📝 📷 Larry Runner.
Aphonnic llegaron a mi vida hace unos años. Tras verles por vez primera en el Z! Live Rock Fest de Zamora, vinieron para quedarse.
Ahora, años después, venían a Gijón (antes los vimos en Puerto de Vega y Oviedo) y lo hacían presentando su flamante y fantástico nuevo álbum “Crema”. Hacía apenas unos días que publicábamos una entrevista a su bajista Richy Martín para esta web y ahora los iba a ver en vivo. Días intensos repletos de su música.
Creo que empecé a escucharles cuando Estirpe dejaron de existir, como si cubrieran en mí el hueco que dejaron mis queridos cordobeses. Y es que como en el caso de los andaluces, sus letras son inteligentes y te las entregan arropadas de una muy buena música repleta de sensibilidad, buen hacer y cargada de melodía. Canciones cantadas en castellano, con mensaje y con estribillos que una vez escuchados ves que han venido a quedarse en tu mente para siempre.
No es la suya una música de mayorías y así lo pudimos apreciar en la Acapulco gijonesa, donde no llegamos al centenar los asistentes a la cita con los vigueses. No está el país preparado para un grupo así. No hay cultura suficiente. Música para elegidos. Es lo que hay.
Y eso que está claro que mamaron mucho de la música de los 90 y que rascando un poco en la superficie aparecen las influencias de los grupos del nu metal. Ellos a diferencia de la mayor parte de aquella hornada chandalera tienen personalidad. Nos dijeron en el arranque que nos lo íbamos a pasar bien y así fue. “Melodía antifascista” y “Dulce de leche” para empezar. Muy top con un Jesús impecable al micro.
Buen sonido, para cerrar bocas a los que dicen que la sala no suena bien. Como diría un gallego, depende. Exacto, depende de quién esté tras la mesa pero también de quién esté sobre el escenario, que en disco todo el mundo es bueno.
Música dulce como el “Azúcar de algodón” para soltar bilis tirando de ritmos bailones con canciones que el público canta hasta convertir por momentos el concierto en un auténtico karaoke. Como unos Suaves modernos. Pocos de público pero muy buenos y sí, caras jóvenes, pocas calvas, muchas gorras y todos a disfrutar de su fabulosa mezcla de metal con electrónica, hip hop y lo que se tercie. Todo vale con temazos como “En Globo”. Lo de “ballenas a estribor” lo gritamos bien fuerte.
Enorme y largo repertorio apoyado en algunos samplers repasando lo mejor de su trayectoria musical y con sitio de sobra para incluir algunas de las mejores de “Crema”. “Doña Inés” es pura magia, en vivo también, como por supuesto lo es ese himno en que se ha convertido “Cunfía”. Temas nuevos fusionados con otros que ya no lo son tanto para ofrecer un show muy equilibrado.
Ni rastro del frío público astur que dicen por ahí. Será que algunos no lo saben calentar. Por que fue eso, una audiencia caliente y respetuosa. Disfrutando de la música. Ni rastro de móviles, el que más lo usaba era yo para tomar mis notas. No hay más que soltar canciones como “Ombligos” para ponernos a botar y gritar puño en alto. Fue la penúltima para cerrar con el “Mi Capitán” que nos recordó a algunos de los que se quedaron atrás y que sin duda fue un muy buen colofón a una actuación fabulosa.
Pura crema sin ninguna prensa presente salvo este medio que ahora te lo cuenta. Increíble.
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