jueves, 3 de octubre de 2019

AVALANCH: El secreto (2019, Ataque!/Duque Producciones)


Por Larry Runner.

Han sido ocho largos años sin temas que compuestos por Alberto Rionda que me llegasen a emocionar. Desde “Malefic Time: Apocalypse”, publicado ya en 2011 que su música no lograba cautivarme.

Ni los dos discos de Alquimia ni mucho menos el refrito de “El Ángel Caído” llamaron mi atención. Llegué a un punto que como fan que he sido de Rionda desde que le conozco llegué casi a “odiarle” por ello. ¿Dónde estaba aquel hombre que sacaba aquellas joyas? ¿Qué había sido de él? Todo lo que me ofrecía me sabía a poco. Era como darle Coca Cola a un yonki.

La espera por tanto se me ha hecho eterna, pero la llama y el deseo de volver a disfrutar con su música estaba ahí. Había que tener paciencia, esperar. Algún día llegaría algo bueno, que de verdad me gustara. Y aunque al final “El Secreto” no ha llegado a todo lo que yo esperaba de la nueva época de Avalanch, bien es verdad que se ha aproximado bastante.

Tras un par de años de recibir palos por todas partes -míos también- por todas las historias que rodeaban al nombre de Avalanch y que en muchas ocasiones no eran más que puro salseo, por fin tenemos un disco de verdad, un álbum con nuevos y buenos temas. Y sí, vale que no es el mejor disco de Avalanch de la historia, pero ni de lejos es el peor.


A nivel de producción el disco es sencillamente mejor. Suenan probablemente como nunca antes. No me importa a estas alturas quién haya grabado o dejado de grabar el álbum. En teoría son todos los que aparecen en la carátula del álbum, el actual line-up. No tendríamos por qué desconfiar, pero si echamos un vistazo al pasado, quizás en el futuro, de llegar una información distinta al respecto, no nos pille de sorpresa. Lo que está claro es que suenan probablemente como nunca antes y en eso Roland Grapow fue el último en meter mano con la mezcla.

Todo suena de forma excepcional, siendo las guitarras las auténticas protagonistas de las canciones,  con las rítmicas endurecidas y unos solos brutales que fluyen en las canciones de forma natural jamás forzada y que se me antojan magistrales. A la sección rítmica le han dado un edulcorado importante para que no suene lo fiera que pudiera llegar a ser por estar interpretada por los bestias que forman hoy en día el espectacular tándem batería-bajo. De todas formas en canciones como "El Caduceo" el señor Terrana se despacha más que bien.

Pocas veces los teclados son protagonistas. Solo en momentos puntuales, cumpliendo así la función que han de tener en todo disco de heavy metal y que no es otra que la de tapar huecos y como apoyo melódico a modo de plus. Por último hablaré del apartado vocal. Isra Ramos canta como los ángeles, aunque sigo encontrando una falta de mala hostia que haría que me gustase más. No se puede ser tan buen chaval. Hay que ser más cabrón o al menos parecerlo. Sí, me gustaría que mostrase más mala uva a la hora de cantar. Que fuese más fiero. Pero Isra Ramos canta como canta y si es lo que Avalanch necesita hoy en día, pues es lo que hay. Las canciones suenan así y el que quiera más caña que se espere a lo nuevo de Trallery, que va a flipar. Mirar al pasado ya no vale y a estas alturas no es ni exigible ni tampoco entendible. Los excepcionales coros hacen crecer las canciones aún más.

Diez son los temas que aparecen en “El Secreto” un álbum que ya apuntaba maneras cuando tuve la suerte de visitar los Estudios Sanctuarium y escuchar un adelanto. Aquella tarde en la que compartimos charla con Rionda, Ramos y Terrana además de disfrutar de su fantástica cerveza pudimos disfrutar aún en modo instrumental de algunas de las canciones.

Musicalmente los Avalanch de hoy en día son como un híbrido perfecto de las dos etapas gloriosas de la banda. En este disco vas a encontrar pasajes que te recuerden no ya a “El Ángel Caído” si no más bien a “Llanto de un héroe”, aunque hay mucho de los Avalanch de “El Hijo Pródigo”, eso sí, no los de “Lágrimas Negras”.


Lo bueno de este “El Secreto” es que sigue una línea de continuidad musical, una línea argumental sónica, con pasajes comunes, lo cual lo convierte en un álbum conceptual en lo musical, algo que personalmente me agrada. Los discos que pegan un vuelco de un tema a otro han de ser realmente sobresalientes para que me enganchen. Y de esos hay muy pocos.

