Por Simón García López.
Segundo disco de los alemanes IMPLORE editado en este caso por Century Media, lo que supone para ellos un paso adelante en su corta carrera musical.
Formados en 2012 y con diversas entradas y salidas de músicos del grupo a lo largo de estos cinco años, parecen haber estabilizado una formación compuesta por el argentino Gabbo Dubko a la voz y al bajo, único miembro fundador y que fuera cantante de nuestro Stained Blood durante un par escaso de años, el italiano Guido Montamarini a la batería y el alemán Petro a la guitarra.
Implore practican un Grind/Crust oscuro que puede recordar en ocasiones a Disfear como en “Paradox”, en ocasiones a los grupos más extremos que editaba Relapse a finales de los 90 principios de los 2000, en la onda de Pig destroyer como en “Loathe”, Kill the client o Rotten sound (que estuvieron en el sello también), véase “Cursed existence” o “Totalitarian”, pero con un sonido hasta cierto punto más limpio y menos extremo que los finlandeses. Entre todo eso se mueven Implore, quienes por otro lado me recuerdan con esa imperancia de blancos y negros en las portadas, esta de “Subjugate” incluida, además de en algunos conceptos musicales como en “Technology a justification for killing” cuando usa su voz más gutural, a los ingleses Vallefyre, reseñados no hace mucho en este mismo medio, también de Century Media. La portada de “Splinters” es bastante parecida en general. Pura casualidad me imagino, o quizás no.
Sea como fuere, el disco de poco más de media hora y que se mueve dentro de los términos descritos anteriormente, pasa como un tiro y suena muy bien. Es un disco potente, cargado de rabia y fuerza. Las letras como en todo buen grupo de su estilo manejan la temática política, la crítica social y el destrozo que estamos causando al planeta.
Es un buen disco, a buen seguro en Century algo les vieron, sea su imagen, directo, actitud o simplemente les haya encantado el disco. No pongo nada de eso en duda, faltaría más. Algo tienen para estar ahí. Creo que muchos anticipáis el palo, ¿no? No pretende ser un palo, ni mucho menos, pero lo que me ocurre con ellos es que me dejan frío. Están bien, tienen cosas buenas, insisto es que es un buen disco, pero ocupa un lugar intermedio dentro del movimiento. No destaca, no aporta nada nuevo. Maneja conceptos manidos y cientos de veces explotados. Su virtud es que lo hacen bien y ese es el punto fuerte del disco. Muchas veces me pregunto si eso no será ya digno de elogio teniendo en cuenta la saturación de grupos y discos que existe, la explotación de los estilos y la falta de originalidad. A la mayoría de las bandas lo que les hay que pedir es simplemente que hagan buenos discos. Este es un buen disco, sin duda, pero si quieren destacar, llegar a donde grupos como Pig Destroyer, Rotten Sound y ya no digamos Nasum llegaron, hay que tener algo más. Eso es lo que te convierte en trascendente y se tiene o no se tiene porque es hasta cierto punto inexplicable. Lo demás. se mueve dentro del está bien y ya.
Como consejo les diría que arriesguen en su propuesta. Lo que hacen lo hace bien, pero creo que si van un poco más allá en el sentido que consideren oportuno, y aciertan, la calidad de su música se verá amplificada. Base tienen para ello, les falta ese poco necesario para que su música emerja entre la oscuridad de lo establecido.
Esperaremos acontecimientos.