miércoles, 7 de junio de 2017

Inimitables, como el lugar. SLAYER + ANGELUS APATRIDA. Sala Pelícano. A Coruña. 04.06.2017. Crónica y fotos.


Texto: Larry Runner.
Fotos: Sergio Blanco, excepto *.

Primera visita a la Sala Pelícano de A Coruña, un espacio de ocio de iniciativa privada espectacular y con un aforo e instalaciones que le sitúan a la cabeza no ya de España, si no de Europa. Pocas salas podrás visitar como la coruñesa, en España a buen seguro que ninguna.

La noche anterior sus empleados trabajaron durante toda la madrugada. A las 7:30 del sábado cerraba las puertas al público y comenzaba la tarea de desmontar todos los reservados que habitualmente bordean la sala. Recoger todas las mesas de cristal y sofás hizo que algunos tuviesen que trabajar hasta bien entrado el mediodía del domingo. Todo fue poco para que a la tarde otros disfrutáramos como pocas veces en nuestra vida de un concierto en sala.

A las 19h abrían las puertas. A la entrada cacheos y algo que no veía hace años, detectores de metales, que por lo visto era una exigencia presente en el "rider". El “merchan” de las bandas instalado y las barras llenas esperando a una audiencia sedienta pero que prefirió cortarse por los precios marcados en la cerveza. El público del metal no está acostumbrado a pagar por la bebida lo que es habitual para la gente habitual de este tipo de recintos, pero, la verdad, viendo todo lo que ofrece Pelícano, cabe valorar que pagar un poco más de lo normal, merece la pena. Las cañas a 4€ y los litros a 10. Sí, puede que sea caro, pero a cambio disfrutamos de un espectáculo digno de los mejores festivales y un sonido, el de Slayer, como pocos he tenido el gusto de disfrutar en Sala.

*Foto: Larry Runner.

Mención aparte merece la iluminación de Pelícano, simplemente indescriptible. ¿Cuánto puede haber invertido en luces en el techo? ¿600.000 euros? Puede que me quede corto. El técnico de luces de Slayer debió alucinar cuando entró en la sala por la mañana. Disfrutamos de un espectáculo visual como yo jamás había visto en un recinto cerrado, y eso que no todas las luces estaban en marcha y los tres anillos centrales, que bajan y giran, permanecieron estáticos. Tampoco hacían falta.

La banda americana acudió a media tarde escoltada por su seguridad personal y dos patrullas de la policía nacional a pesar de que se hospedaba en el Hotel Tryp, a apenas un kilómetro. Los excesos de los americanos quizá parezcan exagerados, pero cabe recordar la oleada de atentados que está sufriendo últimamente Europa y la paranoia que se vive en su país con el terrorismo debido a su habitual política exterior. Estados Unidos tiene el mayor número de enemigos posible y poco hacen ellos para revertir la situación, así que cuando eres de pensamiento conservador como Tom Araya, mejor te proteges.

La Pelícano cuenta con un aforo de 3000 personas, según me he podido informar, pero para el concierto se vio reducido, entre otras cosas porque la planta superior se cerró al público e hizo las veces de zona de catering para la gente de producción de la banda, cuyo equipo, como suele ser habitual, campó a sus anchas por la Sala. Nunca nos dejarán de sorprender estas americanadas.




Angelus Apatrida fueron la banda seleccionada para abrir los dos conciertos de Slayer en España. Salieron a vaciarse y fue realmente estupendo verles tocando en una noche tan especial para todos los que abarrotaban la sala. Los de Albacete fueron a morir, pues contaban con tiempo reducido y ofrecieron un enorme espectáculo, mucho mejor que el visto hace poco en el Otero Brutal Fest de Oviedo, aunque una vez más creo que iban pasados de volumen. A más de uno escuché decir que la Sala sonaba mal, aunque luego con Slayer cambió su versión. Conclusión: Angelus Apatrida sonaron otra vez más altos, pero no mejor.

“Immortal” y “Violent Down” fueron los dos primeros cañonazos. Una leve alocución para dar la bienvenida y decir lo contentos que estaban y atacan con “Vomitive”. Los ánimos se empiezan a caldear. Aquello iba a ser corto pero intenso como nunca. Con “Of Men And Tyrants” respiramos un poco, yo al menos, aunque otros lo aprovecharon para darse unas vueltas por el circle of death.  Con “End Man” Guillermo Izquierdo nos recuerda que hace ya dos años de la salida de su último disco “Hidden Evolution” (2015- Century Media) del que fue exitoso single. ¡Dos ya!

La batería de Víctor se quedó arrinconada a espaldas de David, sin plataforma, lo cual nos privó del espectáculo de uno de los mejores aporreadores del país, que en esta ocasión lucía gorra al estilo harcoreta.