Los textos, como es habitual en Alberto Rionda, son fantásticos. El asturiano es uno de nuestros mejores letristas del país y en este caso incluso también ha relacionado algunas letras entre sí, habiendo una conexión lírica como también la hay en las armonías. En cuanto le des unas vueltas al disco -algo fácil, pues es un álbum cojonudo- verás las conexiones y te encantarán. Brillante.

Arranca el disco con “El Oráculo” a base de guitarrazos y una contundente batería. El estribillo hace crecer a la canción a los más altos niveles en un tema Avalanch total. Una excelente y pegadiza forma de engancharse al disco.

“Demiurgus” es el segundo de los cortes, con un aire muy a “El Ángel Caído” cuando entra en su parte más cañera y más a “El Hijo Pródigo” cuando se baja de revoluciones. Creo que es el tema donde mejor está Isra Ramos. Ahí se acerca muy mucho a lo que para mí sería la perfección. Brutal. Los teclados con una parte a lo Stratovarius aportan lo que el tema necesitaba para convertirse en un temazo impresionante con un larguísimo solo de guitarra.

“El Caduceo” te ha de recordar sin duda al “Bohemian Rhapsody”, como los coros que acompañan a Isra Ramos. Eso sí, luego viene el cambio y el tema se oscurece, tirando de tonos graves y subiendo la contundencia al nivel de “Malefic”. El estribillo la hace más asequible. Tiene varios cambios de tono progresivo. Probablemente de lo menos comercial del disco. Me encanta.

“Katarsis” me recuerda al primer álbum en solitario de Bruce Dickinson, aunque sin duda a donde me traslada es a “Los Poetas Han Muerto”. El estribillo entra pronto y la canción crece y crece hasta el punto de que al final ha sido la que más se me ha pegado. Tras escuchar el disco por vez primera me pasé la mañana siguiente tarareándola sin parar mientras trabajaba. Por tanto, buen tema.

“El peregrino” quizás sea el corte más comercial. Sin duda alguna podría haber ido en “El Hijo Pródigo”. Me gusta, aunque alguno la encontrará muy pop. Puede que lo sea.

“Alma vieja” es una muy buena power ballad que comienza muy lenta con el “Adagio” de El Concierto de Aranjuez del maestro Joaquín Rodrigo tocada con clarinete. Isra Ramos está inmenso cantándola y me encanta el solo de guitarra. La pena es que parece ser que a los herederos del maestro Joaquín Rodrigo no les ha gustado demasiado la idea y si no te das prisa cuando quieras comprarte el álbum el tema ya no vendrá. En la segunda edición desaparecerá del disco.


La primera vez que vi el título de “La Flor en el Hielo” bien pensé que era una versión del tema de Alquimia. Para nada. El título es el mismo, pero nada tienen que ver una con la otra. En su día aquella no me dijo nada. Esta es otra cosa. Comienza dejando el protagonismo a Ramil, pero enseguida entran las guitarras, primero suave y luego subiendo en contundencia. Tras una estrofa todo explota en un estribillo enorme. La canción tiene también un aire comercial, aunque no es tan directa como “El peregrino”, es más complicada, aunque no llega a ser retorcida. En definitiva, un muy buen tema que engancha.

En “El alquimista” subimos la intensidad, aunque las líneas vocales hacen que no se pase de heavy.  Podría haber ido en “El Hijo Pródigo” también, aunque no sé, quizás sea la que menos me gusta del álbum.

“Decepción” comienza con los teclados en plan techno, pero enseguida abandonan ese camino para ponerse en plan melódico. Un medio tiempo de tono romántico que con el paso del minutaje se va endureciendo pero sin llegar nunca a ser un tema heavy. Las rítmicas podrían ir firmadas por Carlos Raya.

Cierran con “Luna Nueva”, un largo tema que comienza con unas acústicas muy Rionda. De repente, explota. Cambios, intensidad y Terrana aplastando los tambores y los platos en una canción de tintes totalmente progresivos. Creo que el tema lleva una buena carga autobiográfica. Un sobresaliente final.

En definitiva, Avalanch están de vuelta. Ahora sí. Tendremos que olvidar el pasado y saber disfrutar del presente. Cada uno que se quede con la época que quiera, todos tendremos una que sea la favorita. Pero quedarse con una sola de las ellas y olvidar las otras fuera es perderse mucho y muy bueno. Allá cada uno. Pero si disfrutamos en su momento con Rainbow, Purple o Black Sabbath con un cantante u otro, no entiendo que no lo podamos hacer con Avalanch. “El Secreto” es un disco brutal y abre una nueva era. Disfrutémosla.








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