📷 Larry Runner & R.F.
La edición 2024 ha sido un poco quiero y no puedo para Diario de un Metalhead. La coincidencia con Hellfest por una parte y los compromisos laborables por otra, hicieron que crear una crónica medio digna haya sido este año poco menos que una quimera. De ahí que hayamos tardado tanto en publicarla.
Con la imposibilidad absoluta de tener a nadie allí el miércoles que nos contara qué cocinaba en la primera jornada, la del miércoles, un día repleto de grandísimos nombres como Machine Head, Alice Cooper, Biohazard o Kerry King entre otros, yo mismo me planté allí el segundo día, el jueves y bien temprano, con la apertura de puertas.
Tenía ganas de Resu, la verdad, pero también de vivir un poco por Viveiro y compartir momentos con gente a la que no ves de forma habitual por la distancia, que pro suerte iban a estar presentes.
Así las cosas, me planteé el jueves de una manera relajada, con algunos nombres marcados en el running order que no me quería perder, pero sin querer montármelo con estrés, pues creo que es más importante en las crónicas más sobre lo que puede ofrecer un festival que lo que en realidad tocan las bandas en sí. Aunque en ese sentido hay opiniones para todos los gustos y probablemente todas respetables.
El caso es que ir hasta la Mariña lucense y no disfrutar al menos un poco de lo que nos puede ofrecer, es un poco desquiciante, o al menos para mí lo es. Porque el Resu es mucho más que música, ya que Viveiro no es un sitio cualquiera, es un lugar de ensueño. Si lo será que algunos han querido casarse allí, en la capilla del festival, y no fueron pocos.
No soy mucho de playa, pero sí que me encanta contemplar el mar y Viveiro te lo ofrece. Dar un paseo a orillas del Cantábrico y respirar la brisa relaja, y no viene mal cuando llevas meses de duro trabajo con escasos momentos de ocio. 30.000 personas acuden cada año al Resu y creo que no es sólo por la música. Yo fui uno de ellos.
Bellako |
El jueves a las 2 de la tarde estaba frente al majestuoso Main Stage. Allí actuaban una banda querida en esta casa, Bellako, que se dedicaron a repartir desayunos a diestro y siniestro en medio de una importante cantidad de gente con muchas ganas de fiesta. El grupo se lo dio, interactuando como pocos saben hacer, bajándose del escenario y montando la performance casi de continuo. Una descarga muy intensa que me dejó alucinado.
Aneuma |
De allí me fui hasta el Chaos Stage, esa enorme carpa donde comimos buen polvo por los continuos circle pit que se montaron en el bolo de Aneuma. Los del occidente asturiano ofrecieron un enorme concierto gracias a un repertorio incontestable que combinó lo mejor de sus dos discos y que terminó con pedida de mano por parte del guitarra rítimica Abel Suárez a la vocalista Laura Alfonso. Concierto cargado de buenos solos por parte de Borja Suárez, esos maravillosos solos que tanto se echan de menos en muchas de las bandas del Resu.
Vuelta al Main, maravillosamente adornado para ver a Ankor, en lo que era para mí mi primera vez con la banda catalana. Wacken sería la segunda. Horario tempranero para un grupo que a buen seguro merecía tocar más tarde, pero que me imagino que adelantaría su hora para poder estar al día siguiente más temprano aún en el Hellfest. Abrieron con “Darkbeat” y continuaron con “Stereo” y “Venom”. Juegan a otra cosa, llenan el escenario y sin falta de ser mi estilo favorito ni de lejos, diría que son realmente buenos. Viven un momento dulce que ellos se han buscado hasta dar con un line up repleto de calidad y que se lo sabe hacer para enganchar a toda una nueva generación de metalheads.
Ankor |
Las bandas que venía detrás no eran demasiado de nuestro gusto. Eran las 4 y media y estábamos sin comer, así que aprovechamos para hacer la parada y acercarnos hasta el puerto a disfrutar de la gastronomía local en compañía de unos amigos de Madrid. Lo hicimos bien, pasando por dos locales distintos donde nos trataron de maravilla, comimos bien y no nos estafaron. Lugares anotados mentalmente para futuras ediciones, porque seguro que volveremos.
Llegaba entonces el momento cumbre para mí, la actuación de Bruce Dickinson. Por fin le podía ver en vivo. El Main Stage es un lugar fantástico para ver buenos conciertos, con un gran sonido y que en nada tiene que envidiar a los grandes escenarios de otros festivales europeos importantes. Lejos quedaba la última vez, ni más ni menos que por 202 en aquel tristemente desaparecido Rock Machina de la maravillosa Moncofa. Conservo la camiseta de aquella gira y no la visto por no gastarla. Así de especial es el tío para mí. Me planté allí sin haber repasado nada de su discografía antigua y habiendo escuchado poco su "Mandrake Project", que quizás con el paso del tiempo gane enteros en mi corazón, pero que a día de hoy es el disco que menos me gusta de todos los publicados en solitario. Arranque fantástico con el exigente “Accident of Birth” (maravilloso álbum) y me viene a la mente el recuerdo de Adrian Smith, una lástima que no esté, aunque ni una queja del line up que presenta el inglés con Declercq y Naslund a las guitarras, Mistheria en las teclas y la espectacular Tanya (ex-Whitesnake) al bajo. Detrás vino el sumamente artificial en disco “Abduction” del “Tyranny of Souls”, que en vivo sonó a gloria bendita. “Laughing in the Hiding Bush” nos deja a las claras que se va a dar una vuelta por todos los discos. "Balls to Picasso" tiene seguro temas mejores, pero lo gozo de igual manera. Y por fin vino una de las nuevas, la tenebrosa, intensa y machacona "Afterglow of Ragnarok”, que cada día me gusta más. Exhibición del Maiden, que canta fenomenalmente y clava el tema. Maravilloso. ¿Sigo contando? Tardé años en pillarle el pungo a “Chemical Wedding”. En directo se me puso la piel de gallina. Tras “Faith”, del “Skunkworks” vino “Tears of the Dragon”. Imposible superar ese momento mágico. Luego “Resurrection Men” que venía muy acorde a donde estábamos. “Rain on the Graves”, un cover de The Edgar Winter Group, “Frankenstein” y el cierre con “The Alchemist” y Road to Hell”. Inolvidable a pesar de sus largos discursos por momentos y de la patochada de ponerse a tocar unos bongos durante el show, que no venía muy a cuento. Menudo rollo os he soltado al final.
