domingo, 13 de noviembre de 2016

THE POET’S SILENCE: The Poet’s Silence (2016 - Rock CD)


Por Larry Runner.

Es difícil intentar analizar un disco tan bueno y no cagarla. Es fácil no estar a la altura y no saber plasmar en palabras todo lo que te aporta, quedarse corto, no saber transmitir todo lo que hace que te llene la música que te entregan con tanto cariño y pasión.

THE POET’S SILENCE son de Monforte de Lemos, Galicia. Allí nace este quinteto que han destilado, como quien destila orujo, un álbum enorme. Ocho cortes con una calidad musical de impresión a los que al final Dani Sevillano les pone el envase, o sea, que la mezcla y la masterización la realizaron en los Distrito Federal de Oviedo.

Abre el álbum una preciosa intro instrumental de casi tres minutos que transporta a su bella tierra, para que te sitúes y sepas por donde vas a caminar la siguiente media hora de tu vida, porque una vez pulsado el play, ya no pulsarás el stop.


“Someone to love” es la primera de las canciones, con aires de stoner, entra fácil, con una voz fantástica que parece haber nacido para cantar temas así. Detrás viene “Sono”, sueño en castellano, un tema cantado en gallego, donde el grupo pega un buen cambio. El tema me lleva a los 70’s, a la época del progresivo español, tal cual te cuento. Es alucinante, aunque también me recuerda a aquellas bandas que escuché de crío cuando empezaba con esto. Creo que es un tema que bien podría haber ido en un álbum de aquella época de Topo o Asfalto. Esencia añeja con sonido actual.

Vuelta al inglés para “Sons”. Enorme canción con aires de balada hardrockera, donde las guitarras están trabajadas con una sensibilidad especial y donde las voces van a dúo, jugando con el contraste entre una aguda y otra más grave que hacen que sea un temazo. “Alcanza la luz” viene en castellano y me devuelve a la época descrita con “Sono”, tal cual. La canción exige a Sergio Varela, el vocalista, lo mejor de sí mismo. Y lo da.


Detrás viene “Nuckelavee”, perfecta para dar palmas en vivo, botar y desmelenarse. Me suena a irlandesa o de las High Lands, tiene el aire folk de Thin Lizzy. Evidentemente no me iba a quedar con la duda del título, así que acudí a Google y fue fantástico ver que las sensaciones eran buenas. El nuckalavee es un demonio con forma de caballo -como un centauro- de la Mitología Orcadiana y es el más horrible de todos los demonios de las islas escocesas. Lo clavamos chavales. La canción, evidentemente, es alegre y hace que apetezca una Guinness. Los aires folk permanecen en la tranquila y corta instrumental que va detrás: “El dolor de tu mirada”.

Cierra “Rain”, el tema más largo de un disco que entra bien y se hace corto, como la canción, intensa y un poco mezcla de todo. Un excelente colofón a un muy buen disco.  Me encanta.

El libreto es fantástico, con fotos y con todos los textos, como debe de ser. No entiendo el significado de la portada, así que no la juzgaré. Habrá que entrevistarles para ver qué han querido expresar con ella. Tendrá que ser pronto, que al menos llevo con este disco dos meses de retraso. Mis disculpas.







© Diario de un Metalhead 2016.

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