miércoles, 6 de mayo de 2020

RUINAS: Ikonoclasta (Spikerot Records, 2020)



Por Simón García López.

Fue enchufar a los oídos el primer disco de Ruinas y descubrir que era exactamente lo que necesitaba en estos días. Música directa a las entrañas, visceral, cargada de nihilismo y misantropía. Música extrema con buen gusto, criterio y experiencia, sin medias tintas, con un sonido y una composición refinadas y trabajadas para construir un disco lleno de alternativas que van desde el Grind al Crust o desde el Death al Sludge. Todo eso lleno es Ruinas. Un disco excelente, un bombazo en toda regla que no puede pasar, y no lo hará a buen seguro, desapercibido entre la crítica y los fans de la música extrema. Si aún no lo has escuchado estás tardando.

El grupo gallego, de Ferrol más concretamente, está formado por Rober (Ovakner y ex Machetazo) quien lleva la mayor parte del peso de la banda encargándose de las voces, la guitarra, el bajo y los sintetizadores, y de Ángel (ex Ovakner) a la batería. “Ikonoclasta” es el primer y único trabajo hasta la fecha de Ruinas, editado por el joven sello italiano Spikerot Records en CD y LP. 

No puede pasar desapercibido el cuidadísimo sonido del disco en todos los sentidos. Me encanta el sonido de la batería y de la caja, y la intensidad que el sonido alcanza en las partes más rápidas. Un blast beat tiene que sonar claro, fuerte y con un par de huevos y aquí se consigue sin artificios ni plastificados. Sonido natural que digan lo que digan nunca me cansaré de repetir que es la única manera de sonar tan extremo como oscuro, de llegar a esa intensidad y brutalidad que la tecnología es incapaz de transmitir. Esa calidez que aquí se utiliza para transmitir desasosiego y tenebrosidad, al mismo tiempo que violencia e intensidad. 


El trabajo a las voces es inmenso. La voz está perfectamente metida, donde se necesita y a la velocidad que se necesita, jugando con los tonos, sin hueco para el respiro en las partes rápidas y alargando los gritos en las lentas, con una agresividad y rapidez que no evitan que el mensaje se entienda perfectamente. Apunte: cuando Rober grita ¡Trepanación! en el primer tema bajando el tono para unir la voz a la intensidad del riff que entra y alarga el grito subiéndolo de intensidad poco a poco hasta el final, se te caen los huevos al suelo.

El sonido de guitarra y bajo es crudo, pero limpio y brillante al mismo tiempo sin caer en el típico a día de hoy sonido sueco de una gran parte de las bandas de Grind. Para que sirva como guía, aunque Ruinas tienen una personalidad propia que además se pone de manifiesto en el uso de sintetizadores a lo largo de todo el disco, cosa no habitual en el estilo, me recuerdan muy personalmente a unos Vallenfyre, menos crudos y más originales. 


Algo más de media hora que es toda una lección de hacer música extrema respetando las bases clásicas, con un gusto refinado y unas ganas de cagarse en todo lo que nos rodea que acaban apoderándose de ti. 

No lo dejéis pasar. Recomendadísimo.








© Diario de un Metalhead 2020.

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