Con sólo leer la hoja de prensa que acompaña este “Somos Belial” podemos vernos contagiados por el entusiasmo con el que Lujuria presenta un nuevo trabajo, siete años después del lanzamiento de su último larga duración “Sexurrección”. Incluso han usado diez temas nuevos, obviando los que formaban parte de su anterior EP y partir de cero.
Vamos a contextualizar un poco a Lujuria antes de entrar en faena.
Lujuria no es sólo diversión, son ya veintinueve años haciendo un llamamiento a la libertad dado que, como ellos dicen, o somos libres o no somos nada. Y por fin han encontrado algo que concentra toda la filosofía de la banda: hay que ser Belial, el que no tiene dueño. Va más allá de ser reconocidos como creadores de un género como el heavy erotic metal.
Por la portada uno podría decir que estamos ante un trabajo que habla de la típica lucha entre el bien y el mal. Nada más lejos de la realidad, es lo que Belial representa, la encarnación de la independencia, de la autosuficiencia y de la realización personal. Tomarse de forma literal las figuras bíblicas nunca ha funcionado muy bien. También el satanismo promueve que el hombre está por delante de cualquier poder superior y aquí encontramos mucho de ese pensamiento.
Encuentro imprescindible la lectura del libreto que acompaña a “Somos Belial”. Además de las letras, nos encontramos un prólogo y textos que comentan el contenido de cada una de las canciones. Está todo redactado por el mismo Belial, al que casi se le queda pequeño el espacio para todo lo que tiene que decir. A través de un idioma universal, la música, viene a darnos su mensaje.
Lo primero que encontramos es un prólogo que nos cuenta que Belial siempre estuvo con nosotros y que la humanidad siempre ha tenido la habilidad de complicarse la vida, sobre todo con lo que vino tras el nacimiento del concepto del pecado.
Hubo un tiempo en que unas criaturas temerosas que habitaban en cuevas asociaban los fenómenos naturales a la acción de un dios; en la actualidad seguimos igual. Cada avance, cada persona que trajo conocimiento al mundo, fue Belial.
¿Dónde queda lo musical? Os puedo decir que abordé la escuche de este disco con cierto recelo. Tengo discos de Lujuria y tengo algunos que escucho de vez en cuando. Después de no escuchar nada nuevo de la banda en estos años, no esperaba sorpresas. Me pasa con todo, con tantos estímulos, tantos discos, tengo el paladar atrofiado y sin darme cuenta soy más exigente con lo ya conocido. Es una de esas veces que puedo decir que la temática, las letras, están a la altura, de la música.
¿Es el mejor de los discos de Lujuria? No, porque sería infravalorar el trabajo de los anteriores y forman parte de un camino que llega hasta aquí. Suena de lujo. Lo más llamativo en una primera escucha es el tratamiento de las guitarras. Su presencia es abrumadora, te das cuenta de que no estás ante algo simple. Los solos dejan hacer al guitarrista sin apropiarse del tema. La presencia de Nacho de Carlos combinada con la acción Chepas no desequilibra el disco. “Somos Belial” es mucho más. Los teclados de Ricardo y la batería de Maikel tienen sus propias parcelas de protagonismo, en conjunto dan como resultado un disco muy sólido, muy complejo como ya he dicho. Incluso, el propio Óscar Sancho, lo da todo en cada tema, dando vida, alma, a los textos, buscando registros arriesgados. Son temas llenos de heavy metal, que no rehuyen sus raíces impregnadas de rock and roll.
Estamos ante un ejercicio de retrocontinuidad. Todos los discos editados hasta ahora por Lujuria podemos considerarlos conceptuales y parte de un complejo puzzle que culmina en este “Somos Belial”. La explicación la podemos encontrar en el tema homónimo, Somos Belial” en el que emplean los títulos de los discos anteriores para conformar la letra, enlazando desde “Cuentos para mayores” hasta “Esta noche manda mi polla”. Lujuria son los mensajeros de Belial y no reniegan de ninguno de sus discos.
“Somos Belial” ha sido grabado en los estudios Calle 58 del grupo Landa, por José Aparicio Torres y Nacho de Carlos. El masterizado ha quedado a cargo de Nick Litwig en Mastering Mansion.
