Por Diego Rodríguez Líebanas.
Fenriz, batería de Darkthrone, regenta un blog denominado Band Of The Week, en el que, como su nombre indica, publica semanalmente una entrada en la que da a conocer una banda nueva y poco conocida de Heavy Metal tradicional, Black Metal, Doom… que cumple sus estándares de calidad y su estricto modo entender cómo una banda metálica debe sonar. A través de esta publicación me he topado con bandas tan interesantes como Ghost, Christian Mistress, Züül, Year Of The Goat… y también con CAUCHEMAR. Fue su primer trabajo, “La Vierge Noire”, EP de veinte minutos, el que me enganchó durante una temporada por la frescura de una propuesta bastante peculiar dentro del Heavy Doom.
Proceden de Montreal, que pertenece a la zona francoparlante de Canadá, y no se cortan en utilizar su idioma materno. Así pues, el francés se convierte en un ingrediente a tener en cuenta en el trabajo vocal, aspecto que se acentúa gracias a la personalísima manera de interpretar de la cantante Annick Giroux, que absorbe la influencia vocal del rock oscuro de finales de los sesenta y los setenta. No tiene lo que se considera una gran voz, pero sí es una gran intérprete ya que cada una de sus melodías vocales, con carisma y sutileza, te hipnotiza introduciéndote en terreno oscuro y melancólico sugestionándote sobremanera. El otro integrante primigenio y original es François Patry, guitarrista, cuya simpleza y naturalidad a la hora de rasgar las seis cuerdas tiene como resultado unos riffs sencillos y efectivos que funcionan muy bien amparados en un sonido desnudo y directo alejadísimo de efectos y sobrecargas.
Tengo que reconocer que después de “La Vierge Noire” les perdí un poco la pista en cuanto a lo musical pero no en otras facetas ya que gracias a la magia de las redes sociales me llegaban informaciones puntuales. Cabe destacar dos cuestiones sobre todo. La primera es que, aunque no os lo creáis, Cauchemar ya tiene a sus espaldas un World Tour en toda regla. Annick y François, ahora mujer y marido, se liaron la manta a la cabeza, tiraron de agenda, y se fueron a dar la vuelta al mundo durante dos años, llevando a cabo una gira muy particular para la que contaron con la ayuda de músicos que les acogían allá por donde iban y se juntaban con ellos para dar conciertos. La banda en un principio no tenía bajista, de hecho no hay bajo en “La Vierge Noire”, por lo que “únicamente” necesitaban un batería que les acompañara en directo. Así, Cauchemar ha llevado su música por… ¡Atención! México, Colombia, Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Japón, Corea del Sur, China, Vietnam, Laos, Camboya, Tailandia, Malasia, India, Nepal, España, Francia, Alemania, Dinamarca, Inglaterra, Bélgica, Suiza y más.
Toda la experiencia quedó reflejada en el blog “Into The Void”, a través del cual se puede observar cual es la otra pasión de la pareja: la gastronomía. Y aquí llegamos al punto en el cual dejo caer la siguiente pregunta… ¿Qué tal si os digo que quizá muchos de vosotros habéis comprado, tenido en vuestras manos o habéis hablado de un libro escrito por Annick Giroux? Sí, no os sorprendáis porque yo ya me lo he topado en varias casas. Se trata de “Hellbent for Cooking: The Heavy Metal Cookbook” recetario inspirado en las grandes canciones y bandas de la historia del Heavy Metal con una lista de colaboraciones tan extensa de miembros de esos grupos que mejor que lo investiguéis vosotros mismos en Wikipedia.
Tres años después de “La Vierge Noire”, en 2013, sacaron a la luz su primer LP denominado “Tenebrario” para el que ya contaron con un bajista como miembro de la banda de la mano de Andrés Arango. La introducción del bajo supone que la banda da un paso hacia un sonido un poco más estándar pero gana en matices y en peso. En este “Chapelle Ardente” se combinan de forma certera los diferentes cortes posibilitando que la escucha sea fluida y muy disfrutable. Así te puedes encontrar temas como la inicial, crujiente y lenta Nécromancie que te envuelve desde el principio en un halo de penumbra y misterio. Sepolta Viva, por su parte, tiene un rollo mucho más movido y duro que le acerca a la NWOBHM. Un gran trallazo es Funérailles Célestes con un riff principal en el que se enredan y desenredan guitarra y bajo de forma magistral y con un interludio de una gran delicadeza. Puedo escucharla diez veces seguidas sin cansarme.
"Main de Gloire" es más rápida y nos lleva directamente a los Judas Priest más setenteros. Quizá por sus teclados iniciales y su cadencia le veo un rollo gótico a "Voyage au Bout de la Nuit", lo cual, si os paráis a pensarlo, no es tan descabellado debido a los ingredientes que utiliza la banda. Le Valle des Rois con unos elementos percutivos grandilocuentes pero discretos es mucho más épica y afilada en lo que puede considerarse un ejercicio propio de la escuela Mercyful Fate. De nuevo se pisa el acelerador para L´Oiseau de Feu, otro gran tema con un riff de guitarra muy conseguido. Otra pequeña joya es Étoile D´argent, más rockera y ligera. La última canción, La Nuit des âmes es, además, la más larga pero, a mi modo de ver, es un tema monótono al que le falta el gancho de los anteriores cortes.
Del sonido ligeramente sucio de aquel primigenio “La Vierge Noire” hemos pasado a una producción pulcra, nítida y limpia en este “Chapelle Ardente” que huye de las sobrecargas pero que introduce efectos puntuales de campanadas, el graznar de los cuervos, voces o gritos lejanos, que siempre aparecen para mejorar lo que hay. Con respecto a los teclados, cabe destacar que han sido grabados en una capilla con un órgano de 1880, lo cual explica la calidad de un sonido que llama la atención por su autenticidad. Con este disco Cauchemar dan un puñetazo encima de la mesa demostrando ser una banda que tiene mucho que decir en el actual panorama del Heavy Metal Doom. De hecho en estos momentos se encuentran embarcados en un extenso Tour europeo que, tristemente, no pasa por España. Esperamos poder disfrutar de su directo en el futuro.
