By Larry Runner.
El pelo largo, los pantalones ajustados, las camisetas de nuestros grupos favoritos, nuestro look, nuestras señas de identidad, siguen siendo válidas. Pueden evolucionar de una generación a otra, aunque algunos lleguen a perder un poco la noción o a sentirse confundidos, sobre todo los más jóvenes, pero las fotos de nuestros ídolos siempre han estado ahí y ellos son los que siempre han marcado tendencia.
Compré mis primeros vaqueros ajustados con 15 años y aún recuerdo la movida que se montó en casa, con palabras hasta de desprecio y calificativos que no iré a reproducir. "Cosas de la adolescencia" decían. Han pasado muchos años y mis gustos no han variado casi nada. Sigo prefiriendo unos vaqueros ajustados a cualquier otro tipo de pantalón. Sigo prefiriendo cualquier camiseta de una banda que me llene a la camisa más cara. Sigo prefiriendo unas buenas deportivas de bota al calzado más caro del Emidio no se que pollas. Sí, no he cambiado.
Pero, desgraciadamente, la sociedad tampoco. Si piensas que no es así, olvídate. Y es que si te fijas, las cosas no cambian. Cuando era un crío iba a una boda y me agobiaba hasta la muerte. Siempre las odié, pues siempre odié la pachanga y los putos pasodobles. Han pasado tres décadas y las bodas siguen siendo la misma puta mierda salvo contadas excepciones. A día de hoy no he ido a ninguna distinta en todos estos años, y, desgraciadamente, han sido unas cuantas, aunque, la verdad, me he escaqueado de todas cuantas he podido.
Las bodas, las comuniones y todas esas historias que parecen venir impuestas, son un puto reflejo de la mierda de sociedad que tenemos, donde el figurar y el parecer bien están por encima de cualquier valor ético. Una fiesta de la hipocresía en la que a veces incluso los protagonistas son los más falsos, a veces incluso habiéndose follado a otro u otra la noche anterior. No importa que seas un ladrón mientras lleves corbata y no importa que seas la mejor persona del mundo si llevas el pelo largo, un piercing en la nariz, unas dilataciones enormes o vas cargado de tatuajes. Te mirarán mal aunque seas un cirujano que ha salvado vidas. Aunque seas el mejor de los informáticos. Aunque tengas un millón de euros en el banco.
Sí, estamos rodeados de borregos, de gentuza y de hijos de puta, que nos siguen mirando mal y nos siguen juzgando por el aspecto. No hay más que ver como día a día en televisión machacan a un nuevo político joven con el apodo del melenas o del coletas, como si eso fuera un insulto. Lo hacen incluso aquellos que están en los juzgados por haber robado al pueblo, y no se ponen ni colorados. Lo hacen incluso periodistas sin carrera que se las dan de periodistas. Políticos sin formación que han llegado a altos cargos por saberla chupar bien. Banqueros ladrones puteros y toda clase de chupones que algún día tendrán pasaporte de primera clase al infierno si es que de verdad existe.
Jamás se me olvidará aquella vez que por razones de trabajo me hospedé en el Meliá Castilla de Madrid y me encontré a una gran banda sentada en el suelo del hall. El desprecio con el que les miraban todos los corbatos que por allí pasaban como si fueran unos apestados cuando en realidad seguro que se hospedaban en las mejores habitaciones del hotel. Y es que … la corbata no te dará jamás cultura.
Sí, siguen juzgándonos mal por el aspecto. Y si no a ver cómo cojones me explicas que tras diez minutos de espera en un banco, atiendan primero al jubilado que acaba de entrar antes que a ti porque simplemente llevas un jersey de Anthrax.
No somos apestados. No escuchamos ruido. Incluso hay estudios de prestigiosas universidades que demuestran que tenemos una sensibilidad especial y una mente privilegiada para no ser como los demás, tener ideas propias y no ser unos borregos. Estoy seguro de que hasta somos más inteligentes.
Sí, sigo estando orgulloso de ser un Metalhead. Si no te gusta, no mires y … como decía el Fortu: ¡QUE TE JODAN!
Foto: The Haunted. Cortesía de Century Media.
© Diario de un Metalhead 2014.
4 comentarios:
Lo primero que pensé al leer el título del post fue en OBUS, ya veo que al final no iba tan desencaminado, jeje.
Saludos!
Jajajajaja......Casi me has clavado Larry....Y el pelo,por que me estoy quedando calvo desde hace muchos años,pero para eso me estoy dejando una barbaza jajajaja.....Genial.
Porque somos un país de gilipollas y analfabetos; pero creo que me quedo con su texto. Bravo, Larry, me ha encantado.
Por desgracia, lo que comentas no solo ocurre con los metalheads. Vivimos en una sociedad en la que al clavo que sobresale se le atiza sin piedad, ya lleves un look metalero, rocker, indie o rapero, uses traje por motivos laborales, tu ropa preferida sea un chándal, o vayas enseñando tus virtudes; siempre habrá un sector de la sociedad dándote caña...
Todos tenemos una opinión, pero educación y respeto, pocos...
Publicar un comentario