domingo, 31 de julio de 2016

CABEZA DE CABALLO: Dölmenn (2016 - Discos Macarras)


By Diego Rodríguez Liébanas.

¿CABEZA DE CABALLO? Imposible no acordarse de la escena de "El Padrino". ¿Quién está detrás de ese nombre tan cojonudo? Porque os reto a citarme una sola banda con un nombre de puta madre que luego decepcione con su música.


La Universidad de Granada funcionó como elemento unificador pero vienen cada uno de diferentes localidades jienenses y granadinas. Empezaron la aventura el guitarrista Antonio Ortiz y el vocalista Javyer López allá por 2007 y a ellos se les unieron José M. López como bajista y Antonio Caparrós a la batería. El último en subirse al barco fue el guitarrista Miguel Ortega (Santo Rostro, Witchtower), incorporación que supuso la pieza definitiva del puzzle. ¿Estilo? Sludge Metal, Doom y Stoner. Daniel Audí apreció desde el principio el potencial que tiene la banda y les convenció para sacar adelante su primer LP, Iron and Wood, a través de su sello, Discos Macarras.

Este segundo disco, Dölmenn, que sale través de la misma discográfica, está formado por cinco canciones y tiene una duración de poco más de 35. La primera sorpresa y muy grata es la interpretación vocal llevada a cabo por Javyer López. Muchísima personalidad en cada uno de los versos y una voz que engancha por su dramatismo y vigor hasta el punto de que en las primeras escuchas del disco prácticamente no podía hacer caso a otra cosa. Mientras que el bajo de José M. López lleva a cabo una labor bien ejecutada pero más sobria, un elemento protagonista  que no para de echar leña al fuego a modo de tambores de guerra es la percusión de Antonio Caparrós, siempre con un baquetazo en la manga para enfatizar la propuesta. Qué decir de la labor de guitarras de Miguel Ortega y Antonio Ortiz... Fundamentales. Ese sonido rocoso, en constante acometida, sin dar tregua, es la base del disco pero, además, no descuidan los diferentes detalles necesarios para arropar a cada tema con una atmósfera atractiva.



Vamos a dar un repaso a los temas. The Last Words Of Walter Kovacs llama la atención desde el primer momento debido a la agresividad de las guitarras rítmicas y a la intensidad a la que te somete cada uno de los riffs. Densas, sin ser viscosas, cada una de las partes va subiendo el diapasón hasta que llegamos a un final muy Doom en el que la canción cruje y muere poco a poco. La siguiente, Whateley´s Baby, es un grandísimo tema que te pasa por encima a toda velocidad dejándote noqueado. Empezamos muy arriba y seguimos en ese nivel con The Dölmenn, a medio camino de las anteriores, contiene unos solos de guitarra que aportan cierta dosis de melodía pero lo habitual sigue siendo una atronadora y consistente correlación de riffs que por momentos se extreman asomando el hocico en terreno blackmetalero.

El disco termina con las dos partes de Carhabh, muy distintas entre sí. Con la primera cogemos un poco de aire ya que está protagonizada por unas acústicas con cierto aire épico y unas guitarras muy sugerentes que se dejan notar sutilmente a modo de pincelada. En la segunda se dan cita todas las virtudes de sus tres primeros temas pero, a mí por lo menos, no me llegan de la misma manera, debido quizá a los dos momentos a lo largo del tema en los que la música se para hasta desaparecer completamente que me desconectan.  Aun así estamos hablando de un tema notable, de casi catorce minutos, en el que se pone más interés en creen los que se ofrecen pasajes cantados, instrumentales, momentos veloces en contraposición a otros más lentos, y solos de guitarra más largos que en las anteriores.



Puedo decir bien alto y sin temor a equivocarme que estamos ante uno de los discos del año a nivel nacional. Seguro que no les faltan ni las propuestas ni las ganas de presentarlo en directo, donde tengo entendido que son un verdadero volcán en erupción. Ojalá se den las circunstancias para que la banda pueda prodigarse más sobre las tablas y presente en sociedad esta obra como es debido porque merecen muchísimo la pena.   

              







© Diario de un Metalhead 2016.

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