Por Simón García López.
Esta es la reseña más difícil de afrontar por varios motivos,
aunque el fundamental sea que sin
duda y cada día más, MESHUGGAH es mi grupo preferido. Voy a aprovechar por
tanto para romper unos cuantos mitos y/o aclarar unos cuantos puntos respecto a
ellos que desde hace mucho pienso y quería en algún momento exponer.
No hay nadie en todo el panorama metálico mundial como ellos
y no lo habrá. Esto no es una elucubración mía. Es constatable. Todos los
grupos que se os vengan a la cabeza relacionados con ellos o similares en
estilo han sido influenciados por MESHUGGAH. La mayoría lo reconocen
abiertamente porque no hacerlo, no reconocer el valor de los suecos a día de
hoy es un síntoma de profunda estupidez o ignorancia. Su influencia es
equiparable a la de Black Sabbath, AC/DC, Metallica, Death, Korn, o cualquier
grupo que haya ayudado de manera decisiva a crear un estilo marcando a futuras
generaciones. Sé perfectamente lo que digo, no me he vuelto loco. Quien no
entiende o disfruta su música es probable que no entienda esto y quizás nunca
lo llegue a entender. No entenderá su calidad, su influencia sobre la música
metal actual. Que no te gusten es normal, respetable y lógico. Que no
reconozcas su valor e importancia es estúpido.
MESHUGGAH no es un grupo “moderno”. Este es un matiz que
creo necesario aclarar también. Es un grupo moderno por pertenecer al tiempo
actual, pero no por ser moda o dejarse arrastrar por la moda. Llevan tocando
desde hace casi 30 años y llevan 20 siendo referencia e innovando sin fijarse
en nada ni nadie más. Han tenido sus influencias y han tenido la honestidad
además de reconocerlas y dejarlas por escrito en el interior del libreto de
“Destroy, erase, improve”, pero después de eso, MESHUGGAH son simplemente MESHUGGAH. El “moderno” copia o deja que su música sea influenciada por lo que
toca en ese momento, como han hecho Machine Head en varias ocasiones a lo largo
de su carrera por citar el caso más ridículo que se me ha ocurrido ahora mismo.
Recuerdo cuando incluso Lars Ulrich en 2003, estando a punto de sacar “St.
Anger”, comparó en una entrevista el trabajo en ese disco de Metallica con el
de MESHUGGAH, a lo que los suecos, al ser preguntados al respecto sobre qué les
parecían esas declaraciones, simplemente respondieron que no entendían qué
relación existía en ese momento entre ellos y Metallica. La moda en ese momento
era relacionarse con ellos de alguna manera por ser uno de los grupos que
estaban revolucionando el metal de manera radical, cosa que Metallica
pretendieron de alguna manera con “St. Anger” y no consiguieron. Hace 13 años
ya.
Si miramos hacia la historia del grupo, como siempre cuando
se revisa la historia, entenderemos mucho mejor de dónde surge todo esto.
Tras “Contradictions Collapse” de 1991, primer disco que
dejaba entrever la deriva futura y “None”, un Ep de 4 temas donde se apreciaba
la evolución, MESHUGGAH explotó por primera vez con el “Destroy, Erase, Implode” en 1995, primer trabajo realmente maduro de la banda. En Suecia tras
ese disco ya comenzaron a ser influencia para otros grupos y en Europa se
descubrió a un grupo con una propuesta diferente y arriesgada. Desde ese
momento, desde el momento en que establecieron sus bases no dejaron de mutar y
evolucionar. En 1998 llegó “Chaosphere”, el disco más extremo sin duda y cuyo título
describe perfectamente lo que encierra. Disco único e irrepetible en el mundo,
sin referencia ni en el pasado ni en el futuro, disco que los puso en el mapa
Europeo finalmente estableciéndolos como banda de culto y referencia indudable.
Y tras esos dos discos y un recopilatorio titulado “Raretrax”, en 2002 llegó
“Nothing”.
“Nothing” supuso la bajada de tono característica ayudada
por unas guitarras exclusivas y personales de 8 cuerdas y un bajo de 6 que
profundizaban en la atmósfera, pesadez y oscuridad de las composiciones; supuso
el asombro y reconocimiento del panorama metálico mundial sobre todo tras
colarse en el Ozzfest americano; el reconocimiento de la crítica la cual se
rindió en su mayoría a su propuesta, y el hallazgo casi definitivo de la
identidad del grupo. Y digo casi definitivo, porque aún quedaba el último paso.
