30 millones de pintas en 8 años. Ahí es nada la espectacular cifra de ventas de la cerveza de Iron Maiden, que desde su nacimiento ha dado vida a multitud de sabores y variantes. Fue en diciembre de 2013 cuando el amigo Leonidas, hoy en día guitarrista de Caballo Moldavo, nos la descubría. Retomamos el texto y con la disculpa, este jueves pinchamos de nuevo a Caballo Moldavo y os contamos que de nuevo van a actuar en vivo, aunque esta vez en la Lata de Zinc de Oviedo.
Esta vez os traigo un análisis de la Robinson’s Trooper. La cerveza de Iron Maiden.
Como su nombre indica, esta cerveza ha sido elaborada por Robinson’s, una cervecera tradicional inglesa con solera (desde 1838).
Estamos ante un cerveza de color ambarino con brillos cobrizos. Forma una espuma de apenas un dedo de grosor y de rápida extinción.
Es una cerveza ligera de textura algo aguada debido a su baja carbonatación. Su sabor en el paladar conjuga un toque afrutado y de malta con matices ligeramente cítricos. Al tragarla nos deja un sabor medianamente amargo.
En resumen, Trooper es una cerveza ligera con una graduación de 4’7 y pocas burbujas que la hace ideal para tomar más de una, hecho que Bruce Dickinson ha tenido en cuenta al envasarla en botella de plástico, idónea para poder servirse en conciertos y festivales, y sabemos que en esos ambientes, la cerveza vuela. Personalmente creo que en esos lugares las sirven con un agujero en el fondo, pero esto es una apreciación personal.
Por otro lado no es que sea la madre de todas las cervezas. Es una cerveza sencilla, sin nada especial, sin florituras. Si os gusta la cerveza de intenso aroma y sabor con alta graduación alcohólica, sin duda esta no es vuestra cerveza, pero la hace ideal para compartir con amigos, una buena charla, disfrutar de vuestra música favorita y sin preocuparos de si un par de ellas os va a subir demasiado a la cabeza
© Diario de un Metalhead 2013.
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