miércoles, 11 de diciembre de 2019

Escalar con las manos desnudas. OTERO BRUTAL FEST. Oviedo, 29.11.2019. Crónica y fotos.


Por Jorge López Novales.

Llegó una nueva edición del Otero, la septima, y con el vinieron aparejados una serie de cambios muy notables. Hemos de tener en cuenta que es un festival que, organizado por la Asociación Cultural Otero Crew, se ha desarrollado con la colaboración del Ayuntamiento de Oviedo en estas dos últimas ediciones. 

Si el Otero no hubiera mostrado lo que vale, nada lo habría salvado de desaparecer, aunque estamos hablando de que la organización ha sufrido un drástico recorte económico ante el que sólo quedaba adaptarse. Es por esto por lo que han vuelto a una sala de conciertos como emplazamiento del evento y han concentrando los grupos participantes, siete en esta edición de 2019, en una noche.

Sin ninguna duda el gran acierto de la organización ha sido el cartel, y más concretamente Max & Iggor Cavalera Return Beneath Arise. La noche del concierto pudimos ver cómo la gente estaba entusiasmada, como si asistieran a un viaje en el tiempo y se fueran a encontrar a los Sepultura originales. Tal era el peso del cabeza de cartel que creo que el Otero habría tenido el mismo éxito, sin desmerecer a las otras bandas, si se hubiera recortado el cartel en dos o tres nombres.

Memoriam

Así que podemos decir que hubo mucha variedad, y me permitió descubrir una banda como A.R.D.E.N, con una amalgama de sonido hardcore, punk y thrash metal. La banda que menos me encajó en algo que se llama Otero Brutal Fest fue Healing Magic. Supusieron un oasis, una bajada de revoluciones, entre el ritmo de las dos bandas grandes.

Acceder al foso me permitió visualizar al gran enemigo de las bandas, un temporizador. Cuando acababa una banda empezaba una implacable cuenta atrás para la siguiente. Algunos tuvieron problemas para ajustarse al horario, y la organización fue muy seria al respecto.

La Sala Espacio Estilo iba a convertirse en un punto de encuentro de nostálgicos. No me pasa nada si os digo que no conocía a otro de los alicientes con los que se contaba, Memoriam. Sin embargo, tenía ganas de ver a la banda de thrash metal asturiana Blast Open; no me desagrada exponerme al espectáculo del irreverente punk de The Black Panthys Party, y necesitaba, tras una larga semana, que el grindcore de los gallegos Nashgul me taladrase los oídos.

A.R.D.E.N

Durante la noche tuve la oportunidad de hablar con los habituales John Man y Tuko, cántabros prácticamente asturianizados y compañeros de medios.

Las valla antiavalanchas, que se veía a escasa distancia de un escenario a baja altura, daba visos de que se esperaba una noche movidita. Las mesas de sonido también se comían espacio de la sala. Hago un inciso para destacar que, excepto en algún momento puntual, el trabajo de los técnicos fue impecable.

A.R.D.E.N

A las 20:00 arrancó el festival. Fue una pena que A.R.D.E.N, encargados de inaugurar la edición 2019, contara con poco público. Quiero pensar que se debió que era viernes, laborable, con el consiguiente lastre de la hora de salida del trabajo, a lo que hay que sumar que muchos de los asistentes venían de fuera de la ciudad o de otra provincia. No importaba, fueron a por todas desde el principio con “Telemierda”. Diego Corchos fue bastante activo, golpeando las vallas con fuerza e interaccionando con los presentes. Como anécdota decir que a los cincuenta primeros que entraron en la sala les regalaron un cd. Nos dejaron con ganas de más.

Blast Open

Llegó el turno de Blast Open.  Comenzaron fuerte con “The roots of evil”. Sólo tenían media hora para tocar los siete temas que componían su set list. De su primer trabajo “They destroy our world” de 2012 interpretaron “Coming for us” y “Blinded”, a lo que habría que sumar tres temas de su EP “Beyond the hope”. Nos regalaron la brutal “Pool of blood”, un nuevo tema del disco que están produciendo.

Blast Open

Uno de mis temas favoritos es “The gates of hell”, y esta noche no faltó. El riff de Andrés es tan pegadizo como matador. Fernando, su vocalista, como acostumbra se mostró muy expresivo. Iván no se paraba quieto con su bajo y José Ramón, bien vestido para la ocasión con una camiseta de Diario de un Metalhead, golpeó con la contundencia habitual la batería. “Blinded” cerró su actuación, y rápidamente desaparecieron del escenario.

Nashgul

El thrash de los de casa dio paso al grindcore de Nashgul. Esta gente lleva trabajando desde 2001. Muchos consideran a los coruñeses como una de las mejores bandas españolas de metal extremo, hecho que les ha llevado a recorrer algunos de los mejores festivales a nivel mundial. Asturias ha albergado varios conciertos de la banda, entre los que hay que mencionar que estuvieron en la edición de 2016 del Otero Brutal Fest (viernes 6 de mayo). Abrieron con “Progeria inducida” (Cárcaba, 2016), para aplastar al auditorio con un set en el que abordaron cortes de su larga duración “El día después del fin de la humanidad” (2009), como “Hidrofobia”. No obstante su repertorio se centró mayoritariamente en el citado “Cárcaba”, con temas como “Social network”, “El día de los muertos” o “2012”.