Bruce Dickinson |
Del Main Stage cruzamos al Ritual, primera y última visita al lugardel día. Como me tiene ocurrido en pasadas ediciones, no me gustó el sonido de ese escenario, y no creo que fuera cosa de Delain, a los que no había visto con Diana Leah al micro. Maravillosa la muchacha, con una voz dulce y un saber estar sobre las tablas que asusta. Preciosa voz, presencia y un show distinguido muy bien estudiado y montado entorno a su oferta sinfónica que cerraron con un “We Are the Others” que es su número 1 en spotify. Mejor de lo esperado, con temas como “The Quest and the Curse” que sonaron a un elevadísimo nivel y que demuestran la calidad también a nivel compositivo.
Delain |
No vi a Bring me The Horizon, lo siento no son de mi cuerda y con verles una vez ya tuve bastante. Por cierto, Dickinson hizo un chiste sobre ellos al despedirse. Trastocaron horarios, supongo que para hacerse notar. Una vez más dando la nota, jodiendo esta vez a Crypta, como hicieron con Angelus Apatrida en 2022 y cabreándome tanto como para coger y dar por concluido el jueves. Creo que es un error permitir las estupideces a las bandas. El festival ha de estar por encima y si se enfadan, que no vuelvan. Será por grupos. Si no respetan ni a organización ni a público no merecen nada.
El jueves comenzaba para nosotros en el Main Stage con los asturianos Teksuo, una de esas bandas que repetía, mimada por la organización y que sonaron atronadores en el escenario grande bien dirigidos por un Diego Teksuo que es todo un portento a la voz. No queda nada de su primera versión, pero no parece importar a un público que se entrega la banda de metalcore. No merecen menos.
Rise to Fall |
Detrás Rise to Fall en el Ritual Stage. No sonaron mal del todo para estar donde estaban, gracias sobre todo a ese par de guitarristas tan espectaculares, ese combo que conforman Dann Hoyos y Hubo Markaida, dos chavales que se entienden a la perfección y tan grandes instrumentistas como compositores. En el pit se lo gozaron a base de bien.
Jiluka marcaban la curiosidad del día. Banda japonesa que fusiona el rollo visual de las bandas de k-pop japonés con el metalcore. Teatralidad y mucha electrónica. Si es el metal del futuro, jodido lo llevamos.
Corey Taylor se plantó en el Resu 2024, tal y como había prometido el pasado año cuando actuó con Slipknot, para ofrecer un repertorio cargado de nuevo de temas de Slipknot, Stone Sour y alguna que otra versión. Una oferta un poco sinsentido y que nos dejó fríos.
The Offspring |
Ocho años hacía de la anterior visita de The Offspring. Estos sí que no fallan. Desde la inicial “Come out and play” fue una fiesta karaoke cargada de hits entre los que colaron un par de versiones, homenajeando de paso a los Ramones con el “Blitzkrieg Bop”. Dexter Holland está como siempre.
Cerramos el viernes con el Heavy Metal clásico de Accept que ofrecieron un repertorio mezcla de canciones de sus últimos álbumes con algunos temas clásicos atemporales. Bolazo de un grupo que es historia del género que hizo que los festivales del Metal existiesen y del que ahora todos los que han venido detrás sacan provecho.
El sábado era el día marcado por las quizás más modernas ofertas. Babymetal, Electric Callboy, los dos juntos, los más jóvenes fueron los que más lo disfrutaron. El “Ratatata” retumbará para siempre en Viveiro, siendo probablemente uno de los momentos más apoteósicos que se hayan podido vivir en el Resurrection Fest desde sus comienzos. Hipnotizador. Ejemplo de show, de puesta en escena.
Con la noche llegó el thrash de Megadeth, momento cumbre para los que vestían de negro y lucían chaleco de parches, que tenemos que decir que este año no eran muchos. Dosis de thrash metal para una banda que está lejos de su mejor momento, aunque Kiko Loureiro no sea manco, aunque Mustaine siga rodeándose bien.
Megadeth |
Avenged Sevenfold son la antítesis a Megadeth. Siguen creciendo gracias a saber beber de todas partes y fusionar, siendo modernos pero sonando a la vez clásicos por momentos, con temazos como "Hail to the King" para enganchar a nuevas generaciones sin dar la espalda a los heavies de siempre. Puro espectáculo que se acompañó de pirotecnia y con el que dimos por cerrada la edición 2024.
https://www.resurrectionfest.es/
Nota de redacción. Esta crónica (salvo la jornada del jueves) ha sido elaborada gracias a la aportación de colegas de otros medios que por amistad nos han cedido sus textos a modo de colaboración desinteresada. Gracias a todos ellos por hacernos evitar el tener que hablar sólo de las bandas del jueves.
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