📷 Jorge López Novales.
Mis primeros recuerdos de rock n' roll se van muy allá, a finales de los 70 y de la mano de dos bandas fundamentales para lo que fue años más tarde una auténtica forma de vida.
Las primeras bandas que recuerdo, con las que aprendí a poner discos de vinilo en casa fueron dos formaciones británicas: The Sweet y Slade. Seguramente moriré sin ver a los segundos, pero con los primeros, el sueño se hizo realidad en Wacken 2024.
Sí, crecí con la música de The Sweet sonando en casa, hoy simplemente Sweet. Viéndoles en Wacken, llegué a pensar si dejarlo todo y cerrar el círculo. He visto a muchos grandes grupos en mi vida, pateando países arriba y abajo, pero las sensaciones vividas antes la leyenda británica ante el Louder Stage de Wacken, son inigualables.
Musicalmente estoy seguro de que son mejores los Sweet de hoy en día que la versión original, pero aquellos conciertos de los que tengo algunos videos eran una fiesta que hoy en día los músicos actuales no consiguen recrear. Una cosa es clavar los temas, que lo hacen, y otra recrear aquellas fiestas, algo totalmente inviable porque cada cosa tiene su momento y el Glam Rock de entonces hoy en día sería motivo de mofa.
De todas formas, no hay músico hoy en día que pudiese acercarse al carisma de la banda original que colocaba sus hits en las listas británicas. Lo que sí es muy de agradecer es que la banda actual mantenga los coros en todas las canciones, símbolo de identidad de una banda en la que sobrevive a la guitarra un Andy Scott que cuenta ya con setenta y cinco castañas de vida rockera y al que le sigue encantando hacer de las suyas como despacharse el solo de “Set Me Free” con una lata de cerveza ejerciendo de púa. “Love is like Oxygen” tiene cuarenta y cinco años, “pero a quién cojones le importa” soltaba el rubio, único miembro vivo del grupo.
El concierto fue para mí totalmente memorable, aunque sólo esté vivo Andy Scott, el guitarrista y por tanto único miembro original de la formación que hoy en día defiende los grandes éxitos de entonces, auténticos himnos del rock británico y mundial.
Sí, vimos de cerca a Andy Scott, al original y no un holograma, como nos recalcó Paul Manzi simpáticamente en el momento de las presentaciones, en clara alusión a los Dio Disciples que habían actuado un poco antes.
Los temazos fueron cayendo uno tras otro, todos especiales, pero hay que reconocer que la sirena de “Blockbuster” hizo que se me erizase la piel como con ninguna otra canción. Ver a la leyenda Scott, padre de canciones como “Fox on the Run” o la final “Ballroom Blitz”, hizo que acabara emocionándome. Nunca antes me había pasado algo igual sin estar hasta arriba de alcohol. Si tuviera que tatuarme el logo de una banda, sería la suya. Gracias Andy Scott por haber aguantado unos años más para poder verte. Lloré al final desconsoladamente, como aquel niño que escuchaba sus canciones hace casi cincuenta años. No me avergüenza decirlo.
Planean un último disco para este 2024 que llevará el título de “Full Circle” con la formación actual: Paul Manzi (cantante), Lee Small (bajista), Tom Cory (guitarra, teclados), Adam Booth (batería) y Andy Scott (guitarra).
Eternamente agradecido a ellos, sobre todo a Andy Scott por aguantar hasta aquí y a Wacken Open Air por haberles incluido en el cartel para que yo pudiera disfrutarles en vivo y no morirme sin lograrlo. Sólo por este concierto ya merecía la pena ir a Alemania.
© Diario de un Metalhead 2024.
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