“Nikkal”. No es el simple corte que podríamos encontrar abriendo un disco. Además de introducirnos en el trabajo de Lujuria, es el himno a la diosa Nikkal, diosa de los huertos cuyo nombre significa “Gran dama y fructífera”, escrita hace 3.400 años. Esta melodía es utilizada al comienzo del tema. La cita textual del himno original se varía y desarrolla para integrarse como parte de la composición de Lujuria. Nikkal, es una de las primeras piezas compuestas por el hombre, o al menos que conozcamos, ya que fue encontrada en tablillas fragmentadas de arcilla en escritura cuneiforme. La humanidad también necesitaba disfrutar de la música, pero también se recreaba en las creencias, y para eso estaban sus 3.600 dioses. Y por supuesto también de un enemigo. En aquellos tiempos, Belial era conocido como Pazuzu. Hoy Belial se apodera de este himno con una reinterpretación guiada por guitarra eléctrica y con una base de teclado. Así podría empezar el tema con el que un virtuoso de la guitarra abriría un disco instrumental.
“Nikkal” da paso al homónimo “Somos Belial”. Una batería tribal nos marca el camino, comienza con un sonido que nos recuerda a los tambores tribales, para añadir posteriormente platos y la sección metálica del instrumento y finalmente la guitarra con riffs en armónicos. Este tema es la razón de ser de este disco, y como tal conjuga muchos de los aspectos que encontraremos en el resto de cortes. Presenta muchos cambios, de tempo, de ritmo, de textura, de timbre…creando un tema con diversas secciones. Como es una constante en el álbum las guitarras son muy técnicas y la construcción general del tema, o más bien de todos los temas, permiten que el instrumentista desarrolle todo su potencial; en este caso el solo incluso podría llegar a recordarnos al estilo de Randy Rhoads.
En “Messe noire”, tercer corte del álbum, oímos un órgano eclesiástico sobre el que entra la banda y una voz distorsionada que parecer querer introducirnos en un liturgia. Pero Belial no exige adoración, no exige sacrificios, entonces, ¿quién inventó todos esos rituales? Los nobles, que dieron un envoltorio al deseo para poder retozar con la servidumbre, para poder justificar su comportamiento. Llevaron demasiado lejos las cosas. Para complacer a Belial no se necesita matar animales ni niños. El teclado, en tiempo pausado, de Ricardo Mínguez nos introduce en esta historia, sobre un doble bombo de gran contundencia. Este ambiente se rompe con la entrada de Sancho, se aclara la textura instrumental para relatar los acontecimientos. Presenta un estribillo dividido en dos secciones, una primera parte rítmica y seca y una segunda, en latín y su traducción al castellano, donde la voz principal tiende algo al grave, como mirando a las profundidades y se ve acompañada por unos coros que me llevan a imaginar un coro gregoriano de monjes, tal vez por la recurrencia en las bases al sonido de órgano. No puedo evitar asociarlo a King Diamond, aunque no estamos, precisamente, ante una historia de terror.
Es importante el mensaje de “Siempre metal, invicto metal”, pero también el medio que usamos para expresarlo. Tal y como relatan en el libreto, los sacerdotes de Belial, denominados, Los Sacerdotes de Judas crearon el heavy metal como denuncia a las condiciones de vida en las factorías británicas al grito de “British Steel”, un grito que sería prohibido, “el metal luchaba por libertades”. Es justo que el tema tenga momentos en que recuerde a los propios Judas Priest. Este tema, el más largo del disco, es puro heavy metal.
Es importante el mensaje de “Siempre metal, invicto metal”, pero también el medio que usamos para expresarlo. Tal y como relatan en el libreto, los sacerdotes de Belial, denominados, Los Sacerdotes de Judas crearon el heavy metal como denuncia a las condiciones de vida en las factorías británicas al grito de “British Steel”, un grito que sería prohibido, “el metal luchaba por libertades”. Es justo que el tema tenga momentos en que recuerde a los propios Judas Priest. Este tema, el más largo del disco, es puro heavy metal.
“El ángel de la lujuria y un diablo loco de amor”. Una amplia introducción instrumental, iniciada por una batería potente, que deriva en doble bombo con la entrada de guitarra al galope se atempera para presentar la mejor arma de Belial, el amor, que puede llegar a juntar mundos opuestos. Las líneas de bajo destacan especialmente en este tema, algo que realmente lo enriquece. En el estribillo presenta de fondo coros muy melódicos que hacen un perfecto colchón armónico para el texto. No existe cielo e infierno. Tú mismo puedes darle forma en este mundo a lo que elijas.
