sábado, 27 de abril de 2019

REMAKERS: "Sueños y otras Pesadillas" (2018, Autoedición)


Por Jorge López Novales.

Cae en mis manos “Sueños y otras pesadillas” (2018) del grupo ribadense Remakers. El historial de sus miembros Mallory, Beetle Judge, Zora Gabbara, Amigos de los Ajeno hacen ya que partamos de un proyecto con músicos con cierto bagaje. 

El primer trabajo de Remakers fue “Semillas” un EP que data del año 2013. Han dejado que sus ideas maceraran estos años y han concebido un trabajo lleno de rock muy enérgico, que huye de la simplicidad. Este nuevo trabajo ha sido grabado y mezclado en el estudio de Fame Negra en Vegadeo por Víctor Álvarez.

En “Sueños y otras pesadillas”,  Remakers juega en todo momento con el número ocho. Esta alusión constante comienza en el libreto, elaborado por Rober y Fillo, donde la imagen de portada representa un cerebro, del que parten ocho flechas. Esto genera un símbolo, con el que podríamos identificar el propio trabajo y que se retoma en otras partes del libreto. En la carátula este octógono contiene el cerebro, que se divide en dos mitades; la derecha, sobre el reflejo azul del agua representa los sueños mientras que la izquierda, en negro y dibujada sobre llamas, la parte de “fuego”,  alude a las pesadillas. Este diseño se utiliza como ilustración de la galleta, aquí en blanco y negro. En la contraportada se recupera el octógono, en esta ocasión con una imagen central en la que una figura femenina avanza por un túnel. En las ocho puntas de la citada figura geométrica, se pueden ver cada una de las ocho fases de la luna. El interior del libreto deja ver fragmentos de este octógono sobre un borde de un lago donde las ramas de los árboles, la realidad, se reflejan en el agua, la ilusión. Esta misma idea se retoma en la trasera del disco, donde podemos ver sólo una parte del octógono, el hemisferio derecho de los sueños, donde el cebero se ha transformado en un corazón y los vértices se han duplicado para generar los ocho puntos que se corresponden con las ocho canciones que conforman  “Sueños y otras pesadillas”. 


El primer contacto que he tenido con la banda ha sido “Amiga ansiedad” el segundo corte de “Sueños y otros pesadillas”. Me ha parecido de los temas más potentes junto con “Arde el corazón “. En el videoclip se puede ver a alguien sobrepasado por la sociedad en la que vive, y busca refugio, sin éxito, en las drogas y el sexo. Imágenes muy perturbadoras durante casi seis minutos con una música y letra acorde. Este tema no necesita recurrir a la contundencia de la música para transmitir su mensaje. A pesar de que en el estribillo, y en algunos pasajes, se deshace de gran parte de la distorsión de la guitarra, no se diluye la fuerza que se transmite en todo momento en la canción. Me encanta como suenan las guitarras de Fran y Pablo, amparadas en todo momento por la batería de Roberto y el bajo de Fillo. Es, sin duda, uno de mis temas favoritos junto con “Ciudades dormidas”, el quinto corte.

El disco empieza con “Buscando una razón”, donde la melodía de un banjo antecede una canción rock con una buena base de blues, sin limitarse a seguir su fórmula habitual. Esto no significa que estemos ante un tema suave. En el solo se acentúan las referencias al sonido blues. Durante el desarrollo de la canción empezamos a ver una tónica de estribillos pegadizos (no consigo quitármelo de la cabeza) ayudados por coros y la voz de Cherry.

“Ausente” es una balada donde se sigue apreciando el contraste entre las dos guitarras, que es una constante y un rasgo identificativo de este trabajo, que no se limitan a dibujar un mismo sonido. En el corte podemos encontrar un agradable solo con un poco de distorsión que transcurre junto a la guitarra acústica, un recurso que puede apreciar en más temas del disco.

“Arde el corazón” es el tema más “duro” del disco. Entra de lleno en el hard rock.  El bajo de Fillo marca el paso a las guitarras más distorsionadas del disco. Los coros comienzan en los primeros compases y Cherry presenta un registro más agresivo, algo que sienta muy bien al tema.


“Lejos” comienza con un solo de guitarra. A pesar de ser un medio tiempo, no se conforma con reproducir la fórmula típica y ya desde los primeros compases buscan diferenciarse. En este tema podemos apreciar pasajes instrumentales que rehúyen la sencillez y juegan con varios estilos musicales. Por ejemplo, encontramos un solo de bajo, al que se va añadiendo las dos capas de guitarras, hasta que finalmente sumamos la voz, generando un crescendo por la suma de instrumentos.

“Luz de gas” es el único tema que no tiene la autoría de Remarkers. Está firmado por Luca García García con letra de Diego Asecas.

“Una señal” cierra el disco con intensidad, tras un suave comienzo, conjugando todo lo que hace único su sonido, dejando un buen sabor de boca para cerrar el trabajo.

“Sueños y otras pesadillas” se hace corto. Es un viaje interior de Remakers lleno de sentimiento, que consigue engancharme, a pesar de que soy un habitual de sonidos más heavys, y lo hacen con una fórmula rock propia,  llena de matices.






© Diario de un Metalhead 2019.