viernes, 1 de septiembre de 2017

El Grunge mató al Heavy Metal.


Por Diego Rodríguez Liébanas.

El Grunge mató al Heavy Metal. ¿Cuántas veces he escuchado esa frase? Se trata de una verdad incuestionable que goza de un grado de aceptación similar a “La Tierra es redonda” o “El fútbol son once contra once”.

Las primeras veces que la escuché, hace ya mucho tiempo, la di por buena aunque me llamó la atención la tirria y el asco con los que se hacía referencia al Grunge como si se estuviera hablando de La Peste. Supongo que ese resentimiento, enfocado sobre todo en Nirvana, y concretamente en Kurt Cobain, pero también en Pearl Jam (Soundgarden y Alice In Chains se salvan de la quema) viene heredado de nuestros mayores, quienes vivieron el momento y vieron como en poco tiempo toda una dinastía a la que rendían pleitesía caía a causa de la llegada al mercado de consumo de una nueva generación interesada en otras cosas pero sobre todo, y como suele suceder, muy implicada en romper con todo lo que tuviera que ver con lo anterior. Se dice que el Grunge fue una moda prefabricada por los medios que utilizaron esa etiqueta para englobar una serie de grupos que, en realidad, no tenían tanto que ver musicalmente entre sí. Si damos eso por bueno, nos encontramos con que el mismo patrón sirve para explicar lo sucedido con la New Wave Of British Heavy Metal o NWOBHM, denominación en la que la prensa musical incluyó a bandas muy dispares. Posteriormente alguna de ellas se intentó desmarcar de ese encasillamiento y, desde luego, viéndolo a día de hoy es discutible que muchas debieran estar, pero el caso es que si miramos la prensa musical del momento grupos tan diferentes como Iron Maiden, Def Leppard, Mötorhead o Judas Priest fueron metidos en el mismo saco con la intención de hacer vendible todo un movimiento. 

A las bandas de Heavy Metal a principios de los 90 les pasó ni más ni menos lo mismo que antes les había sucedido a las de estilos que en algún momento lo petaron como el Rock & Roll, la Psicodelia, el Rock Sinfónico, el Punk, la música Disco, el Rock FM… y que luego les pasó también a las del propio Grunge, el Brit Pop…: Llegaron como novedad, se situaron en la cima, fueron tendencia, pasaron de moda y reajustaron su existencia. Lo que pasa es que el Heavy Metal se mantuvo en lo más alto mucho tiempo ya que, desde el primer single número 1 que se atribuye a la versión del “Cum On Feel The Noize” de Quiet Riot en 1983 hasta, digamos, 1992, pasó casi una década, y ese es un período de tiempo lo suficientemente grande como para que muchos pensaran que el status quo era inalterable. Pero, por supuesto, no lo fue.

Es indudable que hubo un terremoto musical a principios de los 90 que hizo que el Heavy Metal fuera considerado lo viejo, lo desfasado, lo casposo y eso fue difícil de digerir para quienes lo vivían como parte importante de su vida. En el Antiguo Régimen musical pre Napster, antes de 1997, eran las grandes discográficas las que compraban el espacio en los medios para hacer visible lo que ellas quisieran y vender sus productos. Esas multinacionales que, repito, te hacían visible o invisible, cerraron el grifo a una serie de bandas que ofrecían un producto que se comenzó a considerar desfasado abriéndose un período de reajuste en el que muchos grupos tuvieron que adaptarse a unas nuevas reglas menos ventajosas, lo cual sirvió, todo hay que decirlo, para que algunos dejaran de vivir de las rentas y otros se pusieran las pilas. No podemos negarlo, diez años son muchos y la gente se cansa de lo mismo y más, si nos referimos a adolescentes y jóvenes que pretenden marcar la diferencia con sus mayores. Así que en la industria de la música pasó lo mismo que en otras: Cuando un producto da señales de flaquear, inmediatamente se pone otro novedoso y fresco que active el mercado. Mejor o peor da igual aunque, como todo, es opinable. Lo importante es que sea nuevo.

Aun así… ¿Realmente el Grunge acabó con el Heavy Metal? A la vista está que no, ya que el género sigue gozando a día de hoy, 25 años después, de buena salud y tiene seguidores en todos los rincones del mundo. Pero la afirmación ni siquiera es cierta en lo que a la década de los 90 se refiere. No sólo a nivel independiente y underground el género daba señales de que el invento seguía con vida sino que el mundo del Metal siguió presente a lo largo de toda la década en el panorama mainstream a través de bandas como Metallica, Pantera, Sepultura, Megadeth, Savatage/Trans-Siberian Orchestra, Dream Theater, Paradise Lost o Iced Earth, quienes, procedentes de los 80, en mayor o menor medida crecieron en la década siguiente. También debe ser destacado que en los 90, lejos de quedarse la situación estancada, nacieron o se desarrollaron nuevos géneros como el Black Metal, el Industrial, el Stoner, el Nu Metal y subgéneros como el Death Metal melódico, además de resurgir con fuerza el Power Metal europeo que vivió una segunda juventud. Todos estos argumentos no sólo intentan romper con ese relato en el que el Grunge mató al Heavy Metal sino también con la idea que llega a nuestros días según la cual los 90 fueron una especie de Edad Media oscura y horrible para el Metal habiendo poco o nada en ella aprovechable. Nada de eso. Con poco que se busque aparecen cosas interesantísimas que poder escuchar. Eso sí, había menos que rascar en la MTV.

© Diario de un Metalhead 2017.