“El amor está en el aire”. Es el Lujuria más costumbrista que nos cuenta una historia basada en hechos reales. ¿Leyenda urbana? Tuvo su eco en medios de comunicación. Hace dos años ocurrió un milagro en el pueblo irlandés de Ringashiddy, un diminuto pueblo al sur de Irlanda, erecciones espontáneas para los lugareños. Al parecer la fábrica de viagras en las inmediaciones tuvo mucho que decir. "Basta un soplo de aire y enseguida están tiesos" se llegó a decir en algunas declaraciones. Para Belial esta historia sirve para explicarnos la dependencia que tenemos de las substancias químicas para no enfrentarnos a nuestros miedos fruto de nuestros prejuicios. El tema tiene un aire a lo Thin Lizzy, no puede ser más apropiado, con una base muy potente. Es de destacar el diálogo que mantiene con la guitarra Óscar, con un fraseo muy cuidado. Este tema se aprovecha para dar forma a un divertido videodeoclip, donde son impagables los segundos de Óscar cantando con algo que no es exactamente un micrófono, cuando en una televisión vemos videos de animales copulando o el detalle de la chimenea de la que emana humo azul.
“Como puta por rastrojo”. Antes que Lujuria otros han sido el receptáculo del mensaje del Belial. Consumimos la música, obviamos el mensaje, antes de complicarnos la existencia preferimos música insípida. Esta rabiosa canción, iniciada con un solo de guitarra que ya augura el papel destacado que tendrá este instrumento, va para esas bandas que pasamos por alto. Algo característico del tema es el diálogo/lucha entre teclado Hammond, ojo a los teclados aquí ¡vaya tela!, y guitarra. Un tema de mucha energía y contundencia.
En “Tapar agujeros” nos encontramos con una pieza de hard rock. Es un tema que nos trae un relato divertido pero que encierra una realidad: los que nos gobiernan nos mienten. Lo más grave es que historias de este tipo ya no nos sorprenden y nos quedamos con la historia cachonda. Es como mi hija de seis años cantando el pegadizo estribillo sin saber lo qué está diciendo, “tengo un problema. ¿Quién lo resuelve? Me ha tocado el gordo y lo compré en un club de alterne”. Si, han comprado el número en un club. Luego el alcalde dice que también se había vendido el número del gordo en un hostal para poder comprarlo sin que remuerda conciencias. Lo único que se nos ocurre en estas circunstancias es hacer chistes. Reaparecen los coros como colchón armónico del estribillo; estas melodías líricas y en notas de valores largos contrastan a la perfección con la voz rasgada y rítmica de Óscar Sancho.
“Cuando estás conmigo (la única balada sincera del mundo)” Es una balada, sí. Lo importante es que no viene con las habituales florituras. Pasa por encima de ellas para hablar las cosas claras. Se proclama lo siguiente: hay que separar procreación de sexualidad. Este tema contrasta con el resto de los que conforman este trabajo. Se inicia con un piano (que no teclado) lírico, que, según mi mujer recuerda a las baladas de Richard Clayderman, sobre el que Óscar nos sorprende con una melodía de una amplitud y un timbre vocal inusitados en sus temas. La letra sigue el más puro estilo Lujuria, con dobles sentidos y sin tapujos.
“Migas de paz”. Belial dejó migas de pan para seguir su camino. Siempre ha estado ahí. Una potente línea de bajo abre camino a la entrada de la banda y marca la base del tema con una melodía en ostinato que se retomará una y otra vez. Un corte directo, muy rítmico, muy heavy, donde los coros cambian su papel para hacer el eco del verso principal “No fui yo”. El solo de guitarra está precedido de un pequeño solo de bajo, constatando el papel conductor de este instrumento, las migas de pan que dirigen, que marcan, el camino.
“El principio del fin” Es una versión de Ángeles del Infierno. No desentona en absoluto con lo que Lujuria nos había ofrecido hasta ahora. Se nos presentan como los pioneros, los primeros que presentaron el mensaje de Belial.
Lujuria se ha esforzado en ofrecernos la obra que cierra su actual discografía. ¿Qué será lo siguiente? Puede que juegue en su contra la complejidad temática que nos ofrece, aun sólo disfrutando la música tiene mucho que decir. Es más, muchas veces obviamos el mensaje y nos quedamos con la música.
Un viaje a la esencia de la música, a su origen.
Lujuria nunca han sonado tan bien, pese a tener el promo he sentido la necesidad de comprarme el disco original. En el momento en que compres este disco, serás Belial; en el momento en que te pares un momento al margen de tu asfixiante rutina a pensar por qué, serás Belial.
Tracklist.
1. Nikkal
2. Somos Belial
3. Messe noire
4. Siempre metal, invicto metal
5. El ángel de la lujuria y un diablo loco de amor
6. El amor está en el aire
7. Como puta por rastrojo
8. Tapar agujeros
9. Cuando estás conmigo (la única balada sincera del mundo)
10. Migas de paz
11. El principio del fin
© Diario de un Metalhead 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario