lunes, 21 de agosto de 2023

ROCK NALÓN. Pravia (Asturias), 12.08.2023. Crónica.


Texto: Larry Runner & JL Novales
Fotos: Jorge López Novales 


Menos afluencia de la vaticinada en la sexta edición del ROCK NALÓN. Quizás el cabeza de cartel no era tan atractivo para la comunidad metalera como se vaticinó en un principio y de ahí el pequeño bajón con respecto a la edición del pasado año.

Espectaculares en las fotos, pero no tanto en lo musical, BURNING WITCHES no arrastraron a la cantidad de público que cabría esperar de el cabeza de un cartel que se completó con un par de bandas asturianas y dos más estatales. Sabemos cómo está el panorama, pero si ni en las ocasiones especiales logramos responder, mal vamos.

No sé las cifras oficiales pero en comparación con el año pasado, éramos muchos menos, está claro. Triste resultado más aún cuando la idea del festival nace de un colectivo que lo hace simplemente por amor a la música, algo que la gente suele tener más en cuenta cuando el calendario no está tan saturado como el de este verano, con festivales y fiestas por todos los rincones. Sí, estoy poniendo excusas. A mi el cuerpo ya casi no me da.

Por Jorge López Novales.

Después de unos épicos días de agua y barro, lo que no quería eran unos días, como los anteriores, de un calor extremo. Y llegó el sábado 12 de agosto con un agradable término medio que respetó sin agua la celebración del Rock Nalón.

Llegué al recinto de Agones sobre las 12:30. Esta fue mi primera sesión vermú en Pravia. Bueno, hablando con propiedad, fue más bien mi primera sesión Jagger. COVERAGE estaba ultimando su prueba de sonido. Ya estaba todo preparado para la fiesta.


La banda cántabra de versiones repetía este año. Tras unos temas entendí porqué: teníamos buenos músicos, con mucho carisma, que durante dos horas iban a amenizar la mañana. Iron Maiden, Helloween, Metallica, Bon Jovi… irían siendo interpretados con bastante rigor.

Como curiosidad: su batería iba vestido de Heidi por un tema de una despedida de soltero.

Invitaron a unos cuantos asistentes a participar (a Jevo, Lorenzo, a Roberto Peláez y a Pedro Pravia) a cantar algunos temas y lo pasamos bien.

Por Larry Runner.

IN-SANITY
Abrieron puntuales. Gente cercana nos hacían saber que justo en el día se cumplían 31 años de una actuación suya en el pabellón de Agones, a escasos metros de donde estaban tocando ahora. Aquella tarde compartieron tablas con Lying. Tuvo que ser glorioso.


Ahora, tres décadas más tarde IN-SANITY volvían a presentarse en casa haciendo sonar de nuevo canciones que parecían olvidadas, de grabaciones como aquella maqueta "Searching" que tengo en mi poder gracias al compañero Novales pasada a un CD. Oro sonoro que hizo que temas como "Icaru’s New Flight", "Searching & Victimized" o la final "Living in Fever" no me sonaran desconocidas como el resto del repertorio. Apoyados en esa gran base rítmica Chus (bajo) - Pollo (batería), fueron ganando en solidez con el paso de los minutos y animándose con el apoyo de un respetable que dio un paso al frente para acercarse a los músicos.


Personalmente agradezco su inclusión en el cartel, pues no les había visto nunca en vivo (a ellos todos juntos, por separado sí en diferentes formaciones más recientes). Como ya sucediera el año pasado con Beast Inside, creo que siempre es un acierto tener un momento emotivo para abrir con una banda local que merezca tales honores. Está bien para comenzar con un baño de honestidad musical y si además lleva un componente nostálgico, pues mejor.

DRUNKEN BUDDHA.
A estas alturas de la película, tras ver a DRUNKEN BUDDHA ya dieciséis veces desde que los descubriera hace cuatro años (sí, las llevo contadas), habiéndolas reseñado casi todas, me es muy difícil no repetirme y contar algo original sobre ellos, algo que no haya escrito antes. ¿Qué más puedo decir sobre la mejor banda de Hard Rock del país? Hombre, siempre hay algo que aportar. Puedo apuntar que siguen siendo unos infravalorados. Puedo escupir que si fueran vascos serían unos fijos en el Azkena, que todos sabéis que así sería. Lo que ya no puedo descubrir es su calidad musical, que ha ido ganando con cada concierto y con cada nueva entrada en el grupo hasta convertirse en la máquina perfecta que son hoy en día.


