Una semana más, Iván Fernández nos trae su desenfadada crónica sobre las andanzas del metalhead Alberto Marín en Masterchef. Como siempre, la redacción va encontrando sentido dentro de la escena asturiana, algo que parece inevitable. Los de la zona lo entenderán. Aquí va el relato del Capítulo IV. El V llegará muy pronto.
📝 Iván Fernández.
Esta semana no hubo referencias a clásicos, al rock, a sus bandas, pero eso no quita que no haya algo que siempre te recuerde a la tierrina, a la escena, a las cajinas…
En esta ocasión ya en la primera prueba, la presencia de una actriz asturiana, gijonesa para más señas, Blanca Romero, concursante de la última edición de la edición Celebrity.
Asturiana de pro, que no oculta su acento, ni la forma de hablar de los asturianos. Huyendo de palabras inventadas, para disgusto del erudito del “arguyu” y del “he ido”, puso la nota alegre a la primera prueba, en la que Alberto, no pudo luchar por el Pin de la Inmunidad. Muy épico, muy power… muy Libertalia.
Hay 2 o 3 personajes que encajarían perfectamente, si lee esto la sub-secta Teatinos ya sabe. El legionario terraplanista, que por cierto se durmió mientras valoraban; la asesora financiera que no quiere estar en el programa; la marroquí a tiempo parcial… La verdad es que el equipo de casting se tiene que echar unas buenas risas. Y que encima les paguen por ello...
Nos vamos a la prueba de exteriores, Guadalajara fue la elegida en esta ocasión. La negociación era vital en esta prueba. Claro que el capitán del equipo rojo, en el que estaba nuestro metalhead, no estuvo nada hábil en ese noble arte. De esto podría haber discutido Alberto, que asegura ser buen negociador, y de la que doy buena fe, con Angela, concursante madrileña que además de cocinar es batería, cazatalentos y agente de zona de bandas. Espera… acabo de tener un… no, no se parece a nadie. La escena te corrompe la mente.
El enfado de Alberto era patente con su capitán, que le llevó a errar su elaboración. Unas clásicas gachas que tuvo que rehacer y que, finalmente, aunque su equipo estaba condenado a la prueba de expulsión, recibió el reconocimiento de los comensales. Riff-irrafes en las valoraciones, un buen ambiente sin puyas, indirectas entre los concursantes que siempre se agradecen. Y nos vamos a la prueba de expulsión.
Sorpresa al llegar a plató y ver de nuevo en los puestos de cocinado… ¡CAJINAS! (foto de cabecera). En ellas manzanas. Pues a cocinar siendo el ingrediente principal. La prueba consistía en hacer covers, o tributos a otros grandes chefs. Alberto tuvo que realizar un cochinillo al que le “falta un poco de cocción para ser delicioso” dejaron entrever los jueces. Prueba superada. Otra semana más.
A por el siguiente programa, que será en la doble entrega que nos anunció la cadena pública para la semana en curso, y que nos llevará a los carnavales de Las Palmas. Veremos a ver qué nos depara el programa de esta noche.
© Diario de un Metalhead 2024.
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