📝 📷 Larry Runner.
Legacy of Brutality y Nazgash nos citaron en la tarde noche de la Festividad de Reyes. No negaremos que costó lo suyo levantar el culo del sofá. Más de lo normal.
Faltó gente. Las fechas navideñas es lo que tienen. Nosotros tuvimos que acudir sin fotógrafo y creo no mentir si os digo que fuimos el único medio que acudió a la cita. Pero la ocasión lo merecía y a pesar de todo la Gong presentó un excelente aspecto y un fenomenal ambiente.
Abrieron Nazgash, una banda totalmente nueva para mí, aunque ya llevan un tiempo funcionando. Apenas había escuchado un poco de esta banda Black originaria de Gijón. Soy más de disfrutar del género en vivo que en disco, siempre lo he reconocido. No suelo escuchar demasiado en casa y es un estilo que descubrí muy tarde. Jamás había comprado un álbum de Black Metal ni acudido a ningún concierto hasta que en 2005 vi en Wacken a Marduk bajo la lluvia y caí en la red. Bien es verdad que había visto un par de años atrás a Immortal, pero fue bajo el sol y como que aquello se quedó en una mera anécdota para mí.
Nazgash me gustaron mucho. Su puesta en escena y también su música, que me sonó infinitamente más potente a lo que había escuchado en spotify en los días anteriores al concierto. Y es que las canciones de su debut álbum “Killed by the Northern Winds” suenan infinitamente mejor en vivo que en la grabación.
Todo es más potente, pero lo de la batería marca mucho la diferencia. Al respecto habría que contar sobre el protagonista, que a Blissfucker (Zesatti) ya le había visto en varias ocasiones con otras bandas en vivo, incluso se pasó una vez por la radio -aunque juro no recordar con qué motivo- y sabíamos cómo se las gastaba. Así que no fue una sorpresa.
Comenzaron el bolo con “Killed by the Northern Winds”, el corte que da título al disco y tirando de temas cargados de velocidad y, aunque jamás seré un experto, todo me sonaba como muy old school. Ya de salida me sorprendieron por su buena presencia sobre las tablas de la Gong y por la atmósfera que crean, digna de un funeral de Mordor, la necesaria para una banda de Black Metal. Un canto al odio, al mal, como debe ser, algo de lo que deberían tomar buena nota otras formaciones estatales que lo pretenden. Y es que claro, por mucho corpse paint que pretendas lucir, si no lo das, no lo das. Evidentemente, tener a la guitarra a un tío como Solarfall es jugar a ganar. Impresionante el seis cuerdas solista de la banda que capitanea Kotard a la otra guitarra y voz. Un Kotard que apenas se dirigió al público, sin presentar ni los temas. La actitud es muy importante y no, no estábamos viendo a Don Dokken. La oscuridad llegó incluso a eso.
El concierto, tras un comienzo frenético, entró en una parte más melódica, con temas como “Heresy” o “Obsessed with a Cold Moon”. Los teclados de Thorne empezaron a ganar peso, sonando cada vez mejor, y ello sirvió para que la gente se fuera contagiando del grupo y metiéndose en el concierto, incluso los que no les conocían aún.
Queda por mencionar la labor de Demiurge al bajo, sin duda el más joven del grupo y al que adivinábamos disfrutando bajo la melena, con una pose en el escenario casi de veterano para mostrarse después de lo más sencillo, como un metalhead más, gozando en el pit cuando después actuaron Legacy of Brutality metiéndose en todos los líos.
Cerraron con “Carcass”, con Thorne desprendiéndose de su capa y tomando el micro.
Me gustaron y espero poder llevarlos al estudio más pronto que tarde para presentarlos en condiciones en nuestro programa de radio. Seguro que tienen mucho que contar y una llamada telefónica sería muy insuficiente en este caso.
Como curiosidad, decir que tres de los miembros de Nazgash son los que conforman Burnt to Death que habían tocado con Legacy of Brutality en Gijón. Personalmente me gusta más su propuesta Black que la Death.
Tras la descarga Black llegaba el momento de Legacy of Brutality.
Los de Puerto de Vega nos habían prometido por fin un concierto presentación en condiciones de su último “Travellers to Nowhere”, pero no fue tal. No negaré mi decepción al respecto. Enamorado de esa joya que es su último disco, elegido como tercer mejor álbum del año por nuestra audiencia, es realmente lo que yo quería escuchar. Pero esta vez tampoco pudo ser.
Me imagino que la falta de tiempo para los ensayos les impiden por el momento poder defender las nuevas canciones en vivo. En más de una ocasión pudimos ver algún desajuste, que unido a algunas idas de sonido en algunos momentos, nos privaron de ver un mejor concierto.
Tal y como habían hecho en Gijón, abrieron con “Travellers to Nowhere” para que nos las prometiéramos felices. Inmediatamente retrocedieron hasta 2011 con “Rebirth ot the Ancient Cult” y a partir de ahí fue un concierto bastante conservador, tirando incluso de canciones muy antiguas.
Y es que hicieron sonar temas como “Martyrchrist”, de su demo de 2008 e incluso el “Masacrado” con el rindieran tributo a Brujería en aquel recopilatorio. Bien es verdad que no faltaron algunos bombazos de los buenos como “Emperor of a Dying Garden”, que sonó al final o “Under the Hammer of Doom”, ambas del “Giants”, pero no era lo esperado.
Siempre lo gozaremos con hits como “Beyond the Walls of the Colosseum” y “Behind the Black Mirror” seguirá haciendo que los circle pit surjan de forma espontánea, pero yo había ido pensando en disfrutar por fin de “Crimson Dawn” o “The Druid” y no pudo ser.
Vale que ver a Borja Suárez a la guitarra solista es ya de por sí un show. Que podrías pasarte todo el bolo mirando sólo para Piti en la batería y ya sería suficiente. Que Simón mete miedo al micro con su look actual y que la presencia de Gonzalo al bajo con sus habituales remolinos escoltado por Yoye estuvo mejor que bien. Pero yo esperaba otra cosa.
De todas formas no me quejaré, que estos cualquier día son capaces de no subirse más a un escenario. No olvidaré la advertencia de Simón García: “nunca sabemos si puede ser el último”. Ojalá que no.
Gracias Iñaki de Factory Rock.
© Diario de un Metalhead 2024.
1 comentario:
en la sala Gong no suena bien nada,muy poca potencia de sonido porque si suben retumba, sala poco apata para conciertos de metal, BAEST fue lo unico que sonó medio decente en la decena de bolos a los que alli habre ido.
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