Acudía con la esperanza de escuchar algo nuevo, algún tema del que supongo se vaya a llamar "Drunken Buddha III" para no romper la racha. Pero no, soltaron una así de tapadillo en la prueba de sonido y sinceramente no pude prestarle mucha atención porque fue el momento de encontrarme con Synlakross y pararme a saludarlos. 


Así que nada, el repertorio el acostumbrado, con lo mejor de sus dos discos, "Dance of the Serpent Queen" -que será un clásico antes de editarse- y un final de impresión con el "Highway Star" de Deep Purple. Por el medio, locuras varias con un Michael Arthur Long al que no le bastó con el enorme escenario, ni con el foso, ni con la pradera libre, acabando sobre los contenedores de reciclaje situados en el lateral del recinto. Cualquier día se nos mata. Ya vimos un percance en Puerto de Vega una vez que casi acaba en tragedia y del concierto de Wacken volvió cojo y luciendo tobillera. Pero nada lo va a frenar. No me extraña. Y es que tiene que ser la hostia verse al frente de una banda tan buena. Estar a la altura no es fácil cuando tienes a cuatro monstruos sonando a gloria. Pero él cumple. DRUNKEN BUDDHA siempre lo hacen. Bolazo.


SYNLAKROSS
Era la tercera vez que veía a Synlakross este año. Me encantaron en Alicante, cuando sin los sonidos de apoyo estuvieron crudos como nunca y dieron un bolazo de impresión. Meses más tarde en Sevilla, en la final de la Metal Battle, con todos los medios, no les vi tan sueltos, me gustaron algo menos, aunque siempre rinden bien. 

Tras dos conciertos cortos, de apenas 20’ era el momento de por fin disfrutarles con un show más largo. Se vinieron con la baja de Iván a la guitarra, dejando sólo en las labores a Aarón, que cumplió con creces. 


Sonaron como una apisonadora. Se nota que últimamente han tocado mucho y vienen rodados. Era la cuarta vez que les veía y fue realmente impresionante. Pura actitud, comandados por esa Patricia Pons que ha dejado de ser una tímida cantante para ser una frontwoman pasional y que no dejó de intentar alentar a unas huestes metaleras en el pit que probablemente fueran demasiado clásicas para su estilo. Suyo fue uno de los gestos más bonitos de la noche, dirigiéndose a una muy joven fémina de la primera fila. Por cierto, Patricia Pons, me encantó tu camiseta.

Abrieron con "Okami" hit de su último "0K4M1" para seguir con otra de las grandes del álbum "Pitch Black". Comunicación con el público y venga caña con "The Last Day of Eris" para que no quedara ninguna duda de lo mucho que apuestan por su último trabajo hasta la fecha, que aunque ya tiene dos años, siguen presentando sin cesar, paseándose incluso más por Europa que por tierras españolas.

Paradas cortas y al lío. Intensidad total y casi sin momentos para el respiro. Si querías caña, ahí la tenías. Sin duda un muy buen show de los valencianos, que dejaron lo mejor de su repertorio para el final. Gustaron mucho.

Reino Unido, Alemania, Holanda y Bélgica les verán pasar.


Set-list:
Okami
Pitch Black
The Last Day of Eris
Fatal Frame
Curly Wolve
Last [Tour] Requiem
Art Of Dying
Dark Seed
Death / Hate

BURNING WITCHES.
Era la segunda vez que las veía en vivo. La primera vez fue en Wacken antes de la pandemia. Su último trabajo me pareció lo suficientemente resultón como para dedicarle unas líneas, aunque es verdad que más que nada lo de la reseña vino motivado por su paso por esta sexta edición del Rock Nalón que ellas encabezaban. De ahí que tardáramos tanto en publicarla.

Acudía a verlas con ganas. Había algunas buenas críticas por medio sobre su directo, aunque leer algunas cosas en según qué webs, cuando su sello está pagando miles de euros en publicidad, pues como que no es una referencia de fiar. Habían pasado 4-5 años, me podía esperar una mejora, era lo más lógico. Pero ...


Nueva decepción. Mis sensaciones no mejoraron. Salieron doce minutos tarde sin ninguna justificación, puesto que todo estaba listo. Luego, acortaron su show en otros veinte minutos sin ninguna razón tampoco. En total, algo más de media hora de concierto birlado porque simplemente no les apetecía. ¿La hora y media esperada en qué quedó? Eso sí, el caché se cobró por adelantado y entero.