Un último paso que llegaría en 2006 con la regrabación de las guitarras, bajo y
remasterización del “Nothing” editándose con el título de “Re-Nothing”, trabajo
que tengo la impresión de que ha pasado un tanto desapercibido por desgracia.
Para llegar a ese sonido, MESHUGGAH se pasaron 4 años con la
idea de hacer un disco unitario temáticamente. Su primera prueba fue “I” en
2004, EP de 21 minutos de una única pista. Su segunda fue “Catch 33”, editado
un año después, disco también unitario
temáticamente que para ayudar en la escucha se separó en 13 pistas. “Catch 33”
es desde mi punto de vista el trabajo menos accesible de toda su discografía.
Una pesadilla que profundizaba en lo grave y crujiente de las guitarras y bajo,
una amalgama sónica pesada y aplastante que genera una sensación de opresión y
angustia extremas. “Catch 33” supuso la definición del sonido perfecto, lo que
andaban buscando y ese sonido se plasmó en “Re-Nothing”. Thordendhal declaró
que el resultado de “Re-Nothing” era lo que él en 2002 buscaba para “Nothing”. Habían
descubierto su personalidad definitiva. Todo lo que ha venido después ha sido
un desarrollo de ella, sin grandes cambios ni alteraciones. Tanto “Obzen” como
“Koloss”, sin repetirse, no han supuesto grandes avances. Simplemente la han
explotado y disfrutado, y con eso han alcanzado su actual status.
La primera impresión que genera el nuevo disco es que han
cambiado una vez más. Han dado una nueva vuelta de tuerca a su propuesta, cosa
que sinceramente no me esperaba ni sabía muy bien cómo podrían lograr, pero lo
han hecho. El nuevo disco poco tiene que ver con sus antecesores, a no ser el
sonido característico del grupo ligeramente más limpio, un poco menos crujiente,
sin duda influenciado por Tue Madsen quien toma las riendas de la producción en
este caso. Además en este disco encontramos la novedad de que ha sido grabado
en directo y eso hace que gane en riqueza y sutileza, escuchando detalles que
con las programaciones se perdían, sobre todo de Haake a la batería, quien
vuelve a superarse en este disco demostrando un nivel sobre todo compositivo
inimaginable para cualquiera. Porque una cosa es ejecutar y otra componer. En
resumen, “Obzen” y “Kollos” eran un grupo de piezas unidas entre sí, mientras
que “The violent sleep of reason es una única pieza gigante y robusta.
¿Qué nos encontramos en “The violent sleep of reason”? Nos
encontramos con el disco más complejo, oscuro y denso de toda la carrera del
grupo. Canciones largas y de estructuras muy elaboradas como “Clockworks” tema
de entrada con el que desde el principio te descolocan como había ocurrido en
“Chaosphere” o “Violent sleep of reason”, quizás la canción más pesada llena de
riffs aplastantes y monstruosos, como los monstruos que encierra nuestra propia
razón, motivo temático del disco tomado de la obra de nuestro inmortal Goya.
Es un disco difícil para un amante del grupo y me temo que imposible
para alguien que no lo sea. Un disco que quizás cometa el pecado de ser
excesivamente robusto y plano, y lo es por una razón: no tiene hits, no hay
canciones que rompan la densidad en la casi hora de duración. “Monstrocity” lo
intenta con un ritmo más animado y convencional, más asequible, más bailable,
pero una vez vamos superando canciones nos vamos adentrando en la densidad. Esto
también tiene una explicación. Thordendal no compone nada y eso se nota. En
este disco su trabajo se centra en los punteos y en esos acompañamientos
atmosféricos tan característicos. Él, sin quitar méritos al resto, es el
creador de la mayor parte de las canciones más conocidas y representativas de MESHUGGAH. “Bleed”, “New millenium cyanide christ”, o “Future breed machine”
son ejemplos de esas canciones referencia que casi todo el mundo conoce del
grupo. La carga compositiva recae en este caso en Hagström, Haake y Lövgren. Tanto
“Obzen” como sobre todo “Koloss” eran discos más variados, con canciones muy
diferenciadas entre sí. “The violent sleep of reason” es un disco absolutamente
compacto y homogéneo. Resulta muy complicado destacar un corte por encima de
otro, y creo que de hacerlo ya se han encargado ellos con los dos primeros
adelantos, “Born in dissonance”, un tema muy “Nothing” que no se salía mucho de
la tónica habitual y que junto a “Ivory Tower” al ser de Hangtröm son las dos
donde hay una mayor referencia a canciones de discos anteriores, por un
concepto de intensidad que explicaré más adelante, y “Nostrum” que sí que
removía los cimientos. Una canción bestial en pesadez y oscuridad, con un
pasaje intermedio cercano al Death metal con Thordendal punteando y donde Haake
no deja casi en ningún momento de redoblar como si se tratase de un ritmo más. Una
canción que se entiende mejor si se escucha unida a la anterior “Stifled” por
ir unidas a través de un enlace atmosférico genial.
