viernes, 4 de octubre de 2019

DDUM capítulo XXXI: MANTIC RITUAL ... aquella gran banda.


Por Larry Runner.

Corría el año 2019. A través de myspace -por entonces mi amada red social y a la que siempre echaré de menos- descubrí a una banda norteamericana llamada Mantic Ritual.

No tardé en nada en hacerme con su disco “Executioner” y en cuanto lo tuve en mi poder, me volvió loco. Creo que desde entonces, y ya hace 10 años, no ha habido más que 2 o 3 discos que haya escuchado yo más que aquel excepcional debut de Mantic Ritual.

Por aquel entonces Diario de un Metalhead existía alojado en mi perfil personal de myspace y la review de aquel disco superó las 1000 lecturas, lo cual no estaba mal para ser un blog totalmente personal en los tiempos en los que blogger y wordpress no eran más que una anécdota.

Recibí el disco acompañado de un lámina firmada por todos los componentes. “Executioner” era lo mejor que había escuchado desde que había descubierto a Death Angel y Mantic Ritual eran de repente junto con los también desaparecidos británicos Warpath, mi banda favorita.


Si bien la energía de Mantic Ritual era la misma que supuraban bandas como Havok, Evile o Warbringer, el feeling que yo sentía por la música de este cuarteto americano de Pittsburg era superior. 

Grabado en los Stage One Studios de Alemania con Andy Classen a los mandos, “Executioner” sonaba, sin demostrar nada nuevo, a algo completamente fresco. Mantic Ritual tenían el carisma de los primeros Death Angel y su thrash metal que bebía del de mil y una bandas sonaba aniquilador.

Tenían la velocidad del speed de los ochenta, unos solos que te volvían loco y los temas eran tan ausentes de comercialidad como a la vez exageradamente pegadizos. La mala uva de Slayer estaba presente, pero también el buen hacer técnico de Testament. Todo ello derivaba en once fabulosos cortes con canciones tan sumamente bestiales como “Death and Destruction”, “Murdered to Death”, “Panic” o el himno “Next Attack”.

Escuché por entonces el disco hasta la saciedad y aún hoy en día de vez en cuando se viene conmigo a hacerse unas horas de carretera, de ahí que ahora que se cumplen diez años de su edición esté hablando de él otra vez y con la pasión que merece.


Tras editar el disco con Nuclear Blast (casi nada para una banda que no era europea y que además debutaba), partieron de gira durante los meses de abril de aquel año abriendo para Destruction. Al respecto tengo una anécdota. Aquel año estuve en un Derrame Rock de runner para Gamma Ray. Se fue de mi memoria el nombre del road manager de los alemanes en aquel festival, pero sí recuerdo que cuando se montó en el coche y vio mi disco de Mantic Ritual sobre la guantera me comentó lo grandísimos que eran y que había estado de road manager en aquel tour por USA con Destruction. El mundo es un pañuelo. Le dije que me encantaban y, evidentemente, no le sorprendió. Cada noche de aquel tour los jovenzuelos americanos se habían merendado a las estrellas del cartel de aquella gira.

No sé que pasaría en aquel tour, solo sé que algo no debió ir bien. Poco después del término del mismo su líder Dan Wetmore (guitarra y voz) abandonó el grupo que jamás superó su marcha y acabó en disolución. Recuerdo haber hablado vía mensaje privado de Myspace con Dan y preguntarle por la razón de mandar a la mierda algo tan fantástico. Su respuesta fue educada y bastante concisa. Aquella vida no le llenaba ni musical ni personalmente, así que, al carajo.

Con el paso de los años logré ver en vivo a Jeff Potts, el otro guitarrista, sobre un escenario. Fue formando parte de Warbringer. Pero lo de Mantic Ritual ya no se me logró. En 2012 cerraron definitivamente.


Ahora, diez años más tarde vengo con esta entrada para rememorar aquellos días en los que tan bien me lo hicieron pasar. Fue solo un disco, pero qué disco. Para siempre en mi memoria y entre mis favoritos del thrash metal de todos los tiempos. Enorme “Executioner”, grandes Mantic Ritual. 

Ellos eran:
Adam Haritan (Drums)
Ben Mottsman (Bass)
Jeff Potts (Guitar)
Dan Wetmore (Guitar/Vocals)


© Diario de un Metalhead 2019.

No hay comentarios: