lunes, 17 de febrero de 2020

SUN OF THE DYING: The Earth is Silent (2019, AOP Records) Revisited Review.


Por Larry Runner.

Han pasado unos meses desde que os hablamos por vez primera de este disco. Ahora, meses después revisamos esta entrada y la volvemos a compartir, pues de entonces a esta parte el disco ha cobrado aún más valor. Además, disponemos de unos videos de los que no podíamos disfrutar por entonces. Esa ha sido otra buena razón para hablar de este fantástico disco que es "The Earth is Silent", el último trabajo hasta la fecha de SUN OF THE DYING.

Me toca hoy hablar de una banda a todas luces infravalorada de un estilo que probablemente sea a su vez también el más infravalorado e ignorado de todos. Son de Madrid, y lo que para algunos es una ventaja, creo que en su casa es todo lo contrario. Lo explico.


SUN OF THE DYING es una grandísima banda de la capital de España y sin duda alguna una de las más infravaloradas e ignoradas por el gran público. Siendo de Madrid podría extrañar que les ocurriera algo así, pero lo que para muchos es una ventaja para este grupazo de Doom Metal ha sido lo contrario.

No digo que no se les valore en su tierra, pero con lo buenos que son, de tener una procedencia distinta probablemente estarían metiendo más ruido, pues destacarían mucho más en una escena local menos sobrecargada como lo es la de Madrid. De ser por ejemplo asturianos, estoy seguro de que no les faltarían apoyos y estaríamos desde aquí, desde el norte, metiendo ruido todo el día con ellos. Y es que en Asturias tenemos un poco de todo y bastante bueno, pero de doom, con la excepción de los florecientes Totengott -mucho más duros y extremos-, andamos muy cortos y una banda así la sabríamos valorar. Al menos eso quiero creer.

Los descubrí hace un par de años gracias a la W:O:A Metal Battle y ahora tengo la suerte de disfrutar desde hace unas semanas de “The Earth is Silent”, su nuevo álbum, oda al buen gusto compositivo y melódico.

SUN OF THE DYING nos ofrece un fantástico y muy cuidado nuevo trabajo que contiene siete cortes con todos los ingredientes que se pueden esperar de una obra del estilo. Eso sí, a diferencia de lo que parece ser tendencia en los últimos tiempos en bandas de su cuerda, ellos carecen de sonidos acaramelados. Eso no quiere decir que pierdan la melodía, ni mucho menos, sus armonías son alucinantes, pero sí que quizás carezcan del punto de comercialidad que encuentras en los discos de otras grupos de Doom.


Como toda banda que se precie en este estilo, los ritmos son agónicos, ayudados por una voz, la de Eduardo Guilló- que juega con los tonos en todo momento, pasando de gutural a limpia con total naturalidad. La angustia musical va en función de la historia narrada en este disco de siete cortes donde hablan de que “el mundo se muere, agonía, y cuando eso ocurra tan solo quedará el silencio).

Sobre una base rítmica carente de estridencias se asienta un teclado que está como sin estar, que no se hace protagonista pero que sí se nos antoja imprescindible. Nada sería lo mismo sin esas teclas de David Muñoz. La banda estaría a años luz de ser lo que es sin él. 


La naturaleza de los temas es sombría y poco se salen de las pautas del estilo, aunque bien es verdad que encontramos algún punto de death en algunos pasajes e incluso en el tercer corte “A Cold Unnamed Fear” tiene un halo de black al final como también lo encontramos en “Monolith”, con esos coros de fondo tradicionales tan perfectos y esas orquestaciones tan sensacionales.

Toda la música te inunda de ese sentimiento de tristeza angustiosa y fatalista. Es un disco que no deberías ponerte si estás bajo de moral porque quizás te destroce. O no, quizás haga que te desahogues y quedes como nuevo una vez ahuyentada la tristeza, que nunca se sabe. El caso es que ese sentimiento de penumbra está presente en todo momento y es fácil que te invada la melancolía a través de unos temas que suenan realmente mágicos.

Es escuchar “Orión” y no poder despegarte de ellos. Todo está compuesto con un gusto exquisito, nada se hace cargante a pesar de que el ambiente musical apenas varía. Eso sí, la labor guitarrera no tiene lugar para el lucimiento personal que encuentras en otros discos. Las guitarras están al servicio de las canciones y no son las reinas porque todo se encuentra perfectamente equilibrado.


Tras una portada que se sale de toda norma, obra de Miguel Irbaneja, se esconden siete odas a la tristeza, a la falta de esperanza, a la angustia, que cuentan con un sonido más que notable. El álbum se grabó en The Empty Hall Studio de Madrid en la primavera de este año. Luis Fernando López y Simón Da silva se encargaron de ello, siendo el segundo además el responsable de la mezcla y de la masterización. 

Trackslisting:
1. The Earth Is Silent
2. A Dying Light
3. A Cold Unnamed Fear
4. Orion
5. When The Morning Came
6. Monolith
7. White Skies And Grey Lands









© Diario de un Metalhead 2020.

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