miércoles, 17 de abril de 2019

HELEVEN: Medusa's Love Story (2019, Art Gates Records)


Por Larry Runner.

No soy yo muy dado a pincharme discos de los 90. Solo unos pocos grupos de aquella década tienen mi respeto. Soy más ochentero que noventero, con mucho, y vale que de los 90 salieron grupos acojonantes, pero lo que te pilla en la adolescencia, es lo que marca.

Eso no quiere decir que lo de los 90 no valga ni mucho menos, aunque a veces para tocarle los huevos a los talibanes de esa década en las redes sociales soy capaz de decirles que no salió nada bueno de aquello. En mi estantería figuran las grandísimas obras de Alice in Chains, Soundgarden, Pearl Jam o Jane’s Addiction, por citar a algunos, al lado de los discos de Pantera, faltaría más. Quizás mi cultura de esa época no llegue tan lejos como la ochentera, no tenga tantas referencias, pero algunas hay de esa década que por otra parte fue la más rica en nuevos sonidos, la más innovadora con diferencia de la historia, con muchos grupos con personalidad propia, con grandísimos creadores de tendencia.


Es por eso que no le he hecho desprecios a este disco de una banda que llega de Granada y que se llama Heleven, sí, con H (en realidad el nombre sería H Eleven o H11). El cuarteto se lo curra a base de sonidos nacidos de aquella era, fusionando en su música de todo un poco, bueno no, de Jane’s Addiction no he encontrado nada aquí, pero sí por ejemplo de Alice in Chains.

Así que si te gusta toda aquella “mierda” nacida sobre todo en Seattle, no dejes de darles una oportunidad. No son un calco, ni de lejos, pero bebieron de aquello, mezclando algún rollo psicodélico con el sonido del groove que está presente en todo momento gracias al tono que adoptan en las guitarras y la contundencia de la base rítmica. Como complemento algún teclado muy tenue y una voz que he sido incapaz de adivinar a quién me recuerda, pero que tengo claro que a alguien me recuerda.


Evidentemente tiene esa textura deprimente propia de la época, de eso no se podían librar, con la voz fusionándose en la música como un instrumento más, algo que no es habitual. En el dossier que acompaña al disco habla sobre las letras que son “viaje al interior de la psique y sentimientos más íntimos y personales del ser humano”. Viendo el tono seguramente es así. Pocas razones tiene el ser humano hoy en día como para hablar de felicidad. 

Un buen disco, que te recomendaría si viviste aquella década con intensidad o eres amante de sus innovadores sonidos o si no eres un jodido talibán del metal.  Esta gente lo hace muy pero que muy bien. Diez cortes, 46 minutos, duración de vinilo. Seguro que está hecho a conciencia.








© Diario de un Metalhead 2019.