Musicalmente bien, no diré que no, pero bastante lineales. Muy correctas en la ejecución, pero sin expresar demasiadas emociones, actuando con arrogancia sin casi tener gestos con la audiencia. El show lo salva su vocalista, Laura Guldemond, que simplemente es maravillosa y de largo lo mejor del grupo. La más activa, la que más actitud le pone, la que más ganas y la de más calidad. ¿El resto? No está mal, pero tampoco es para tirar cohetes. Y aquí entraríamos en un largo debate de si estarían ahí si fueran hombres. Porque todos tenemos nuestra opinión al respecto. Y antes de que nadie piense en saltar a mi cuello, que algunos y algunas lo harán, diré que Thundermother son unas diosas y Crypta increíbles aunque la música de las brasileñas no me llegue a impactar del todo. El que esto escribe adoraba ya a Girlschool, Doro, Lita Ford y Vixen antes de que muchos de los que estáis leyendo esto pisarais siquiera el parvulario. Si no sabes quién es Jutta Wheinhold contigo no tengo ni que debatir. Así que si va a venir alguien con alguna acusación de machismo, se puede meter en el contenedor en el que se subió Michael Arthur Long durante su actuación. En el del plástico, porque su opinión sobre mí valdrá menos.


¿Temas a resaltar? La verdad que pensaba que canciones como "Evil Witch" o la fantástica en disco "World On Fire" me volverían loco. Pero no, bueno "World On Fire" estuvo bien. Pero con el paso de los minutos ellas frías y yo cada vez más también. Con la que liamos el año pasado en el mismo lugar ...

Escasa comunicación con el público y altas dosis de vanidad. Hasta el punto de no tener ni el más mínimo detalle con su público. Creo que ha sido el primer grupo que se viene al Rock Nalón que no tiene un minuto para salir a hacerse una foto con sus fans, que por cierto, les dejaron una buena suma en un puesto de merchan aunque no se dignaran a pasar. Y mira, no tenían a nadie encargado, así que alguien lo hizo de forma altruista porque no había obligación alguna. Tampoco hubo detalle alguno con esas personas. ¿Calidad musical? Menos de la esperada (eso es culpa mía por tenerlas en tan alta estima). ¿A nivel personal? Dejémoslo correr. pero mucho que mejorar en todos los sentidos.


Lo mejor, su sonido, como en todo el festival, porque si algo bueno tiene el Rock Nalón en esta enorme ubicación de Agones es que todo suena de maravilla.

Aquí dejaron pocos amigos. Ni siquiera en el restaurante.


Al término de las de Napalm Records, algunos pensaron que ya no quedaba más que hacer allí y se fueron. Ellos se lo perdieron. Detrás llegaba THE LIZARDS, una de esas bandas que siempre cumple, una de esas formaciones de las que además no necesitas conocer ni una sola canción porque con su puesta en escena, su entrega y su actitud te absorven.


Da igual las horas que lleves en pie y si has madrugado o no. En cuanto Carla, Judith y Edgar salen a escena, te salen alas como si te hubieses bebido un barril de Red Bull. Por la mañana habían tocado en Aranda de Duero y salieron en Pravia sin poder probar sonido. Si no te lo cuentan, no te lo crees, y eso que todo empezó con una cuerda rota de la guitarra de Carla Santacreu (guitarra y voz). Pero nada, son imparables y no hay quién detenga la energía de este poderoso trío de adn ramoniano que cuenta con una sección rítmica apoyada en la grandísima labor de Edgar Beltri en la batería. A la genial Judith Jordan (bajo), la grabaría sola para poner sus videos en las academias de rock. ¿Ves a esta moza? Pues así tienen que ser las cosas. Si no lo entiendes, apúntate a pintura o a ajedrez.


No paramos de botar y menos mal que este año no había dios que se subiera a la valla (ya nos conocen, ¿eh Diañu? Porque el éxtasis al que nos sometieron habría acabado como ya me pasara años atrás en el mismo lugar durante un Derrame Rock, hace más de una década, cuando en la oscuridad de la noche un miembro de la seguridad vino hacia a mí corriendo para al verme de cerca gritarme aquello de "cagondios Larry, no me jodas, en vez de dar ejemplo yes el peor". Cuando la música auténtica entra en vena con intensidad, no hay quién nos pare. La cabra tira al monte.

Gracias Rock Nalón por tanto. Que ninguna hechicera os robe el ánimo.

Y volver, volver ... a Pravia otra vez. Y que la bandera de los de Ulan Bator no deje de ondear.

© Diario de un Metalhead 2023.


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