domingo, 6 de octubre de 2019

Nietos de Caín. LOS BARONES, Gijón, 04.10.2019. Crónica y fotos.


Texto: Larry Runner.
Fotos: Jorge López Novales.

Si tocas en directo y nadie escribe sobre ello es como si no hubieses tocado. La frase no es mía, es de Jorge Ilegal y sí, es verdad. Hay conciertos que pasan por Asturias y no consiguen una línea. Algunos porque no la merecen. Por eso acudimos a la Sala Acapulco a ver a Los Barones, para luego contarlo. Y porque lo merecían.

Llevaba años sin ver a Sherpa en vivo. Sí que lo vi en la última reunión con Barón Rojo, hace ya casi una década. Fue en Bilbao, en una sala Rockstar llena a reventar y la verdad que me lo pasé en grande. Como Sherpa le vi hace un buen montón de años, en El Entrego. Era la gira de “Guerrero en el Desierto”. El disco es de 2004, así que fue más o menos por ahí. Fue un desastre.


Aquel día salí rebotado del lugar, que no era una sala, era una nave, sidrería o vete tú a saber. Un lugar sin luz con un sonido de mierda. Me imagino que las condiciones no eran las mejores y que el señor Campuzano estaría rebotado. El caso es que cantó sin gracia, más que cantar lo que hacía era recitar las canciones como el mierense Víctor Manuel. Fue horrible y tan chungo que pensé que se iba a pegar con alguno de los del público. Creo que faltó poco. Porque algunos nos callamos, pero hubo otros que le llegaron a insultar por la actitud.

Aquello, la verdad, me dejó marcado con el personaje y desde entonces no quise ir a verle más. Con las mil y una visitas de Barón Rojo ya tenía mi ración anual de himnos de la adolescencia cubierta. Ha habido años en los que han venido a Asturias hasta tres veces, con eso lo digo todo.


Pero mira por donde que ahora que Barón Rojo se retira definitivamente en diciembre en Madrid, la otra mitad de la banda original se ha sacado de la manga esto de LOS BARONES y no quería dejar pasar la oportunidad de verles. Si no ves a una banda no puedes opinar sobre ella. Los discos y los videos grabados con un teléfono y subidos a youtube no valen para medir.


LOS BARONES congregaron a un buen montón de gente. No se llenó la sala, pero el aspecto que presentó fue bastante bueno. Calculo que casi un par de centenares de personas, lo cual en Asturias es mucho. 


Esperaba por “El Pobre” y se arrancaron con “El Malo”. Curiosamente la primera no sonó al final. En la batería Hermes Calabria sorprendió a todos. Cuando le vimos caminar parecía que lo hacía con dificultad, como un anciano*, pero sentado al instrumento cumplió con creces. Toda mi admiración y respeto para el batería que más ha sonado en casa junto con Clive Burr que en paz descanse. 


Evidentemente al bajo y a la voz, Sherpa, que fue de menos a más. Comenzando en los primeros temas con ese recurso de narrar la canción en buena parte de los temas y acabando cantando de puta madre, como tiene que ser. Su actitud fue mejorando con el paso de la noche supongo que por la respuesta obtenida por un público que convirtió, convertimos, el show en un karaoke. El líder fue creciendo en entrega y acabó soltándose la melena. Muy bien por él.


A las guitarras Sergio Rivas y Marcelo Calabria. El primero en el papel de Armando De Castro, ejecutando la mayoría de los solos. El hijo del batería cumpliendo con creces el papel que en Barón Rojo cubre Carlos de castro.

En el repertorio 21 canciones y un solo de guitarra de Sergio Rivas que como siempre, personalmente me sobró. Recuperaron algunas canciones que no creo que hubiese escuchado nunca con Barón Rojo. “Paraíso Terrenal” del “Obstinato” fue una de ellas. La verdad que ya ni la recordaba y escuchándola enseguida me di cuenta de la razón. “Por vez primera”, del mismo disco, sonó algo mejor. La verdad que por esa sí que igual me pongo un día de estos el disco. Ese rollo a lo Thin Lizzy está muy bien. Aquí el solo lo ejecutó Marcelo Calabria, que no solo se limitó a las rítmicas. Si bien en la mayoría de los temas era Sergio Rivas el que se encargaba de esa parcela, Marcelo Calabria ejecutó algunos solos también. “Por vez primera” fue una de ellas y por ejemplo también se encargó de la tarea en “Mil Años Luz”, que sonó muy bien gracias a los coros que se trabajaron entre los tres de alante. “Son Como Hormigas” fue pura crema. Increíble que tras tantos años nada ha cambiado y sea una letra completamente actual.


La noche transcurría plácida, con el mar de calvos entregado a la causa cantando las canciones a pleno pulmón, lo estábamos pasando de maravilla. Fue entonces cuando llegó lo que fue un poco el borrón de la noche. Y es que mataron “Cuerdas de Acero”. Se repartieron las estrofas entre los dos guitarristas y Sherpa. El bajista se perdió en la suya y la verdad que la canción sonó bastante atropellada. Curiosamente otra de los De Castro, “Larga vida al rock n’ roll”, cantada fenomenalmente por Marcelo Calabria, sí que sonó de maravilla como antes lo hizo “Siempre Estás Allí”. Como veis el repaso a la discografía fue extenso.


Para el bis quedaron otros tres himnos. “Hijos de Caín” o nietos, como dijo al final Sherpa, porque ya han pasado muchos años. El final final apoteósico con “Resistiré” y con “Los Rockeros van al Infierno”, que por fin pudimos escuchar en directo sin que sonara durante un cuarto de hora. 


En definitiva, una buena noche de clásicos de la banda sonora de nuestra vida que mereció mucho la pena. Ahora que no habrá Barón Rojo tendremos a Los Barones. La vida sigue y nosotros nos agarramos a ella. Podremos seguir disfrutando de estas canciones unos años más y de una forma muy digna.

Larga vida al Barón, de la forma que sea. Gracias a Los Barones por seguir con el legado.

Y gracias por supuesto a Franel Rock Producciones y FNR Promotora por traerlos.


* N. de R.- Tras publicar esta crónica nos informan de que Hermes Calabria caminaba con dificultad porque apenas veía, ya que estaba recién operado de un glaucoma. Nos quitamos el sombrero, pues de no haberle visto entrar y salir en el escenario jamás nos habríamos dado cuenta de que tocó casi a ciegas. Si ya para nosotros era un grande, no os digo ya ahora. Enorme Hermes Calabria. Gracias por tanto.

© Diario de un Metalhead 2019.

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