Matizo que no quiero decir que sea peor el disco por ser
homogéneo, pero sí creo que el punto negativo del disco es la excesiva
homogeneidad que puede llegar a convertirse en monotonía. En su música, como en
todas, pero más incluso en la de ellos por su propuesta, ha de haber un
equilibrio para no saturar. Creo que no lo han encontrado o no han querido y
esa es la mayor crítica que le puedo hacer al disco. Jens Kidman ha tenido un
trabajo complicado a causa de esto y su voz se ha contagiado de la tónica del
disco. Su registro es más plano que nunca, más oscuro también, y esos arranques
de rabia con los que te levantaba del asiento están muy controlados. Los echo
en falta, aunque su trabajo es sobresaliente como siempre. Es un cantante con
un tono único, el perfecto para el grupo. Muchos han querido imitarlo, pero es
imposible. Si algún día, Dios no lo quiera, le ocurriese algo el grupo perdería
la mayor parte de su identidad porque es insustituible.
He de reconocer también que me ha costado asimilar el disco
porque he perdido una referencia que era característica. Era fácil para mí
engancharme a los temas porque tenían la peculiaridad de que cada canción y en
general sus discos tenían trayectorias ascendentes en intensidad. A esto me
refería anteriormente al hablar de “Born in dissonance” e “Ivory tower”. Mi
emoción crecía con cada cambio, con cada aumento de la intensidad, de la
emoción. Esa manera de estructurar los temas también se ha perdido, sólo se
encuentra en ciertos momentos, pero no como idea principal. Han enrevesado las
estructuras, los cambios de ritmo e intensidad son más complejos ahora y eso ha
hecho que el esfuerzo para entender lo que escucha se convierta en máximo.
Necesito entender el sentido de las canciones para disfrutarlas y me ha costado
más que nunca. La que más ha sido “By the ton” sin duda, con un desarrollo
compositivo intermedio que parte el sentido “lógico” de cualquier riff (min
2:40). Y es que la pareja compositiva Haake/Lövgren, pone las cosas duras.
Respiro cada vez que Hagström toma las riendas.
Cierran el disco “Our rage won´t die” un tema que recuerda a
“Pravus” de “Obzen” con un riff matemático inicial marca
de la casa e “Into decay”, canción ya típica de los cierres de MESHUGGAH,
lenta, pesada y oscura, canciones que de alguna manera hacen que tu visión y
sensaciones siempre sean de cierto pesimismo melancólico cuando termina
cualquiera de sus discos. Una sensación de abatimiento. Titulándose “Into
decay” no esperéis alegrías.
En definitiva MESHUGGAH proponen un disco denso y compacto,
una nueva evolución a su música, sorpresa agradable con la que no contaba, pero
con el pecado de no saber salir en ciertos momentos de su propia densidad.
Sus discos son como los buenos vinos, cuando más se escuchan
más ganan y la complejidad es tal con “The violent sleep of reason” que
podremos pasarnos mucho tiempo saboreando y disfrutando su propuesta. A buen
seguro que el tiempo aclarará mis ideas, pero para mí esta es la constatación
de que estamos ante un grupo monstruoso, fuera de catalogación y baremos a
quienes no se les puede aplicar la misma tabla de medir que a los demás.
Piensan de otra manera. No tienen límites. Son otra cosa.
© Diario de un Metalhead 2016.
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