Por Larry Runner.
Desde sus inicios han sido etiquetados como uno de los futuros referentes del Hard Rock británico. Los que les hemos visto en vivo hemos pasado a ser fanáticos del grupo. Es por ello que cada vez les tenemos que exigir más y más. Hay que obligarles a crecer y por ello hay que darles caña para que no pasen a ser una medianía más, un grupo de esos que llevan 30 años en la carretera sin comerse nada al final.
Han recogido palabras amables desde la Classic Rock a la Metal Hammer. Ahora se vienen con un tercer disco, titulado “Ride to Nowhere” que tras ya un par tres meses en la calle empieza a recoger reacciones, aunque bien es verdad que no llega al nivel de sus predecesores.
Y es que “Ride to Nowhere” como digo es ya el tercer álbum y evidentemente el factor sorpresa ya ha desaparecido. Ya sabíamos de lo que INGLORIOUS eran capaces. Una batería de verdad, un bajo bien situado, unos pianos y un Hammond dando el plus y dos rutilantes estrellas al frente, el guitarrista sueco Andreas Z Eriksson, padre del sonido y el impresionante Nathan James, el mejor cantante salido de tierras británicas en la última década.
Este tercer disco recoge los 11 temas en los que el grupo estuvo trabajando casi todo el 2018. ¿Qué me ha parecido? Pues bien, en contra de lo que hubiésemos esperado, no han repetido la fórmula. Sí que conservan aún el feeling de sus dos primeras obras, pero aquí todo parece tener un punto más sesudo, más maduro, con lo cual la frescura ha pasado a ser historia. Todo es más rebuscado, hay más cambios y los estribillo no son tan inmensos como en los dos primeros discos. Todo es más Zeppelin, menos comercial, con más aires 70’s, lo cual si eres de los míos, de los que empezamos en esto con los 80 y son por tanto nuestra gran referencia, no te va a gustar tanto.
Es un álbum más maduro, lo cual a veces, como aquí, es sinónimo de aburrido. Nathan James está de la hostia y la mezcla del legendario Kevin Shirley evidentemente es sensacional, pero ... a mi me falta algo.
Hay buenas melodías, pero el tono bluesy va un poco más allá, lo cual le hace más pausado, menos fiero, menos Heavy y evidentemente menos comercial. Más Zep que Purple.
Me gusta pero no tanto, no me vuelve loco. Demasiado americano.
https://www.facebook.com/weareinglorious/
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© Diario de un Metalhead 2019.
