lunes, 2 de enero de 2017

EL QUE MÁS. Oviedo 17.12.2016. OBÚS + MOTORES + MONASTHYR. Crónica y fotos.


Por Larry Runner.

No hubo la gente que se podía esperar de una noche con un cartel así. Fallaron muchos, aunque el aspecto no fue tan malo gracias a que sí que se pasaron otros poco habituales de la vieja guardia que no se suelen prodigar por la sala.


Comenzó la velada un poco más tarde de lo anunciado con MONASTHYR tocando aún para poca gente, aunque para esa hora la sala ya estaba bastante más concurrida de lo que consiguen otros que van de estrellas en plazas multitudinarias como Barcelona. Los asturianos se lo pasaron en grande sobre las tablas y consiguieron que los que estábamos abajo también nos divirtiéramos. Sin duda lo mejor de la banda fue la actuación de su vocalista, Jorge Sanz, al que le vimos su mejor bolo desde que le conocemos. Una pena que luego anunciasen que era su último concierto y que abandona la banda por razones laborales.


MOTORES triunfaron ante aquellos que iban para verles a ellos y se ganaron a algunos más para la causa como supongo harán en cada actuación. Mucho mejor que aquella vez en La Calleja, ofrecieron un muy buen concierto. Tras más de 20 años de carrera la vida nunca les ha sonreído, quizás porque su mezcla entre el rock urbano y el heavy metal no convence a todos. La banda de los Del Río tardó en desperezar al público. Había cierto apalanque en la concurrencia y estaban siendo conscientes. Como buenos veteranos supieron lanzar una bengala sónica que despertara a la Sala y la reactivase. Así que atacaron el “Malas Noticias” de Los Suaves y aquello comenzó a funcionar. A partir de ahí ya todo fue distinto. Carlos del Río, guitarra y voz de la banda y sin duda el zurdo más majete del rock español, logró conectar con su discurso con el público y la banda logró ya hasta el final meterse a la audiencia en el bolsillo hasta el final.

El repertorio reunía temas más antiguos como “Noche de Lobos” con los buenísimos de “Roto por las costuras”, su último disco publicado este mismo año de forma autoeditada. El veterano Toni arengaba a las primeras filas y arrancaba sonrisas dirigiéndose al público e incluso mantenido conversaciones con la gente “¿Jugó el Oviedo? - Juega Mañana - ¡Pues despreocúpate!” y venga guitarrazos. Si bien como digo la actuación comenzó con la gente muy parada ante los de Vigo, como decía Carlos del Río, “caldo gallego 3, fabada 1”, al final los de abajo acabaron conectando con el quinteto, pasándoselo en grande y disfrutando de lo lindo entre temazos como son “Vértigo”, “De lo malo lo peor” o incluso la versión del “Frío” de Alarma que tanto disfrutáramos hace mil años con Txarrena también. Bolazo.


Acudir a un concierto de OBÚS es apuesta segura de que te lo vas a pasar bien. La histórica banda llegó relajada a Asturias. A diferencia de otras que se vienen, no concedieron ninguna entrevista a los medios de la región. Quizás los que rigen los designios de la banda se piensen que la promo ya no les hace falta. Si así fuera, les diría que están equivocados, pues el efecto Telecinco desaparece de sus conciertos cuando hay que pasar por taquilla. Sí, los de Fortu abarrotarán parques cuando vengan a entrada gratis, pero ese público es ficticio cuando tiene que apoquinar. Y es que no puede ser que un grupo de esta talla meta un viernes menos gente en la ciudad que Angelus Apatrida o los mismísimos Crisix. Algo no ha funcionado como debiera.

Fue un concierto sin sorpresas, donde te lo pasas genial aunque agradecerías que el repertorio variase un poco. No tengo el set-list del último concierto en Avilés, pero casi apostaría que no cambió en nada. Abrieron con “Juego Sucio” y continuaron con “Más que un Dios”. Evidentemente su fórmula funciona y te lo hacen pasar de puta madre, (aún tengo ronquera de tanto cantar), pero agradecerías que del “Cállate” sonaran canciones como “Mi Amigo el Diablo” o “Es lo que hay” y no sólo “Corre Mamón" y "Cállate”. Estaría bien que las alternaran al menos.


Vimos a un Fortu más fuera de forma de lo normal, algo que ya nos había pasado años atrás, aunque bien sabemos que el mejor frontman de este país sabe ponerse enseguida las pilas y por donde tiene que pisar. Se presentó en Oviedo con algunos kilos de más de los que nos tiene acostumbrados y se perdió con la letra y en la entrada de algunos temas, algo que no importó a un público que siempre se entrega desde el primer minuto sin falta de que les tengan que arengar, sintonía imposible para casi todos los grupos pero no para Obús. Imposible fracasar con canciones como "Necesito más", "Pesadilla nuclear", "Te visitará la muerte", "Que te jodan", "Autopista" o "El que más". Eso y que Obús cuenta al frente con un hombre que desborda carisma y que ejerce como nadie de frontman, showman y además conserva un chorro de voz que ya quisieran muchos. Impresionante lo de la garganta del "superviviente". Sigue cantando más que Dios. Sigue siendo "el que más".

Dejaron caer media docena de canciones seguidas antes de que Fortu nos diera las buenas noches y soltara unas palabras. No hace falta presentar los temas, son todos ya clásicos, los del siglo pasado y los de este. Avisó que lo volveríamos a ver en la tele y ya nos lo dijo de antemano: “no os mosqueéis por ello”. Es capaz de montar un show de la nada. Tres sillas en el escenario, un par de chicas a su vera y la lía cantando sentado con ellas el “Complaciente o cruel”. La canción terminó en baile con las mozas. Era la recta final del concierto, que a partir de entonces transcurriría por caminos de demostraciones virtuosas con solo de bajo homenaje a Lemmy incluido y exhibición de Carlos Mirat -sin duda alguna uno de los mejores batería del país- que puso la sala patas arriba con un “solo de escalera”.


No fue ni de lejos el mejor concierto de Obús que yo he visto, pero con esas canciones y ese saber estar, nunca te puedes aburrir. Lo dicho, me fui con la garganta tocada de tanto cantar. Gran velada.

© Diario de un Metalhead 2016.

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