sábado, 10 de mayo de 2014

La Cerveza del Mes: DOMUS GRECO.


By Leonidas Trismegisto:

Recién llegado de tierras toledanas os traigo una gran cerveza, elaborada con motivo del cuarto centenario del griego de Toledo: la Domus Greco.


Fabricada por la cervecera toledana, Domus, este brebaje hace honor a la fusión de culturas que se da lugar en esta increíble ciudad. De un color ámbar oscuro, una espuma beige poco persistente y baja carbonatación que en la boca da lugar a toda una explosión de múltiples sabores tanto de occidente como de oriente. Es una cerveza de sabor dulzón que tal vez me recuerde al del mazapán, tan típico de la región. Aparece un regusto a canela y almendra que al final nos deja un gusto algo amargo y seco. Destaca también el gusto a cardamomo, otra planta oriental, que le da un toque cítrico increíble. No pasaremos por alto su gran sabor especiado, herencia de las culturas orientales que convivieron en esta ciudad. Tiene un porcentaje alcohólico del 8’2%, lo que apreciaremos desde el primer trago. En definitiva, estamos ante una gran cerveza que supondrá un placer para los sentidos. No soy persona de cervezas dulzonas pero esta me ha encantado.

En la botella reza el nombre Greco, pero sinceramente me parece un tributo a la ciudad de Toledo y la amalgama de culturas que alberga ya que su matrimonio entre oriente y occidente refleja mucho más que la vida y obra del gran pintor.

El primer trago me transportó al año 1080, cuando Rodrigo Díaz de Vivar ataca la taifa de Toledo regentada por Al-Qadir, protegido por el rey Alfonso. 

Entrad en una taberna de confianza al frente de vuestras mesnadas. Sois Rodrigo Diaz, mercenario de al-Muqtadir. No hay mirada amable en vuestro polvoriento rostro, barba de varios meses en el camino y la espada presta. Os habéis granjeado no pocos enemigos y toda la ciudad tiene ojos. Aun así, hacéis notar vuestra presencia alzando la jarra llena del ambarino bálsamo y brindando al grito de: “¡Por el Cid!, ¡Por España!”

No ha nacido el enemigo
que pueda venceros en batalla,
pero el alcohol es un asesino silencioso,
usará tu fuerza para hacerte caer.

Van sucediéndose las jarras, los brindis y la camaradería. Bajas la guardia y pides una jarra más, confiado en tus posibilidades y tu fortaleza de guerrero. No ha nacido el enemigo que pueda venceros en batalla, pero el alcohol es un asesino silencioso, usará tu fuerza para hacerte caer. Sientes que pierdes la batalla, te hundes lentamente en la negra espiral etílica hasta que finalmente falleces de rodillas apoyado en tu espada. Tus hombres te atan al caballo, te ajustan la armadura y tu cuerpo inerte sale amenazante por la puerta de la taberna, lo que provoca el terror de reggaetoneros y otras subespecies anatemizadas a los ojos de Dio, Darrell y Burton, The Unholy Trinity. Tus huestes hacen el resto del trabajo sucio.

Gracias a este poderoso brebaje vas a traspasar las puertas de la historia y entrar en la leyenda.
No hay escritos de lo que acontece en el hogar, posada o borde de la calzada. La historia la escriben los vencedores. Y tú, como vencedor, no quieres contar eso. Dormirás con pose regia con tu fiel Tizona sobre el pecho.

Si nunca os ha pasado esto saliendo una noche de fiesta, vale más que dejéis el mosto y empecéis a beber cervezas de verdad como ésta.

Maridaje: Avalanch – El Cid


© Diario de un Metalhead 2014

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