Por Larry Runner.
Aunque alguno piense lo contrario (él se lo pierde), hace mucho tiempo que el metal extremo estatal no es cosa de un sólo sello o de unos pocos elegidos. Hay gente muy buena y muy auténtica repartida por toda la península. El disco del que vamos a hablar es fiel muestra de ello y de que nadie se puede sentir el rey del universo lamiéndose su propio pito día y noche, porque aquí en cuanto te relajas, te pegan la gran pasada y que quedas con cara de tonto.
Dos potentes bandas extremas del norte de España unen sus fuerzas en esta “Alianza para la Dominación del Death”. Así se titula el álbum pero en inglés “Alliance for Death Domination”. Espectacular edición en vinilo de 10”, aquel formato que tanto triunfara en los 90, con versión en cd y en digital.
La primera de las caras es para KARONTE, veterano combo cántabro que lleva desde 1994 dando guerra. Tres temas cubren el lado A, cantados en castellano como es costumbre en esta formación. No me da miedo afirmar que lo que desprenden en este split me parece bastante mejor que lo ofrecido en “Vivo y Resucitado” y que en “Paraíso sin fe”, los dos discos que yo había escuchado de los cántabros. No es que sea yo el mayor de los entendidos en death metal, lejos estoy de eso, pero sí que sé cuando algo me gusta y cuando no, y “El Ocaso”, “No Hay vida sin dolor” -mi favorita- y “Dominación”, los tres cortes que nos ofrecen aquí los cántabros, me gustan.
Y es que KARONTE ofrecen un death bruto, pero sin pasarse y al que dotan de una elevadísima dosis de melodía que les hará acercarse a una mayor cantidad de público que quizás sea reticente a este tipo de música. Vale, probablemente los que pasan del death no tengan la curiosidad de ponerse a escuchar ahora de repente los tres temas de KARONTE, pero a buen seguro que cuando toquen en vivo las canciones se ganan a más de un nuevo fan en cada concierto si son capaces de mantener su lado melódico.
BLOODY BROTHERHOOD ofrecen dos cortes en su cara, evidentemente un poco más largos que los de KARONTE. Los vascos nos hacen llegar dos temas bien diferentes. El primero es “In Tyrant’s Land”. Crudo, de la vieja escuela, severo e intenso, sin demasiado brillo y nada nuevo bajo el sol. “Thousand years of lies” es el segundo de ellos. Aquí le han incorporado unos teclados que sobredimensionan la música de la banda y la dotan de una melodía que hasta ahora era más bien testimonial. Sin duda se ha convertido en mi favorita del grupo, una banda con la que me siento en deuda, pues cuando se pasaron por Asturias ... fallé. Algún día me quitaré la mancha, lo prometo.
La alucinante portada es de Joaquín Fernández Campuzano. Si te gusta el estilo y aún no lo tienes, corre a por él, pues el vinilo ha salido limitado a 250 unidades. Cómpralo aquí.
© Diario de un Metalhead 2017.