The Black Pathys Party

Después de lo del año pasado, ¿cómo no iba a repetir The Black Pathys Party? Demuestran ser siempre unos todo terrenos. Su vocalista encontró todos los lugares que no eran el escenario, más cómodos. Lo perdí de vista unos segundos y fue llevado por toda la sala a volandas por encima del público, que ya empezaba a llenar la sala. En media hora tuvieron tiempo para tocar quince temas e incluso repetir alguno. Fue la banda que mejor llevó la contrarreloj de media hora.

Memoriam

A las 23:00 llegó el turno de Memoriam. La banda a pesar de ser un grupo de reciente creación cuenta entre sus filas con el vocalista de Bolt Thrower, Karl Willets, y el bajista de Benediction, Frank Healy. El death metal tuvo su espacio en el Otero. Arrancaron con su reciente “Shellshock” y fueron desgranando los sin duda ya clásicos temas como “Fixed bayonets”, “Resistance” o “Flatline” con la que remataron.

Healing Magic

A media noche fue el turno de Healing Magic. Su música es una mezcla de estilos que podía llegar a abarcar el metal más clásico, lleno de densos pasajes instrumentales, con una puesta en escena en la que llegan a torturar un bajo: lo arrastran por el escenario, arrancan sus cuerdas... Destacaría el buen hacer de Travis Stone a las seis cuerdas y la actitud de Amadeus, su vocalista/ bajista. Treinta y cinco minutos de concierto desgranando temas que el público no conocía: sólo cuentan con un EP “Restoration”, publicado este mismo año.

Cavalera

Nunca he visto a los Sepultura primigenios en directo, ni al propio Max en otras bandas, ni los Sepultura de ahora, así que puedo parecer impresionable con cualquier cosa que hubiera hecho la banda. Este no es el caso. He de decir que escuchar en directo temas que oía en el instituto me llevó a otros tiempos. La nostalgia también estaba presente en el ambiente, al alcance de la gente del público, y sin necesidad de gastarse un dineral para disfrutar de sus temas favoritos.

Cavalera

La banda sonó brutal, aunque la verdad es que hubiera dado igual lo contrario, estábamos ante viejos dioses y hubiéramos perdonado todo. Los Cavalera estaban ahí plantados a pocos metros de nosotros y no sintieron la necesidad de contenerse. No hubo tregua. Lo más parecido a una balada, a un medio tiempo, fue “Orgasmatron”, la versión de Motörhead.

Cavalera

Me metí en el foso con la cámara. Nos habían dicho, que al igual que con Memoriam sólo teníamos tres temas. Este tipo de instrucciones no son un capricho, el foso tiene que estar despejado para poder facilitar el trabajo a la gente de seguridad si las cosas se desmadran. Así que no fue extraño cuando, durante el segundo tema de los Cavalera, me cayó encima alguien del público. Como pude agarré al chico con una mano y procuré que cayera suavemente al suelo. Inmediatamente actuó seguridad, que estuvieron muy atentos y con mucho trabajo el resto de la velada. 

A Max se le notaba que disfrutaba con lo que estaba haciendo e interaccionó en algunos momentos con el público, Iggor en todo momento marcó el camino y el resto de la banda sonó muy solvente.

Cavalera

Terminé mis fotos y avancé entre el público con dificultad para acceder a la segunda planta. Lo que vi me dejó fascinado.

La sala presentaba un aspecto espectacular. Un mar lleno de gente enloquecida, las olas iban de un lado a otro de la sala, la gente era llevada en volandas hasta el foso. La seguridad tuvo que emplearse a fondo para retirarlos de allí. Todo el mundo de la segunda planta estaba asomado mirando lo que acontecía en el escenario. El entusiasmo era contagioso y con “Arise” todo pareció tocar techo, sin embargo, siguió creciendo en intensidad hasta el finalizar con un medley de temas.

Saludé a Juanjo (Noche de Lobos) que venía del concierto de El Drogas de Gijón, otro que apoya la escena allá donde esté, y que había venido con más gente a poder disfrutar de este tramo final del concierto.

Blast Open

En los compases finales, justo en el momento en que se presentaba la banda comencé a salir de allí. Ya eran las 2 y media de la mañana. Me cruce con gente de la organización y se veía que estaban bastante satisfechos con el resultado final, no era para menos, ya podían por fin disfrutar.

No todo el camino se hace con una banda potente como cabeza de cartel. Nada te asegura el éxito. Con un montón de trabajo el Otero ha llegado hasta aquí. ¿Qué depara el futuro? Escalar otra montaña con las manos desnudas. Pero es una batalla que queda para otro día.

© Diario de un Metalhead 2019.

No hay comentarios: