Forever” recogía todo aquello de una forma casi olvidada dentro del metal actual. Aquella esencia violenta, oscura y real, no impostada, que se mascaba en cada riff, en cada grito, en cada golpe de batería. 


Esa esencia es algo preciado para mí en la música y he hablado de ella en diferentes ocasiones. Cada vez que encuentro a un grupo que transmite esa violencia en estado puro no puedo evitar engancharme y emocionarme. Es uno de los más preciados tesoros dentro del metal y me gustaría, una vez más, terminar con el mito de que sólo en la música extrema se encuentra esa esencia violenta. Hay grupos extremos que no desprenden el más mínimo sentimiento oscuro o violento con su música y grupos de estilos no extremos que son capaces de conseguirlo. Es la necesidad de volcar la ira o la negatividad en el estado más puro a través de la música, de cualquier música o estilo. La he encontrado en los Beatles en canciones como “Helter Skelter” o “I want you (she´s so heavy)”, en el “Pornography” de The cure, en el primer disco de Discharge o Rage against the machine, o en bandas más actuales como Slipknot, sobre todo en “Iowa” o Hatebreed en “Rise of brutality”. En este sentido no hay nada más triste que querer hacer música extrema y terminar siendo tan inofensivo como una mariposa que revolotea entre las flores. 

“Underneath” es la evolución de “Forever” y va hacia terrenos más experimentales y con menos esencia del tipo que explicaba. Este paso hacia delante lo he visto muchas veces. Es el mismo que dio Korn después de “Life is peachy” hacia “Follow the leader” o Slipknot después de “Iowa” hacia el inofensivo “Vol. 3: The subliminal verses”. Un salto hacia lo menos visceral, buscando lo más refinado, trabajado y maduro. A aquellos grupos por el camino se les cayó la espontaneidad y el nervio indómito de la juventud y a Code Orange le ha pasado más o menos lo mismo. 

No es este un disco inofensivo del todo, pero al lado del anterior sí lo es. Seguimos teniendo momentos brutales en canciones como “Swallowing the rabbit hole” o “Erasure scan”, pero esperando como esperaba una nueva hornada de riffs demoledores, violencia en estado puro, descontrol absoluto, he tenido que reestructurar mi mente y adaptarme para algo que creo intenta presentarse como diferente e innovador sin conseguirlo del todo. La presencia de lo tecnológico en el disco es más marcada que en el anterior y mientras que antes se utilizaba para dotar el conjunto de una malsana oscuridad, ahora se utiliza como parte fundamental y base incluso de algunos temas, además de como arreglo o como forma de romper el ritmo y la dinámica, buscando una sorpresa que sí se produce pero que genera un efecto desconcertante porque corta el ritmo y desarrollo de las canciones en algunos casos. 

Seguimos encontrando un trabajo vocal por parte de los miembros de la banda con la predominancia de Jami Morgan y Reba Meyers excelente, melódico pero intenso al mismo tiempo, no hay peros ahí. Además creo que si hubiese que destacar a alguien aquí esa debería ser Reba Meyers. Las canciones donde ella cobra protagonismo como “Sulfur surrounding” o “Autumn and Carbine” son a mi modo de ver las mejores, más emocionantes y mejor estructuradas. Canta mejor que nunca y aporta a la banda ese toque de verdadera originalidad que los diferencia del resto. Su presencia era ya  marcada en “Forever”, pero aquí es marcada y brillante sin duda.


El sonido es más equilibrado y compacto a la vez que controlado, lo que ya no me gusta tanto personalmente, porque buscaba de nuevo el “descontrol”, pero si no lo hay, no lo hay. No impresionan los riffs como en el anterior, no impresiona su potencia y no aporta ese plus de absoluta violencia y agresividad que los hacía destacar. Perder eso es un punto negativo, el mayor sin duda. 

El disco creo que es excesivamente largo y aunque no creo que haya canciones de relleno no todas funcionan igual de bien en el conjunto y a veces, algunas partes pueden hacerse pesadas. 

La respuesta a la pregunta formulada arriba es que no, por supuesto que no. Code Orange no entran en esa blasfema lista de decepciones, ni mucho menos, pero su nuevo disco me genera dudas y cierto desasosiego. En general estamos ante un trabajo más evolucionado y maduro que pretende sentarse en la base de un metal futurista e innovador que hasta cierto punto hace tiempo que está inventado. He escuchado propuestas similares en los 90 (salvando las distancias no puedo quitarme de la cabeza el “The height of callousness” de Spineshank) y 2000 como en el “Through silver in blood” de Neurosis en plan lento o el “Option paralisys” de The Dillinger Scape Plan en plan loco. Si de lo que hablamos es de innovación mezclando las posibilidades de la electrónica con el metal, a día de hoy bandas como Igorrr me dan la impresión de ofrecer un producto más firme e sólido, aunque las comparaciones sean odiosas y no siempre apropiadas. Sea como sea, creo que Code Orange han llegado a su punto más alto con este disco en todos los sentidos. Si en el sentido musical lo han hecho también lo dejo a gusto del consumidor. Si es por directo no van a defraudar a nadie porque proyectan una intensidad enorme y son muy muy buenos, pero como producto creo que este “Underneath” tiene algunos puntos débiles que pueden con el tiempo acrecentarse. Esperemos que no sea así aunque la experiencia hace que me tema lo peor. Veremos. 







© Diario de un Metalhead 2020.

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