martes, 3 de marzo de 2020

KILLUS: Devilish Deeds (Maldito Records, 2020)


Por Larry Runner.

Una demoníaca intro a base de unas voces que dan auténtico miedito, y en la que colabora el vocalista australiano Jesse Dracman, de la banda de Metal Industrial Darkcell -que narra la voz en off- arranca “Devilish Deeds” el nuevo álbum de Killus. Un disco con 14 cortes que, sinceramente, creo que es lo mejor que han parido hasta ahora.

Killus comienza una nueva era, con este trabajo conceptual “que muestra como el mundo es un lugar muy desigual y dispar, en el que nunca te sentirás totalmente seguro” nos cuentan.

Han vuelto más cañeros que nunca, más heavies, más versátiles, más oscuros, más duros y menos maquineros, aunque bien es verdad que su contundente metal industrial sigue presente. Pero le han dado un pequeño giro a todo bebiendo de distintas fuentes y llevando todo tipo de influencias a su terreno. Con ello han conseguido que “Devilish Deeds” sea un disco más variado, más entretenido y en definitiva mejor y más divertido.

Su nueva imagen va enfocada al concepto del álbum, los "hechos diabólicos", entorno al concepto basado en tres hechos metafóricos que nos contaba en su entrevista Javi Ssagittar en nuestro programa de radio. El primero es el descenso a los infiernos o la búsqueda de la superación en un mundo gobernado por la codicia. El segundo es el caos mental producido por toda la presión que sufre el individuo en el mundo actual. El tercero y el último es la repudia total al catolicismo. El maquillaje representa un poco visualmente ese anticristianismo.


“Devilish Deeds” es la primera canción del disco, con un tono Die Krupps que es el denominador común de este disco en el que a nivel compositivo creo que el salto es bastante grande también. “Vortex” comienza con Javi Ssagittar recordándonos con su voz los tonos graves venidos del norte de Europa a lo To/Die/For en una canción muy heavy donde cuando coge temperatura en el estribillo me recuerda una barbaridad a Das Letzte Einhorn, o lo que es lo mismo, a Misha, el vocalista de In Extremo. No es la única vez que lo siento así, vuelve a pasarme muchísimo en “For Death I Lust”.

Y es que Javi Ssagittar da mucho juego a las voces. Cambia mucho de registro y siempre parece acoplarse a la canción con el tono que se necesita. Sabe ir de tonos más agresivos a otros más limpios, más melódicos y en con esa variedad el grupo crece. 

En temas como “No More Hope” o “Ascending Antichrist’ te das cuenta de la cantidad de pistas que llevan los coros y como se juega a veces también con la voz solista a base de capas a lo Blind Guardian. Precisamente esta es una de las canciones más ricas de todo el disco. Tiene unos fantásticos cambios de ritmo y te lleva del sonido maquinero industrial al heavy metal con solo incluido.

Son capaces de crear canciones maquineras como “The End of the Vatican” para luego meterles unas buenas guitarras y un solo brutal de Quim Mas, de los punk rockers CRIM, logrando al final un tema agresivo y no tan bailón como lo parecía. La sección rítmica es muy contundente, con una batería que se dispara en velocidad para cuando frena dejar entrar con más nitidez al bajo.


“Flash of Mercy” va situada en el ecuador del álbum, con unos coros fundamentales en toda la canción que acaba siendo acompañada por los coros de la intro, dando así continuidad a un álbum al que los solos -el disco de Killus que más desarrolla esta faceta- hacen que suene más heavy que los discos anteriores, aunque no faltan teclados abundantes y deslumbrantes orquestaciones. 

“A Perfect Paradigm [MMXX]”, tema con el que habían presentado a Javi Ssagittar se ha regrabado tras haber sacado la versión primitiva de forma maratoniana. Al funcionar tan bien le hicieron unos pequeños cambios a nivel instrumental con los que el tema ha ganado.

Mención aparte merece “El Péndulo”, en castellano, que rinde tributo a los primeros tiempos de la banda pero viene también a dar un guiño a los que reclamaban al grupo un mensaje un poco más directo. 

La versión del clásico de Roxette “The Look” -tema que ya tenían grabado antes del fallecimiento de la vocalista de la banda sueca- es sencillamente alucinante. Justo la estaban mezclando cuando salió a la luz el fallecimiento de Marie Fredriksson. Al ver la noticia pensaron no sacarla, pero fue el sello, Maldito Records, quien les quitó la idea de la cabeza, afortunadamente. Precioso homenaje.


El álbum se ha grabado principalmente en Hell's Studio por Ruk, fundador y creador del sonido original de la banda. Como no podía ser de otra manera, una vez más han contado con Enrique Soriano para la mezcla y masterizado en Crossfade Mastering Studio, dándole un sonido extraordinario y único.

La portada y el trabajo artístico ha sido realizado por Leidbild desde Alemania; la fotografía a cargo de Irene Bernad y, finalmente y como siempre, algo muy importante en Killus, la nueva imagen de la banda a cargo de Vixteria Hollow, maquilladora oficial.

En definitiva, Killus presenta su mejor, más rockero, más metal y más variado disco de toda su historia. Hasta "The Look" lleva solo. 









© Diario de un Metalhead 2020.

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