domingo, 15 de diciembre de 2019

Vuelven los 90.


Por Larry Runner.

Vuelven los 90. Ya están aquí, con todo lo bueno y lo malo que tuvieron aquellos años. Una década innovadora como ninguna otra para algunos, un fraude para otros.

Y es que muchos de los nombres que emergieron en aquellos años y que fueron brindado como metal por discográficas y publicaciones, jamás lo fueron para los amantes de los sonidos clásicos que habían sido la madre del cordero en los 80.

Sí, los 90 fueron los años de Pantera y Sepultura, pero también de grupos que poco tenían que ver con el Hard Rock o el Heavy Metal como se conocía hasta entonces. Y es que de repente todo valía y se comercializaba como metal aunque poco o nada tuviera que ver con Judas Priest.

Bandas como Korn, Linkin Park, Faith No More, Smashing Pumpkins, Red Hot Chili Peppers, Living Colour, toda la ola del grunge de Seattle o los mismísimos The Manic Street Preachers pasaron a ser portada de revistas como Kerrang! o Metal Hammer. De repente aquello era lo que molaba y con Dickinson fuera de Maiden, Halford fuera de Judas y Helloween de capa caída, los heavies de toda la vida tenían que conformarse con el ascenso de grupos que jamás llegarían a ese nivel. Bandas como Rage, Gamma Ray, Running Wild o Blind Guardian jamás llegaron a esa notoriedad y de un plumazo el sleazy y glam desaparecieron porque maquillarse y peinarse de forma llamativa pasó a verse mal y lo que mandaba era el chandal y los jerseys 3 tallas más grandes combinados con pantalones caídos llenos de mierda y las gorras.

Se viene una década donde sí hubo una parte buena, y fue la aparición de nuevos sonidos que hicieron que se diversificase el género y aparecieran etiquetas más que chuches en una tienda de golosinas, pero también una división en los amantes de la música más intensa que no se conoció en los 80, donde la gente escuchaba y disfrutaba de igual forma de Poison que de Holy Moses y todo era compatible. 

Llegó una nueva generación que consideró mierda todo lo anterior, aquello que no había conocido. A diferencia de los chavales de los 80 que disfrutábamos de nuestras estrellas y nos poníamos las pilas con los clásicos de los 70 mostrando un respeto fundamental por Zeppelin, Purple o Sabbath, los nuevos jóvenes cagaban para lo anterior. La originalidad llegó cargada de odio, de fascismo musical. El chandal metal era la moda y de repente eso y el grunge eran la nueva Biblia.

Los grupos de aquella hornada están de vuelta, eso sí, con algunos personajes principales habiéndose quedado por el camino, sobre todo por las drogas. Con muchos viviendo de rentas y siendo aplaudidos por los que curiosamente criticaban las reuniones de los grupos de los 80. Hipocresía pura.

Los carteles de los festivales que se vienen para los nuevos años 20 no se van a parecer ya a los del mítico Donington británico. Serán algo parecido a todo aquello que veíamos por entonces en los medios “vendidos a la moda”: Lollapalooza, Ozzfest ... 

Por otra parte estarán los nuevos héroes nacidos más recientemente y a unos les gustarán unos y a otros no, con la diferencia con los 90 en que entonces si algo no te agradaba lo podías decir sin problema. Ahora con las redes sociales tienes que o bien ni opinar o decir que te gustan para ir con la mayoría y que no te crucifiquen. Si tienes opinión y no te gusta lo que diga la gran masa serás caspa, un dinosaurio y no sé cuantas mierdas más. A cojones ha de gustarte Ghost, Parkway Drive o cualquiera de los del momento, si no prepárate para el insulto y las faltas de respeto de una generación que siempre lo pidió para sus nuevos sonidos pero que jamás lo mostró con lo de sus mayores. Ir con el rebaño es lo correcto.

La historia se repite. Vuelven los 90 y que sea lo que Dios quiera. El metal está enfermo porque nosotros mismos lo estamos matando con nuestra estupidez. A mí, la verdad, cada vez me importa menos, es lo bueno de hacerse viejo. "Para lo que me queda en el convento, me cago dentro". Lo malo es que me dijeron que a estas alturas mi coche volaría y al contrario, en Asturias ni aviones tenemos. 

Os dejo ya, que me tengo que ir al Decathlon para no llamar la atención este verano y de paso a ver si me pillo el "Requetereload" en un centro comercial.


Foto: Korn en South Park.

© Diario de un Metalhead 2019.

2 comentarios:

metal invaders dijo...

Totalmente de acuerdo con este relato, y que yo también he vivido. Creo que el metalero, heavy o rockero (como se quiera denominar acorde a su generación), saliendo de los clásicos, buscas sus bandas. El que no lo hace y depende de lo que le ofrecen los medios, se come todo lo que antés relatas. Saludos metalicos.

Anónimo dijo...

Ok boomer.