La traca final llegó con la sexta marcha puesta y pisando a fondo, haciendo que la audiencia, entre la que pudimos encontrar a muchos músicos de la región y de fuera, se les entregara definitivamente. “Give'Em War”, “Serpents on Parade” y la final y mágica “You Are Next”, coreada con fuerza cerraron una actuación fantástica a pesar del comentado exceso de volumen. Guillermo Izquierdo no pudo reprimirse de hacer un selfie con la enfervorecida masa detrás.

Set list: Immortal; Violent Dawn; Vomitive; Of Men And Tyrants; End Man; Give'Em War; Serpents on Parade; You Are Next.


Slayer regresaba a España, una vez más, en esta gira de “Repentless” cuyo tema que da título al álbum, aquel en el que parece imposible no acordarse del video de la cárcel, sirve para abrir las hostilidades de sus conciertos. Un enorme telón de fondo con la portada del disco -que en la parte final del concierto sería sustituido por otro con el logo de la banda- preside el acto. El tema suena algo embarullado, como ocurre con el siguiente, “The Antichrist”. Para “Disciple” nos olvidamos ya del tema. Todo correcto, aunque con la extraña sensación de que quizás estuvieran más bajos que la banda invitada, pero todo era mucho más nítido. 

Araya y King captaban la atención en el foso, pero fuera de él, no era tanto así. Y es que sus actuales compañeros de viaje, Gary Holt (Exodus) a la guitarra y Paul Bostaph a la batería (Exodus, Forbidden, Testament...) gozan de un cariño por parte de la parroquia thrasher mayor aún si cabe que los dos miembros originales del cuarteto. 

Bocas abiertas alucinando de la descarga que en todo momento fue acompañada de forma sobresaliente con la forma de jugar con las luces, que otorgan un nivel superior al menor de mis favoritos del llamado “big four”. Sí, la gente deslumbrada por el espectáculo que desde el escenario se nos ofrecía, aunque a la vez también muy estática, como perpleja y ni siquiera con canciones tan hechas como para desmadrar como “You Against You” se llegaba a liar al nivel que yo me había imaginado. Quizás parte de la culpa sea de Araya, cuyo grandonismo le impide dirigirse a la audiencia como Dios manda y que apenas al final del concierto tuvo algunas palabras amables habladas en castellano, idioma que parece dejar de lado cuando en los últimos minutos pudimos advertir que lo habla de forma correcta.


Mientras la banda ofrecía quizás el espectáculo más grande que haya yo vivido en toda mi vida en una sala, y créeme, no han sido pocos, la concurrencia parecía absorta. Sólo en las primeras filas se mascaba la locura en todo su esplendor. Los grandes temas de la banda iban sonando, disfrutando cada uno de sus favoritas mientras las luces iban cambiando de tonos de azules a rojas y a verdes, envolviendo el espectáculo. En mi caso disfruté de forma especial y aún no sé especialmente la razón con “Dead Skin Mask” como también me ocurrió con su precedente “Fight Till Death”. Fue un concierto genial y un muy buen repertorio, aunque como parece que viene siendo norma en sus últimas actuaciones, se olvidaron por completo del “Hell Awaits”, algo que a mí y a otros muchos nos choca por ser sin duda alguna uno de sus mejores discos, de los más completos, si no el que más.

¿Dije que la audiencia estaba como paralizada? Pues eso dejó de ser así más tarde, pero ya fue para la traca final. Ese desenlace sublime, que roza la perfección como acontece sólo en el caso de los más grandes. El infierno llegó a la Pelícano inundada de luces rojas con “Raining Blood”, que desató la locura. Mirabas a derecha e izquierda y te preguntabas cómo un cuello puede resistir tanto maltrato. A más de uno parecía que se le iba a salir la cabeza disparada. “Black Magic” sirvió de disimulado respiro ante la final “Angel of Death”.

Una vez más lo habían hecho. Habían dejado a todo el mundo boquiabierto, casi sin soltar palabra, sin falta de arengas ni historias, sólo a base de buen hacer musical, de una avalancha sónica inimitable, quizás única. Por eso la gente les perdona todas sus manías y por eso les van a ver incluso algunos que no profesan la religión del heavy metal. ¿Postureo? No creo. Eso se queda fuera cuando pagas 35€ por una entrada de un concierto. Eso más en festivales.

Inimitables, como el lugar. 

Set list: Repentless; The Antichrist; Disciple; Postmortem; Hallowed Point; War Ensemble; When the Stillness Comes; You Against You; Mandatory Suicide; Fight Till Death; Dead Skin Mask; Hate Worldwide; Pride in Prejudice; Take Control; Seasons in the Abyss; Born of Fire; South of Heaven; Raining Blood; Black Magic; Angel of Death.

© Diario de un Metalhead 2017.

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