Bólido proceden de Santiago de Chile y llevan ya unos años dando guerra. De hecho su anterior disco, “We Are Rock”, vio la luz en 2014 a través del sello californiano Stormspell Records. Parece ser que para este “Heavy Bombers” no se ha prolongado la relación con los estadounidenses y se encuentran meditando muy mucho en manos de quién dejar un producto que ha sido completamente autofinanciado y autoproducido. El cerebro que está detrás de toda la operación es Johnny Triviño. En su persona no sólo se focalizan los roles de vocalista, de cantante y de percusionista sino que, además, ha sido él quien ha producido el disco y también es el autor de la portada del mismo.
Todo esto está muy bien, sobre todo si además te ayuda con las ideas, con las letras y con la composición un fiel escudero como es Vic Deimos, bajista, pero… ¿Qué vida en directo puede tener un grupo con dos integrantes? Ninguna, ya que la solución de ir poniendo parches y tirando para adelante con músicos momentáneos no parece ser la mejor. Así que la banda se encuentra en la actualidad en pleno proceso de buscar una alineación sólida con la que poder comenzar a presentar el disco en directo. Lo que más les urge es encontrar batería pero también andan detrás de un guitarrista ya que el anterior acompañante de Triviño a las seis cuerdas, Max Taylor, abandonó la nave hace unos años. También, como ya insinué anteriormente, están buscando en manos de quien editar en físico una primera tirada de Cds y, por qué no, de vinilos. El disco está disponible online en Youtube, también para descargar, en Spotify, en iTunes… pero ellos, lógicamente, aspiran a ver su obra en formato físico.
Y es una aspiración completamente entendible si tenemos en cuenta que detrás del disco hay seis meses de trabajo con un resultado muy notable. Realmente estaba impresionado mientras escuchaba el disco las primeras veces tanto con la calidad de las composiciones como por el sonido y los detalles que tienen cabida en cada canción, pero una vez enterado de que todo esto está realizado completamente de forma casera… En fin, no he estado en una cueva los últimos quince años y sé de sobra lo que se puede hacer con las nuevas tecnologías pero lo que aquí se nos propone es un trabajo fruto a partes iguales de un esfuerzo metódico muy a tener en cuenta y de un mimo, un cariño, un empeño y un inconformismo fuera de lo normal.
¿Bólido? Aún recuerdo el sketch de Julián López con el también humorista Joaquín Reyes, el primero haciendo de Vicentín y el segundo de Niki Lauda. Quién no lo recuerde o no lo conozca que lo busque, por favor. El caso es que Vicentín hablaba de las virtudes de una palabra tan sugestiva como “Bólido”. ¿A dónde quiero llegar…? Vamos allá. La pregunta es la siguiente: ¿Está a la altura la música que nos ofrece la banda chilena con la sonoridad del nombre con el que se han bautizado? Solemnemente sí. La primera “The Absolut Dominion Of The Skies” se sobra por sí misma para que una discográfica de nivel les asegure una distribución y promoción como tiene que ser. Sus casi ocho minutos de duración son adictivos. Agresividad y velocidad a través de un sonido y formas que nos llevan a la época del “Ram It Down” y el “Painkiller”. Solos cojonudos, estribillos con gancho…
Con el segundo corte siguen tocados por la varita mágica ya que “Never Ending Road” mantiene el nivel por si alguien se pensaba que la inspiración era flor de un tema. “War Machine” es un tema al que le tengo un cariño especial. Mucho más enrevesado y sucio que los dos anteriores se adentra sin pudor hasta el corazón del sonido US Metal sin solucionar la papeleta únicamente a base de velocidad. Temas como “Rock and Roll Days”, muy enraizado en el Hard Rock angelino de finales de los 80, o “Win Lose Or Draw”, que demuestra una vez más que si tienes una buena banda rockera y no interpretas tu propio himno a lo Thin Lizzy no eres nadie, pone de manifiesto que no sólo estamos ante un álbum de mover el cuello a la velocidad de la luz, sino que hace gala de una variedad que, quizá le faltaba a su primera obra. Me gustaría destacar también la homónima “Heavy Bombers”, un tema con mucho gancho y unas guitarras rítmicas muy conseguidas, y “Supersonic” que, con ese nombre, no podíamos esperar otra cosa que el galopar a toda velocidad sin descanso.
Nos encontramos, sin duda, ante un álbum notable que combina momentos rápidos, pesados, agresivos, incisivos y melódicos lo cual dota al resultado final de cierta frescura y variedad. Si yo fuera el dueño de una de esas discográficas especializadas en Heavy Metal tradicional no tardaría ni un poco en darle la oportunidad que se merece a este disco, pero como no lo soy, lo único que puede hacer es escribir estas líneas recomendándolo.