martes, 12 de septiembre de 2017

Trolls del metal.



Por Larry Runner.

Verano. Momento de subir fotos sin parar a las redes sociales. De enseñar nuestro estado de felicidad pasajera. De compartir lo bien que lo pasamos. Tiempo de festivales. Festivales. Eventos a los que parece que forzosamente haya que acudir para ser alguien. Para ejercer de metalhead. Para ser auténtico. Como si sólo así fueses un fiel seguidor del metal.


Y sí, el muro de facebook se nos llena de fotos. De repente te aparecen amigos, conocidos, y gente de la que no sabes desde el verano pasado cuando publicó sus anteriores fotos en la edición anterior del festival de turno. Y es que a muchos de ellos ... no los has visto en todo el invierno en ningún concierto.

Hay que estar. Hay que dejarse ver para no ser un perdedor. Si no estás, no existes. En el fondo es eso. Y no sólo pasa a nivel de público, con los medios, es lo mismo. Tenemos que estar, si no, es como que no apoyásemos al género.

Pero cubrir un evento de estas características, no es fácil. De mano, por mucho empeño y energía que le pongas, será imposible cubrirlo. ¿Cómo hablas de las 160 bandas en Wacken? ¿Cómo cubres 100 bandas en el Resurrection Fest? ¿Cómo informas de todos los conciertos del Leyendas o del Download? 

Hay respuesta a todas estas preguntas, claro que la hay. La forma de hablar de todo ello sería desplazar a todo un equipo de gente e ir trabajando por turnos. Eso sería lo ideal. Un redactor y un fotógrafo para la mañana y lo mismo para la tarde y para la noche. Seis personas por medio podrían hacerlo bastante bien ... siempre que no se solapen los conciertos. Porque si hay dos escenarios a la vez actuando, necesitaríamos doce, en vez de seis. Lo malo es cuando se solapan hasta cuatro escenarios, como en Wacken, porque entonces tendríamos que acudir veinticuatro. Necesitamos la plantilla de un equipo de fútbol americano. Un lujo.

¿Sabes a cuantas personas acreditan los festivales? Normalmente no pasan de dos, salvo casos muy sonados de gente con “enchufe” que le dicen, a lo que yo llamo amistad. Sí, porque en algunos festivales acreditan a más de dos según a qué medios. ¿Por qué? Pues porque les da la gana. ¿O tú no invitas a quién te da la gana a tus fiestas? Pues eso.

Ahí llega el problema. Las entradas para los festivales no son baratas. Los medios “profesionales”, los que cobran por esto, subsisten. ¿El resto? El resto ponemos dinero. Cubrir un evento como el Resurrection Fest, por decir el más cercano, entero, significaría tener al menos mínimo seis personas desplazadas y que trabajaran a tope mientras estén sobre el terreno. Pensando en que dos de ellas consigan acreditación, para tener otras cuatro se necesitarían casi 400 euros en entradas. Aún así, al menos dos de ellas no tendrían acceso al foso, con lo cual sería completamente absurdo. En el mejor de los casos eso nos da 3 redactores y un fotógrafo sin derecho ni a ir al baño y 200 euros de entradas.

Nosotros hace unos años quisimos cubrir el Leyendas de una manera especial. Nos desplazamos hasta cinco personas con sólo una acreditada, el fotógrafo. Hicimos un reportaje creo que bastante guapo, cubriendo casi a la totalidad de las bandas. El esfuerzo de dinero fue enorme por parte de todos. ¿La recompensa? A la vuelta la web no creció en visitas por hablar del festival. Hoy en día, tras cinco años y muchas horas de edición y maquetación ya no gozamos ni de un solo pase.

Con este panorama, cubrimos estos eventos como podemos. Procuramos no hacernos mala sangre y trabajarlo, ojo, trabajarlo, lo mejor posible, intentando obviamente también disfrutar sobre el terreno de la música y de la amistad de la gente que te aprecia. Obviamente, intentamos hacerlo bien, siempre en así, y hay veces que según para quién estamos a la altura y otras que obviamente no. No se puede estar a bien con todos. Querer ser un “bienqueda” con todo el mundo te condena al fracaso. Procuramos no hacernos mala sangre con nada y damos por hecho que a la vuelta alguien se enfadará con nuestra crónica y tendremos algún troll más tocándonos los cojones.

Así que cuando publicamos la crónica de un evento largo como es un festival, lo hacemos apretando los dientes y diciéndonos a nosotros mismos: Alea Jacta Est. La mayoría de las veces libras. Otras ves algún comentario hiriente en alguna red social y en alguna otra sale un retrasado mental y te pone a escurrir faltando al respeto y mirando únicamente que no has hablado de su banda, sin tener en cuenta que a lo mejor has hablado otras 30 veces de ella en otros conciertos.

Me pregunto a cuantos conciertos irán a lo largo del año y a cuantas bandas verán en los festivales esos trolls. Probablemente sobren los dedos de una mano. A un festival vamos a ver bandas, pero también necesitamos comer, beber y descansar. Hay grupos que se solapan, otros que has visto ya y no te apetece volver a ver y te cambias de lugar, y otros que simplemente no te gustan.¿O es que tiene que gustarnos todo?

Es así, siempre ha sido así y siempre será así. Nosotros lo hemos sufrido. Otros compañeros también. La primera vez duele. La segunda un poco menos. La tercera ya te ríes. La cuarta te descojonas. De año en año te ganas algún troll. Es inevitable.

Pero también te das cuenta de que sólo los buenos tienen a gente así detrás. Gente que habla al son de lo primero que le viene a la cabeza, sin pensar, sin analizar si puede herir y sin medir las consecuencias. O sí, son gentuza y lo hacen analizando friamente, para hacer daño o pensando que con eso llamarán la atención sobre su grupete, porque esa actitud es de grupete. No veo yo a las bandas grandes llorando en las redes sociales.

Evidentemente toda esa gente va a parar a tu “lista de hijos de puta”, “lista negra”, “lista de trolls”, etc. Cada medio tiene la suya. ¿Y sabes? Cuanto más grande es la lista, más satisfactorio es tu trabajo, porque no cobras, pero es un trabajo. Porque con el paso del tiempo, cada vez aparecen menos indeseables en tu medio. Vas filtrando y el tiempo realiza una selección natural. Y observas que con el paso del tiempo tu “lista negra” es una lista de cadáveres que se han quedado por el camino. De grupetes que no llegaron a nada y que tuvieron su minuto de gloria gracias a aquella bronca en el facebook, no por su música, que no valía nada. Porque un grupo que para promocionarse recurre a la bronca es que es simplemente una puta basura.

Y es ahí, cuando te das cuenta de que sí, de que lo estás haciendo bien. Por eso y porque las visitas crecen día a día. Y porque como bien dice Jorge Ilegal “en el mundo del espectáculo no eres nadie si no tienes algún troll tocándote los cojones”.

Así que, trolls nuestros, gracias por hacernos crecer.

© Diario de un Metalhead 2017.

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