lunes, 14 de mayo de 2018

La historia del Heavy Metal, por Andrew O'Neill.


Por Larry Runner.

“En el mundo hay dos tipos de personas: los fans del heavy metal y los gilipollas”. Así, con esta frase comienza “La historia del heavy metal”, el libro del humorista y periodista británico Andrew O’Neill. Evidentemente la frase busca el gancho y la polémica para llamar la atención sobre la obra, y lo consigue, vaya que sí.


Es difícil narrar cualquier tipo de historia y la del heavy metal no es más sencilla, en absoluto. Es de bien ante un libro así, documentarse en profundidad, algo que creo que Andrew O’Neill no ha hecho. Y es que este libro no es la historia del heavy metal ni de lejos, es la historia del heavy metal bajo el prisma de Andrew O’Neill, un fulano de Birmingham una década más joven que yo y con el que conecto al 100% en muchas ocasiones, aunque en otras no estoy de acuerdo en absoluto. Es la historia contada a su manera, dando su opinión personal de continuo, sin cortarse, sin ahorrarse ni un desprecio ni tampoco ningún elogio, con más de lo primero, que es lo que más carnaza da.

El libro es ameno en la primera parte y se vuelve un ladrillo hacia el final del relato. Lleva un orden lógico y es de agradecer, aunque como buen anglosajón el autor se siente el centro del universo y vale que el heavy metal nace en su tierra y demás y que sus hermanos americanos siempre han marcado tendencia en conjunto con lo que salía del Reino Unido, pero ello no hace que en el resto del planeta haya otras bandas que han aportado mucho al estilo.

Y es que durante su historia va de UK a USA de continuo, hablando de los grandes nombres del género a lo largo de cinco décadas de historia, pero no es normal que algunos estilos se queden fuera por el simple hecho de que “no me gustan”. Es imperdonable que el metal alemán se quede completamente fuera de la historia con solo una breve pincelada mientras que sí que respeta profundamente el death sueco y el black noruego. Vale que te guste más eso que el power metal, pero no me puedes negar que a principios de este siglo era lo que mandaba por más que te pese.

Evidentemente el libro no es perfecto, pero también hay que decir que de todos los libros de historia metalera que me había echado hasta ahora a la cara, es el mejor y como digo se hace bastante ameno casi hasta el final, concluyendo con un disparatado capitulo final sobre “el futuro del heavy metal” sin pies ni cabeza y donde pretende hacer gracia sin conseguirlo. Cosa que sí logra sobradamente en los primeros capítulos, que son gloriosos.

Sí que aporta alguna que otra frase para enmarcar y que sin duda alguna pasará a formar parte de la enciclopedia de mi mente para siempre, pero hay cosas que no se pueden perdonar. Y es que te pongas como te pongas amigo Andrew O’Neill, Whitesnake y Mötley Crüe siempre serán más heavies que Nirvana, por mucho que te empeñes. Si no te gustan, jódete, haber vivido los 80 en vez de la mierda de los 90 que tanto pareces adorar. 

Editorial Blackie Books.

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