sábado, 29 de octubre de 2016

MINDSCAR: Whats beyond the light (2016- Autoeditado)


Por Sonia M.

¡Orlando cuanto te quiero! No, no hablo del tomate... Bueno, mejor empezar por el principio.

Me encanta la música. Pero no encantar de.. ¡Oh, que bonito! Es algo adictivo sin medida. No puedo vivir sin ella. Me encanta dedicar parte de mi tiempo a ello porque suceden cosas maravillosas como la que hoy vengo a contar. Un mail, una banda y una promotora que no has oído en tu vida. Pues le damos al play a ver que tal. Te vuela la cabeza. Sin anestesia. Con 20 segundos del primer tema ya sabes que te va a encantar. Y te encanta. Lo flipas. En esas estoy, hablando de estos chicos de Orlando MINDSCAR que si no llega a ser porque estoy metida en estos asuntos ni me entero de su existencia. Estaban destinados a caer en mis orejas. ¿Comprendéis ahora?



Dios, que bendición. Le da mil vueltas a millones de cosas que he ido a escuchar con toda la emoción, con toda mi alma. Y la banda se marca un mojón de los gordos. Oh, gracias destino. ¿Qué es esto? Sinceramente, caña de la buena. A ver, investigando pone entre otras etiquetas metalcore. Pero ya no sé a que atenerme con esa etiqueta. Ahora está todo de repente metalcorizado. No. Esto va más allá. No os marchéis aún, por favor.

Aquí hay death metal, metal progresivo, muchos blast beats... Un poco de esto, de lo otro y muchos guiños a los DECAPITATED polacos. Hay hasta pasajes medio blackers. La voz es un escupitajo. No sé, ¿amor a primera escucha? A veces estas cosas se desinflan por si solas. Te emocionas y lo coges dos días después y no ves nada de lo que habías visto entonces. NO.


Sigue estando. Es un monstruo. Un monstruo acojonantemente aplastante. Me supera. El compañero Simón podría decirme que demonios hacen estos chicos de Orlando, pero por si acaso mejor no le pregunto que igual soy yo que me lo estoy flipando mucho. Prefiero no asustarle.

No, en serio. No hay tema igual. Una locura sonora. ¿Puede ser una locura sana? No sé. Y no, no es eso de que van a piñón y cada tema es un calco del anterior. Para nada. Cada tema es salvaje, con unos cambios bien guapos, con una idea clarísima y sin caer en la monotonía. Parece tan sencillo y es tan complicado que se me escapa de las manos. Y os soy sincera, la producción no es la mejor del mundo. Sin embargo, es perfecto. Sonido crudo, directo a la yugular. Apasionante es la palabra. Y dolor de cabeza también. De lo intenso que llega a ser me tengo que quitar los cascos y relajarme un rato. Pero por dios, necesito seguir con esto.


Degustación de cada tema esperando ver que inventan. ¡Qué apasionante camino! Fijaos en "Cerberus", ¿qué es ese demonio? ¡Y como me gusta! O en "A faceless force that must die", apabullante. Se ponen técnicos a más no poder, pero con suma elegancia. Luego le dan cera a la apisonadora como con When the soul dies y a seguir el martillo pilón. ¡No hay momento para el aburrimiento!

Por lo que veo la portada del disco viene firmada por el cantante y guitarrista de la banda, Richie Brown. Pero no te he contado lo mejor. Es una pintura hecha con su propia sangre y semen. Vale, hasta luego. Demasiado por hoy.

PD: Escucha obligada, o te mandaran una copia de la portada a casa, recién creada. Pincha aquí, no seas timid@ y a disfrutar.







© Diario de un Metalhead 2016.

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