Por Diego Rodríguez Liébanas.
Quince años se cumplen desde que el guitarrista Matías Martínez inició la aventura de los uruguayos Epsilon en 2002. Baile de músicos, primer largo, “Poder”, en 2009, idas y venidas, EP en 2014, más músicos que salen y entran, hasta que Matías encuentra cierta solidez en el seno de la banda gracias al compromiso del bajista Rodrigo Polanco y del vocalista Sebastián Fernández. El tema de la batería es un poco lioso pero creo que no lo resumo mal si digo que Pedro Invernizzi ha sido un gran apoyo para la banda en muchos momentos puntuales, Daniel Jerez es el nuevo batería, pero quien realmente ha grabado la percusión es el argentino Marcos Gianfrancesco.
El disco no da tregua desde el principio hasta el final. Thrash Metal de PIM PAM PUM toma bofetada y sin darte cuenta puñetazo en la barriga. Está concebido para arrasar y lo consigue. Es rabioso, duro y agresivo como un animal desbocado pero no nos equivoquemos, deja espacio también para la inspiración, el talento y los detalles. Hay momentos más clásicos, otros más modernos y también se dejan de vez en cuando caer por zona oscura siempre con buena nota. Reto a cualquiera a elegir una canción en la que no haya varios aspectos destacables ya sea varios riffs cojonudos, un par de coros bien metidos, algún estribillo “pegadizo”, letras afiladas… Hay muchísimo trabajo detrás de cada canción.
Varios han sido los cantantes que han pasado por Epsilon. No puedo imaginarme ninguno mejor que Sebastián para el puesto. Principalmente se trata de un vocalista muy agresivo y directo pero también versátil. Por soltar alguno de esos parecidos que tanto me gustan diría que, obviamente, me recuerda a Phil Anselmo pero también a Ripper Owens cuando realiza esas subidas de tono relativamente bruscas que tan bien le quedan. Es una bestia que escupe fuego por la boca. Fuego en castellano, por cierto, lo cual es uno de los puntos esenciales del disco ya que toda esa mala ostia sería mucho menos impactante en inglés. Es difícil currarse buenas letras en castellano pero una vez las tienes sólo tienes que apretar el gatillo una vez tras otra para dar en la diana.
¿De qué van las canciones? Pues… ¿De qué van a ir? De la mierda de mundo en el que vivimos: Religión, capitalismo, televisión… De todo el entramado construido por las élites para que sigamos “Ausente(s) de Realidad”. ¿Hay algún estilo mejor que el Thrash Metal para denunciar todo eso? Martínez y Fernández lo saben ya que son los artífices de casi toda la lírica excepto en “Luftwaffe”, una de las destacadas, cuya letra y música son obra del fallecido y pionero del Heavy Metal uruguayo Juan Torradefló, guitarrista y cantante de Delirium Tremens.
Después de tantos años de acumular experiencia y compartir escenario con grandes leyendas como Exodus, Kreator, Destruction o más recientemente Testament han aprendido el oficio y eso se plasma en la calidad de los temas y en el sonido general del disco pero sobre todo de las guitarras. Hasta tal punto se ha querido dar contundencia y rotundidad al trabajo de guitarras que la banda ha pasado de ser cuarteto a quinteto a través de la incorporación de un segundo guitarrista como Santiago Zuga ¡Más madera!
Como ya dije antes es un disco que se disfruta de principio a fin. Poco negativo se me ocurre pero debería añadir que no me entusiasma mucho “Otro despertar” porque me para un poco los pies y me deja fuera de tono pero supongo que se trata precisamente de eso, de pisar algo el freno en algún momento. Se trata de un disco que nada tiene que envidiar a lo mejor que ha salido este año del estilo en el panorama internacional. “A quema ropa… ¡A quema ropa te dan!”
© Diario de un Metalhead 2017.
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