miércoles, 2 de mayo de 2018

MEPHORASH: The Third Woe (Shadow Records, 2018) Suecia.


Por Larry Runner.

Tengo una premisa personal sobre el black metal, me tiene que acojonar, que dar miedo, y si me pongo a escuchar una banda o a verla en vivo y no cumple con esa condición indispensable que hay en mi cabeza, para mí, no sirve. Así de claro. 

Es por ello que no todo vale. Son pocos los discos de black metal que entran en mi colección, escasos y muy escogidos. El grupo tiene que sorprenderme de verdad para que merezca mi respeto y entre a ocupar un lugar en mi hogar. Si el mal ha de entrar en mi vida, tiene que ser con clase, de mucha calidad, infundir respeto, y si no, a la basura con ello.

Sí, el black metal ha de ser serio, respetable y hacerte temeroso. Si veo a un grupo del estilo sobre el escenario esos músicos tienen que hacer que me cague de miedo al verles, si no es así me parecen una chirigota de gente pintada y hace años que no le encuentro sentido a los carnavales.


MEPHORASH cumplen con creces el requisito fundamental. Los vi en una retransmisión en directo vía internet actuando en el Inferno Festival noruego y llegaron a mí para quedarse. Son un grupo serio, creíble, con una puesta en escena realmente impresionante y con una música que bien podría servir de banda sonora el día del Juicio Final.

“The Third Woe” es un nuevo ep del grupo de apenas dos cortes que en su poco espacio atesora tal cantidad de maldad como de buen hacer musical. Un disco corto que llegó a mi vida y que cuando entra en el reproductor es capaz de mantenerse girando durante horas, sonando los temas una y otra vez como si el cd poseyera al reproductor y los malditos compases de las dos canciones me absorbieran.

“777 The Third Whoe” es el primero de los cortes. Trompetas del Infierno, trompetas del Cielo. La canción infunde respeto y sí, bien podría sonar en el día del Juicio Final. Oscuridad, maldad y una voz que parece salir del mismísimo Belcebú con un piano que produce el terror. “The Odious Gospels” es más lenta aún, pesada, machacona y la música que acompaña a la satánica voz parece de verdad nacida de una orquesta de ángeles negros. Realmente espectacular la calidad de la música de este grupo, con unas guitarras endiabladas asentadas sobre una pesada sección rítmica. Da miedo.

Una obra. Dos actos. Un manual de cómo hacer música satánica de verdad sin que falte calidad, y sin caer en tópicos musicales. De cómo crear una atmósfera de terror digna de Satanás. Sinceramente, lo mejor del estilo que he escuchado en mucho tiempo. Desde ya muy fan de esta misantrópica banda sueca de Uppsala.

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