miércoles, 6 de julio de 2022

Resuflexión 2022.


Por Sonia M.

¿Qué ha pasado, Resurrection?

Me resulta muy complicado explicar lo que ha supuesto este Resurrection Fest 2022 para mí. Era mi 7ª edición y aunque no iba tan motivada como otras veces, tenía muchas ganas de volver a Viveiro. Todos los que leéis estas líneas sabéis más o menos todo lo que ha ocurrido en la edición más grande del festival gallego. 


Me resulta complicado porque, en  primer lugar, para mi “el resu” ha sido mi festival, al menos en este país. He acudido a otros no tan grandes, que no menos importantes y lo que me ha dado siempre el Resurrection Fest no me lo ha dado ningún otro en España, a nivel de bandas y de organización. Grupos que siempre giran por Madrid o Barcelona y que si se acercan al norte es a Bilbao entre semana siendo imposible verlas. Mi única forma ha sido el festival gallego, al que agradezco mucho que hayan traído a formaciones que nunca han pisado este país o bandas de menor caché internacional pero que para gente enferma musicalmente hablando, nos dan la vida.

Este año ha sido muy raro. Creo sinceramente que la experiencia de alargar el festival tantos días les ha salido caro y no ha cuajado. Había muchas ganas, sí, tras más de dos años de sequía. También es cierto que gracias a ello han podido venir grandes nombres, por supuesto, a pesar de lo que ocurrió con KORN, vox populi. De todas formas no seré de las personas que diga que el festival molaba cuando venían 4 bandas, cuando era más hardcore... No. 

La cuestión es que no se pueden forzar las cosas, no se puede quizás pretender ciertas historias teniendo en cuenta tu posición geográfica, o al menos, si lo intentas, tener todo un poco más controlado. Por supuesto que hay aspectos que no se escapan, que son ajenos a la propia organización, pero el problema es que los que sí que se controlan se han ido de madre esta edición.

Cada día era terrible levantarse, temiendo encender el móvil y ver las últimas actualizaciones. Ninguna buena. Ha sido especialmente doloroso por bandas pequeñas, los “no” cabezones por así decirlo como por ejemplo SPIRITBOX, EMPLOYED TO SERVED, AS EVERYTHING UNFOLDS... Bandas que no han tocado nunca en España, y era una buenísima oportunidad para disfrutar. 

Terrible el tener que seguir utilizando tokens, con la falsa sensación que tienes al usarlos si no tienes dos dedos de frente, o si estás ya más contento de lo normal. Unos precios desbordados tanto en las barras como en los puestos de comida que no daban mucha alternativa. 

Un tremendo error el prescindir del Metal Market, espacio para descansar de los conciertos, mirar y comprar cosas, tener otra experiencia dentro del festival. El único espacio habilitado fue de la propia organización con el de las bandas que tocaban y estar o ver algo era misión imposible. Las pocas veces que pude acercarme era porque no eran ni las 4 de la tarde. En adelante, olvídate o haz colas y piérdete los conciertos, cosa que ni se me pasó por la cabeza. 

Esta edición ha sido una continua montaña rusa de emociones, y no de un día para otro, si no de una hora a otra. Y eso nunca me había pasado en los siete años que llevo acudiendo a Viveiro. Y me hace sentirme triste, con una sensación difícil de expresar con palabras. 

Le están cayendo muchos palos a la organización, por una parte con mucha razón y por otra por hacer daño gratuito. Solo pediría a los que mandan en esto, los que tienen voz, que escuchen todo aquello que pueda ayudar a seguir adelante. Que no olviden que es la gente la que compra las entradas, la que ha hecho que el festival está donde está, la que ha hecho de Viveiro un sitio al que desear volver para evadirse de todo y sobre todo disfrutar de música variada. Que nos encantan las bandas de aquí, pero que teniendo 4 escenarios hay que cuidar el nivel, o cambiar el formato. 

Este año ha sido especialmente doloroso no pisar a penas ni la carpa ni el Desert Stage. Los cupos han mermado mucho. Entiendo que los cabezones son los que venden, pero el equilibrio es necesario. 

No sé cómo va a afectar lo sucedido en esta edición al festival, solo espero que se replanteen las cosas en frío, se valore el esfuerzo de la gente por acercarse, por consumir, por disfrutar y a pesar de los palos recibidos poner buena cara. Podría haberse liado una buena y la gente se lo tomó lo mejor que pudo. Buena muestra de ello fue la “headbanging cam” del Main Stage que el último día no dejo de dar memes en cada plano, desde el “motivos logísticos cabeza de cartel” a “que salga TBC” pasando por mensajes de móvil tipo “kornsternados” o “kon’t”.

Son días de reflexión. Una servidora tiene mucho trabajo para contar todo lo vivido, a pesar de lo comentado, porque aún y todo, disfruté de un montón de grupos increíbles y el tiempo respetó salvo el último día, que fue “bendecido” con una lluvia sin fin.

© Diario de un Metalhead 2022.

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