By Simón García López.
Trabajar en Diario de un Metalhead tiene cosas inevitables.
Una de esas cosas inevitables es que Larry te “anime” a contar la experiencia
Wacken desde dentro ya que como cantante de Legacy he tenido el privilegio de
poder tocar allí representando a mi país en la Metal Battle.
Antes de empezar a narrar la experiencia, creo que hemos de
viajar un poco en el tiempo. Mucho antes incluso de que nos hubiésemos apuntado
al concurso.
A principios de este 2016, con 9 años a nuestras espaldas,
Legacy of brutality era un grupo moribundo y sin rumbo. Esa es la verdad. Habíamos
hecho de todo. Una demo, un mini, dos discos, un EP y un directo; habíamos
aparecido en numerosos recopilatorios; casi 100 directos nos contemplaban desde
aquel primero concierto en junio de 2007 con un solo tema propio y un montón de
versiones. Nuestros trabajos siempre habían tenido muy buena acogida en los
medios especializados. Creo recordar que la peor crítica que recibimos nunca
nos daba un 6´5 y había sido con nuestro primer disco. Con Giants ninguna bajó del 8. Nuestros directos en general gustaban a
la gente y siempre notamos el cariño del público allí por donde fuimos y
repetimos. Pudimos tocar más en 9 años, componer más, viajar más e ir más
lejos, pero nuestros trabajos y vidas no hicieron posible tocar, componer, viajar
e ir más lejos de lo que lo hicimos. En 9 años lo habíamos superado todo, pero
tras este tiempo nos costaba superar el desánimo por primera vez. El ver que
nadie se interesa por ti, te da una oportunidad de verdad, algo que merezca la
pena. ¿Qué estábamos haciendo mal? El rumbo se había perdido y no había
horizonte, meta que superar o por la que luchar. ¿Qué más teníamos que hacer si
después de tanto tiempo y trabajo no teníamos nada? Estábamos más fuera que
dentro en todos los sentidos.
Surgió lo de apuntarse a la Metal Battle España. Sin ninguna
fe. Recordábamos cómo en 2009 no habíamos entrado ni entre los semifinalistas si
mal no recuerdo. 155 bandas inscritas, casi nada.
El primer paso fue superar la primera criba donde quedaron
36. Un concierto más por lo menos, algo de publi, no está mal. No teníamos nada
que perder.
El segundo paso fue la semifinal de Oviedo. 20 minutos. El
nivel era brutal, no lo digo por dar mérito a lo que hicimos, sino porque fue
una verdad constatable por cualquiera que allí estuviese a lo largo de los dos
días de competición. El jurado decidió que pasásemos junto a The Descent a la
final de Barcelona. Un concierto más pensamos y esta vez en Barcelona, lugar al
que el destino nunca nos había llevado.
El tercer y último paso era la final. Ya estábamos contentos
con haber llegado hasta allí. Era más de lo que habíamos imaginado. 6 grupos,
los mejores a ojos de los diferentes jurados de las 3 zonas de España donde se
había celebrado la Metal Battle. Igualmente el nivel era enorme. Una
demostración de que más allá de lo que los medios dan a conocer del panorama
metálico español donde parece que sólo 10 bandas a lo sumo existen, hay mucha
vida y calidad indiscutible. Metal Hammer se ha hecho eco de lo que aquí
ocurría. Creo que ha sido el único medio profesional y es de destacar y alabar.
Si no estoy en lo cierto, que alguien me corrija. Pediré personalmente
disculpas a quien haya olvidado. Pero lo cierto es que ese día, en la final,
nadie más estaba presente. No debería de ser lo suficientemente importante un
evento así para dedicar presencia y atención. Ellos sabrán.
La final se celebró en el mejor de los ambientes. Los
concursos no son festivales. Todo el mundo quiere ganar. Se lucha por algo.
Persigues un sueño y es lícito querer que tu contrario no lo haga tan bien como
tú o le pase cualquier cosa imprevista, pero sin embargo el ambiente fue de
festival y personalmente todos los agradecimos. Menos ambiente hubo en algunos
festivales donde hemos participado entre grupos y no nos jugábamos nada entre
nosotros. Todas las bandas de la final tuvieron una actitud sobresaliente antes
y después de revelarse el ganador. Ojalá siga siendo siempre sea así. Personalmente
salimos con unos cuantos amigos de esa final y cuando volvimos a Cataluña tal
hecho se refrendó con la cantidad de gente de aquella final con la que
estuvimos hablando y compartiendo tiempo. La música es esto, que nadie lo
olvide.
El jurado de la final quiso que nosotros saliésemos
vencedores de la batalla final y no fuimos muy conscientes de lo que aquello
significaba hasta que no pasaron unos días. Nos íbamos a Wacken a representar a
España, a competir con otras 28 bandas más por ganar la final internacional de
la Metal Battle. A Wacken, al festival más importante de metal del mundo. A la
meca del metal mundial.
Volvimos a Puerto de vega llenos de orgullo, y el apoyo y
cariño de toda la gente, no sólo en nuestro pueblo y Asturias sino en toda
España fue total. Es algo que nunca podremos olvidar. Cuando uno empieza a tocar
no empieza pensando en eso. Piensa en sacar un disco, tocar con sus grupos
preferidos, para salas abarrotadas y en festivales para multitudes, pero nunca
piensa en recibir toneladas de cariño y apoyo de la gente. Cuando algo así
ocurre es impagable. Es una satisfacción personal bestial. No hay concierto en
Wacken que se iguale a eso. El death metal como fuente inagotable de amor.
Quién nos lo iba a decir.
continuará ...
© Diario de un Metalhead 2016.