Por Larry Runner.
HAREM SCAREM Siempre me han parecido una institución bárbara. Desde hace años que les conozco y les encuentro momentos realmente sensacionales y este nuevo “United” es bueno, muy bueno diría yo, probablemente de lo mejor que han parido. Pero ... siempre hay un pero.
Te pones a escuchar “United” y te encuentras con esa esencia del mejor de los AOR, ese hard rock melódico que tanto aman sobre todo los ya entrados en canas, cristalino, de estrofas cantables y estribillos estupendos. Te enganchas a las canciones, te atrapan, las cantas, y es que el comienzo del álbum con el tema que da título al álbum se me antoja espectacular.
¿Dónde está el pero? Pues a partir del segundo de los cortes. Una tras otra llegan buenísimas canciones. Las estrofas entran de pleno al corazón, los estribillos son de ser unos compositores como la copa de un pino, pero ... en muchos de los casos cuando estás casi en el orgasmo, van y te interrumpen la emoción. Sí, llega el solo de guitarra y hay que lucirse, maldita la hora.
Y es que es en los solos donde la cagan. Parece que no vale con hacer canciones buenas, que haya que demostrar que además de hacer canciones molonas sabemos tocar muy bien, que somos virtuosos de las seis cuerdas y hala, a joderla toda.
La mayoría de los solos entran como forzados, no son naturales, están como cocidos en otra olla y luego montados en el pro-tools, casados ahí sin sentido para joderla toda. Es en ese momento cuando me agarro el rebote. Una canción tan brutal como podía ser “Here Today Gone Tomorrow”, con ese rollo tan Winger se ve rota a la mitad por esa razón. Y así sucede con casi todas. Llega el solo y el feeling se rompe, pues el lucimiento de las “six strings” de Peter Lesperance parece entrar siempre a calzador. Una pena.
Sucede una y otra vez y yo no dejo de ponerme enfermo. “Gravity” podría ser la canción del año, pero no, la vuelven a joder. Coño, Lesperance, ya sabemos que eres bueno, no hace falta que nos lo demuestres una y otra vez. El virtuosismo y los desvaríos para el prog, no en el hard rock, podemos vivir sin ellos, nos encanta lo simple.
Aún así, gran disco, le perdono Mr. Lesperance, aunque me pille estos subidones de azúcar. El tiempo hará que lo acabe tragando enterito, porque con esos estribillos, a cojones que lo escucharé una y otra vez. Sensacionales.
© Diario de un Metalhead 2017.
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