domingo, 26 de febrero de 2017

MOTHERSLOTH: Moon Omen (2017 – Argonauta Records)


Por Diego Rodríguez Liébanas.

La trayectoria de MotherSloth ha estado marcada desde sus inicios por los continuos cambios de formación. No han tenido otro remedio que amoldarse a las circunstancias para llegar hasta aquí pero, aunque tener que superar dificultades continuamente es un gran inconveniente a priori, ofrece la oportunidad de forjar un carácter único e intransferible. La publicación de este álbum, a pesar de gozar de una formación estable, tampoco ha sido un camino de rosas ya que cuando estaban a punto de grabarlo llegaron las dudas y los diferentes puntos de vista por lo que decidieron dar marcha atrás y afrontar cambios como introducir un nuevo nombre para el disco, quitar temas, reconstruirlos, apostar por nuevo material… Nada raro, en realidad, si tenemos en cuenta que se trata de un proceso creativo compartido por tres personalidades que tienen su propia manera de ver las cosas y que deben llegar a un acuerdo. De lo que no tengo ninguna duda es que todo este proceso, por muy dificultoso que haya resultado, ha influido de forma positiva en la gestación de una obra como "Moon Omen" que goza de una personalidad propia incuestionable

De los que empezaron hace casi nueve años únicamente sigue a bordo Óscar, el batería, al que acompañan Adrián al bajo y Daniel como guitarrista y cantante. Doom, Stoner y Sludge son las tres etiquetas que se me ocurren a bote pronto para ofrecer unas coordenadas que les sitúen dentro de un mundo tan basto como el del Metal. Su música y sus letras son muy sugestivas y ofrecen una oportunidad inmejorable para dejar volar la imaginación. 

El álbum comienza con “Shadow Witch” cuya estructura, dividida en diferentes actos,  y dramatización invitan a pensar en una obra de teatro o una película… de terror, por supuesto. También se introducen diferentes efectos a modo de psicofonías, alaridos, voces, risas alocadas o unas inquietantes alocuciones en italiano que crean atmósferas similares a las de los films de Boris Karloff o Darío Argento. En lo musical se nos presenta una banda que juega con diferentes grosores y texturas introduciendo una distorsión importante en cada riff. En el estribillo nos ofrecen algo de melodía pero el tema discurre por terreno rocoso y poco dado a la alegría. Todos estos ingredientes dan como resultado una canción diferente y atrevida que quizá sea difícil de asimilar de primeras. Con una estructura más estándar se nos presenta la siguiente, “Once Human”. Elegida como single de presentación posee un riff pesado, obsesivo, hipnótico y con mucho gancho que pueden ponerte en trance. El solo de guitarra de la parte intermedia, tranquilo, emotivo y lúgubre, merece ser destacado así como la tendencia a mover el cuello que se genera en general.


A lo largo del disco se presentan diferentes partes habladas que tienen la virtud de ser variadas y distintas entre sí. Con una de ellas, a modo de prólogo introductorio, empieza “The Firemill”, que es una corte más ágil, no tan arrastrado como las dos primeras y quizá menos sucio, lo que le confiere la cualidad de elevarse por encima del nivel del suelo aunque el riff principal nos devuelve a tierra. La interpretación vocal se afronta desde un enfoque diferente al de los anteriores optando por meterle más melodía. El bajo, por su parte, hace acto de presencia. No es que estuviera desaparecido pero sí algo escondido anteriormente y, desde luego, sin el protagonismo que adquiere aquí ya que brilla con luz propia dibujando junto a la guitarra unos pasajes bellos y atractivos. “Doomsday Cyborg” es un tema inquietante en el que es de justicia destacar el trabajo realizado en la labor vocal que se lleva la palma en el estribillo con unas voces dobladas impresionantes. Atacan cada parte con minuciosidad cuidando los detalles al máximo como así lo demuestran los sintetizadores y pedales que se introducen en la parte intermedia con un resultado realmente brillante.

Las canciones son diferentes entre sí y cada una te lleva a lugares distintos siendo los riffs de guitarra los que funcionan como denominador común provocando cierta sensación de unidad entre cortes relativamente heterogéneos. También son numerosas las ocasiones en el que el tema para, se convierte en otra cosa, vuelve con lo mismo o continúa cambiando. El disco pierde peso con el paso de las canciones aspecto que confirma “Wish For Dawn” que se aleja del Doom sin llegar a convertirse en algo ligero pero se utilizan notas más altas y se pierde esa sensación reptiliana de arrastrarse con pesadez por el suelo que desprenden los primeros temas. La última es la homónima “Moon Omen” que está construida como si de un Canon de Pachelbel maligno e hipnótico se tratara. Sufre pequeñas mutaciones según avanza y el bucle únicamente se rompe con varias andanadas de riffs marca de la casa justo antes de aventurarse en un terreno que bien pudiera definirse como jazz metálico y oscuro.

“Lo que no te mata te hace más fuerte” se dice en Conan y esto es exactamente lo que ha sucedido. Los integrantes de MotherSloth han sido capaces de superar las adversidades y fruto de ello han alumbrado un trabajo variado y consistente que llama la atención por gozar de un carácter y temperamento propios lo cual es una virtud muy a tener en cuenta con lo trilladísimo que está el espacio musical en el que se mueven. El uno de abril nos acercaremos al Southern Metal Fest del que forman parte para ver cómo se lo montan en directo. Será en la vallecana y mítica Sala Hebe. 







© Diario de un Metalhead 2017.

Más discos aquí.