El pasado sábado 16 de diciembre se presentaba una tarde cuanto menos interesante. Las circunstancias de las fechas pre navideñas propiciaban que pudiésemos tener una tarde noche para acudir juntos a la cita en la Sala Acapulco.
Si somos completamente sinceros, tenía ciertas reticencias a acudir a un concierto del Reno. Pese a que varias canciones del grupo me gustan bastante, no las tenía todas conmigo de encajar mucho en su planteamiento de los conciertos.
Como es habitual Jorge nos llevó bastante tiempo antes a Gijón, aún así más tarde de lo que a él le hubiera gustado. Llegamos a la sala unos veinte minutos antes de que abriesen las puertas, lo que nos permitió saludar a Iñigo Malvido, Sergio Blanco y Sara (Noche de Lobos). Una pequeña charla mientras se ultimaban preparativos y Sara nos acreditaba, nos sirvió para ponernos en situación de lo que iba a acontecer esta noche.
A las 20:30 se abrían las puertas y podíamos colocarnos en la parte delantera de Acapulco, desde donde no nos perderíamos nada del show.
La primera sorpresa nos la darían cuando, diez minutos antes del horario previsto, se encendían las pantallas situadas en las paredes de Acapulco, en las que nunca antes había reparado.
Comenzaron a proyectar una batería de fragmentos de vídeos de YouTube, archi conocidos por todos por ser versiones mal interpretadas de clásicos del rock o vídeos de grupos con el calificativo común de “horrendos”.
Fue el pistoletazo de salida para que puntuales El Reno Renardo, sin tregua, arrancase hora y media de directo.
Primeros acordes lanzados desde la mesa de sonido y sale a escena la mascota de la banda. Esta tarde, el fotógrafo Iñigo Malvido encarnaría al reno, escobilla de váter en mano, con sugestivos movimientos de cadera. Fue dando paso a los miembros de la banda a la vez que incitaba al público a la fiesta, todo mientras sonaba “Ancho cipote”. Se retira el animal y enlazan sin pausa con “Meriendacena medieval”.
Jevo hace un primer speech para anunciarnos que este es el concierto de fin de gira, y recordar su última visita a Asturias allá por 2019, destacando el tiempo prepandemia.
La respuesta del público fue contundente desde el primer tema. Con una sala llena, que coreaba cada canción, siguen con “Lo puto peor”, “Fiesta palangana”, esa versión de Mago que comienza lento para lanzarse al desenfreno.
La agrupación tiene calculado cada detalle, con un guion bien aprendido (y si no está la tablet de Jevo). Se presentan uniformados, con faldas de cuadros escoceses que bien merecían una planchadita y unas camisas que no dejan indiferente a nadie: flores, dinosaurios, un Edén con Jesús incluido, no tienen desperdicio.
Jevo intentó buscar teclistas, madres y gente que le gustase el cachopo entre los asistentes, que no sé si por miedo de que se la liasen, nadie dijo nada. Total, que parecía no haber ni un teclista, ni una madre, en toda la sala, lo que dio para numerosos chascarrillos a lo largo de la velada. Yo fui una de las que agachó la cabeza, pese a que Jorge intentó convencer a Jevo de mi maternidad.
“La gente es imbécil” dio paso al metal industrial alemán de “Madre” y “Tu hamster”. Si bien es cierto que estos dos últimos temas son de los que más me gustan de la banda, esta noche no tuvieron su mejor interpretación. En estas dos canciones emplean pistas de teclado grabadas, siendo el batería el encargado de lanzarlas. Hubo algunos desajustes en “Tu hámster”, y es que Iván confesaría que se le había enganchado el cable en la espalda impidiéndole moverse con libertad a la batería.
“Spoilerman” volvió a levantar pasiones entre los asistentes.
El momento Blind Guardian con “El bardo bastardo” hizo que Iván abandonase la batería para situarse con un djembe entre las piernas en la parte delantera del escenario.
De nuevo Jevo toma la palabra para, como había anunciado anteriormente, darnos información de su próximo disco. Nos revela que el 15 de enero, coincidiendo con el blue monday (el día más triste del año) saldrá a la venta su nuevo trabajo.
Recuperan la distorsión para continuar con “C.L.H.P.D” que enlazaba con “No hay huevos”.
Ya va llegando la recta final del concierto. Dedican la canción al hermoso público de Acapulco “que no os vemos como humanos, os vemos como Orcos de Mordor”. Arrancando así el tema homónimo.
El “Veranito mix” nos trajo de nuevo a Iñigo con un disfraz de langostino/ bogavante. Buscó el cuerpo a cuerpo con músicos y público. Como no, enlazaron “El bogavante”, “La solitaria” y “El megalodón”.
No podía faltar “Camino a Moria”, el tema con el que parecían despedirse.
Volvieron tras unos segundos con un intercambio de instrumentos para interpretar “Chicken es pollo”. Donde Iván a la guitarra bajó a la pista para perderse entre el público.
Retomaron la formación “normal” para cerrar con “Crecí en los 80” por todo lo alto.
Espero que no tarden otros cuatro años en volver, porque mis reticencias iniciales desaparecieron con tan solo un par de temas.
Lo pasamos estupendamente, fue muy divertido y me dejaron con ganas de repetir experiencia.
© Diario de un Metalhead 2023.
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