Fotos: Jorge López Novales.
STRIKER se pasaban por Oviedo, de lunes y en julio, una inconsciencia, pero no era yo el promotor. Así que a apoyar la causa en lo que se pudiera y luego a disfrutar. Era mi primera oportunidad de ver a STRIKER y no me los quería perder.
La extensa gira de los canadienses llegó a la Sala Gong gracias a Desván Producciones, agradecemos el esfuerzo y aplaudimos su temeridad, aunque por una vez, creo que las cosas salieron bastante bien. A ver si vamos a tener que montar los bolos de lunes ...
MAD ROVERS abrió la velada. Ocho canciones en formato sexteto. Sí, sexteto, has leído bien, pues a la banda se les sumó para la ocasión Pablo García. El guitarrista de Warcry, sediento de escenario tras más de dos años sin tocar un concierto completo, iba en principio a hacer la clásica aparición en un tema con los gijoneses, pero al final se aprendió todo el set y disfrutamos de una experiencia única.
Ni que decir tiene que la inclusión de un segunda guitarra hizo que la banda sonara más heavy, más contundente, más intensa, con Carlos Suárez y Pablo García repartiéndose las suertes de las florituras guitarreras sin problema, demostrando sobre el escenario muy buen rollo. De la colaboración salieron todos beneficiados y contentos. Pablo García por desentumecer por fin los músculos y sudar un buen rato y la banda por sonar más intensa, con más cuerpo, lo cual siempre es de agradecer por parte de los que gustamos de la música dura.
Evidentemente sonaron mejor que bien, gracias a la tarea de Isaac desde la mesa, que también haría sonar a los canadienses después. Del repertorio destacar la final “Fallin´ Down”, con un guitarreo brutal por parte de los hachas. El fichaje definitivo de Chema Menéndez les hace crecer enteros por su magnífica labor en los teclados y su uso del saxo para darles el toque de distinción.
No estuve en el concierto de presentación sobre el mismo escenario de febrero, pero los que estuvieron en los dos, me dijeron que había sido mejor que en aquella ocasión. Son una banda musicalmente impecable.
Lo de STRIKER es de agradecer. Desde el primer momento con el arranque de “Heart of Lies” nos trasladaron a los 80, casi nos rejuvenecieron. Capitaneados por Dan Cleary a la voz, único superviviente de la formación original, ofrecieron un concierto que muchos nos atrevemos a calificar como de los 3 mejores que haya visto la Sala Gong desde su apertura.
La música de lo de Edmonton fue calificada en sus inicios como Speed Metal, pero tras más de diez años el grupo dejó atrás ese estilo y a día de hoy su repertorio es lo suficientemente variado como para no poder colgarles ninguna etiqueta más allá del genérico Heavy Metal. Y es que tienen temas más Hard y otros más Heavy, mostrándose igual de cómodos y buenos con unos como con otros.
Su puesta en escena es sencilla, cinco auténticos metalheads tocando no necesitan de disfraces. El telón con el logo de fondo y ya. En lo musical, no hay quejas. Si eres amante de los sonidos clásicos a la fuerza ha de gustarte cómo doblan las guitarras, Tim Brown y Simon Fallon; cómo entra en doble bombo de Cory Hofing (batería de Crimson Shadows que sustituye a Jonathan Webster en esta gira) cuando hace falta; y sobre todo, cómo trabajan los coros cantando todos, detalle del que muchos deberían tomar nota y se ahorrarían andar con grabaciones para ofrecer un show más puro.
Muchos de sus temas tienen sabor a himno. Disfrutamos de “On the Run”, “Too Late”, de “Fight For your Life” con paseo de su bajista Pete Klassen por la sala y entregados cantando los coros con lo de “fight your freedom”. Nos engañaron con un amago de “Raining Blood”.
Concluyeron regalando como bis “Full Speed or not Speed” para dejar un gran sabor de boca y que arrasáramos con su puesto de merchan.
Heavy metal honesto, de gran calidad. Una banda de las que hacen falta, de las que respetan un sonido clásico que jamás se debería perder. Tenemos que escucharlos más.
El 4 de agosto en el Headbangers Stage de Wacken a las 4 de la tarde. Intentaremos repetir.
© Diario de un Metalhead 2022.
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