lunes, 28 de mayo de 2018

Gracias Barón Rojo, aunque ya nos tocará.


Por Larry Runner.

Desde crío siempre hubo buena música en casa. Lp’s de música clásica por toneladas, pero también rock, buen rock. En mi casa siendo bien pequeño escuchaba a Slade o The Sweet, y me encantaban. Disfrutaba de lo que había, porque evidentemente era muy pequeño como para comprarme mis discos, pero crecí entre vinilos, los de mis padres, y lo agradezco, porque se escuchaba de casi todo, desde Vivaldi a Rocío Dúrcal, de Boney M y Santana a “Los Molinos de la Mancha” de Míchel, aunque a mí me llamaban la atención aquellos pelanas con plataformas.


Llegaron los 80, se acababa el colegio y en un cassette de Chuso escuché a Barón Rojo. Aquello molaba más que los Status Quo con los que había flipado en casa de Jorge. Ahí quedé prendado. Luego cambié de barrio y Fueyo me descubrió a Iron Maiden y a partir de ahí la historia ya os la podéis imaginar.

Años más tarde llegaron a mis oídos Kortatu, La Polla, Negu Gorriak y muchos más. No les hago ascos, ni mucho menos, pero yo ya era heavy y me la sudaban un poco ellos y todo lo punk estatal. Siempre estaban cabreados y cuando los escuchaba me ponía agresivo, así que preferí siempre evitarlos porque no me aportaban ni un segundo de felicidad. Solo ganas de quemarlo todo y yo vivía en Turón, donde las cosas iban cada vez peor, pero no sentíamos la represión de Euskadi, de donde llegaba todo eso.

Así que puedo decir que siempre viví un poco de espaldas al punk y doy gracias por ello. Y no por nada musical, que también, porque en el metal siempre ha habido mucha más calidad, si no porque ahora hemos llegado a unos tiempos oscuros en los que ser punk vuelve a ser una puta condena y la música va a ser cada día más perseguida.

Y es que en el metal sí que tenemos alguna banda combativa -y no citaré nombres para no dar pistas a los hijos de puta que nos persiguen- pero como cantan en inglés y los esbirros no se enteran, pues no pasa nada. Pero el punk cantado en castellano, lo tiene jodido con esa mierda de la ley mordaza. Cualquier esbirro cabreado te puede joder con cualquier canción aunque sea de hace 30 años y lo peor de todo es que tachan de terroristas y arruinan la vida a gente que jamás pegaría un tiro a nadie. El punk está jodido -no hay más que ver lo de Evaristo- como lo pueden estar los actores si citan sobre un escenario según qué versos de Lorca. Como lo puede estar un humorista si cuenta un chiste sobre Franco o cualquier mierda similar. La política de lo moralmente correcto se estira cada día más en favor de los que mandan, jodiendo solo a los de un bando, porque los suyos pueden decir y hacer cuanto se les apetezca. Llamar a bombardear a una población civil está permitido si lo haces de según que cadena de radio, aunque ni siquiera tenga licencia para emitir. Es lo que se puede esperar de un país que subvenciona a asociaciones de malhechores y a fundaciones de brazo en alto. 

El punk está perseguido, como el hip-hop, que ya tiene a algunos de los suyos en la cárcel. Y no, no estamos haciendo nada, porque el miedo es libre y la gente no se atreve ya ni a twittear. En tiempos así, agradezco sentirme metalhead y no punk. Doy gracias a Barón Rojo por ello. Sí, soy un cobarde,. Los cementerios y las cárceles están llenos de valientes y a mí a estas alturas ya no me apetece, se me pasó el arroz. Aunque ... ya nos tocará. Hoy son ellos y mañana seremos el resto. Al tiempo.

© Diario de un Metalhead  2018.

Más artículos aquí.