By Diego Rodríguez Liébanas.
Cuando se habla de
Rock´n´Roll hay ciudades que se nos vienen inmediatamente a la cabeza y Los
Ángeles es una de ellas. Además de funcionar como máximo exponente del
denominado Rock and Roll Life Style,
citar la variedad de estilos y de grandes grupos que se han engendrado y
desarrollado en sus entrañas sería interminable. Para las nuevas generaciones
que adoptan esa forma de sentir, vivir y crear música, una ciudad así debe ser
una inagotable fuente de inspiración. Si a esto le unimos el hecho de que en la
actualidad casi nadie restringe su panorama musical a un estilo sino que paladeamos
las múltiples posibilidades que se nos ofrecen estaremos más cerca de
comprender los cimientos que sustentan la música de THE SHRINE.
La banda nace en
2008 y está formada desde entonces por el batería Jeff Murray, el bajista Court
Murphy y el guitarrista Josh Landau. Es este último, con su look mezcla de
Brant Bjork y Ted Nugent, el que se lleva todas las miradas en los conciertos y
sobre el que recae la responsabilidad de ser la cara más visible del grupo. En
2012 la banda comienza a despegar con la publicación de Primitive Blast pero es Bless
Off el disco que les confirma y que llama la atención de Century Media que
les ficha para sacar este Rare Breed
y pone a su disposición a un ingeniero de sonido como Dave Jerden que ha
trabajado, atención, con Rolling Stones, Red Hot Chili Peppers, Social
Distortion, Anthrax, Alice In Chanes o Biohazard… Telita.
Psychedelic Violence
Rock and Roll. Así es como define este Power Trio su propuesta. Manifiestan que
cualquier influencia es buena desde Black Flag a Black Sabbath. ¿Y esto en qué
se traduce? En un Stoner pesado, sucio y enérgico muy enraizado en eso que
conocemos como Classic Rock. La banda no se anda con rodeos y nos presenta gran
parte de su material más trabajado al principio de la obra a través de sus dos
primeros temas. La apuesta por ambos es importante ya que han grabado un
videoclip para cada uno de ellos. El primero es Coming Down Quick, tema divertido, desenfadado y sencillo, Punk
Rock con mucha melodía, pero con mucha fuerza y energía que me recuerda a los
también californianos Farside. El segundo, Death
To Invaders, mola muchísimo. También muy sencillo, culmina en un estribillo
que se queda grabado en la memoria. Base rítmica muy potente y mucha guitarra
que revolotea todo el rato por aquí y por allá sin meterse en berenjenales que
tiene un poco del Communications Breakdown de los Zeppelin pero llevado a un
terreno más sucio y punkarra.
Psychedelic Violence Rock and Roll
Continuamos con Rare Breed, con el que la banda se mete
de lleno en sus raíces stoner, y Acid
Drop, en la misma línea que el anterior pero volviendo a sacar la vena punk
que tanto le gusta a Josh Landau. Seguimos con What´s Left For Me un tema más Heavy Metal que te puede recordar a
unos Pentagram o a unos Judas Priest en su vena más 70s. Rápido, sucio y
potente nos asalta Savage Skulls and
Nomads justo antes de la crudeza Doom de The Vulture. La manera de cantar de Josh Landau no basa sus fuertes
en la técnica o en aullidos, sino que se mezcla de forma natural con la oferta
instrumental de la banda de forma agresiva o más suave dependiendo de lo que requiera el tema. Sus
solos, punteos y fraseos siempre están ahí para dar un toque ácido al asunto
pero también realiza un buen trabajo cuando lo ensucia todo a través de
rítmicas muy ágiles pero no ligeras. Never
More Than Now, sin más cometido que prolongar dos minutos más el disfrute
deriva en Pull The Trigger, un solo
de guitarra bien ejecutado pero que a mí me sobra al igual que Dusted and Busted, quizá por no estar
preparado para tal pasteleo a estas alturas de disco. De todas maneras este
bajonazo se logra encauzar y de qué manera con Space Steppin, temazo de tomo y lomo en el que sale a relucir la
vena más épica y sofisticada de la banda.
Para resumir, THE SHRINE nos ofrecen sus mejores momentos al principio y al final de este Rare Breed, con unos temas intermedios
inspirados pero con algún que otro traspiés. Su propuesta me convence más en
estudio que después de verlos en directo el otro día. No es que dieran un mal
concierto pero fueron de más a menos y la selección de temas parecía ser “una
de punk rock, una de heavy metal, una doom, una más stoner…” que dejaba una
sensación un tanto deslavazada que ni siquiera el carisma y el buen hacer de
Josh Landau pudo remediar. Su ecléctico listado de influencias necesita algunas
vueltas de tuerca más y estoy seguro de que su mejor obra está por llegar
todavía. Aun así este es un disco notable que demuestra que THE SHRINE es una
banda con unos mimbres excepcionales que está en pleno crecimiento y a la que
esperan cotas más altas si siguen progresando como lo demuestra el hecho de que
no paran de girar por todo el mundo y el año que viene tocarán en grandes
festivales como el Hellfest francés.
© Diario de un Metalhead 2015.
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