viernes, 27 de octubre de 2017

VALLENFYRE: Fear Those Who Fear Him (2017, Century Media) UK.


Por Simón García López.

Vallenfyre continúan su camino manteniendo su concepto, que engloba ese sonido sueco de principios de los 90 tan de moda a día de hoy, artwork e imagen dentro del Death Doom muy oscuro y potente, pero extremando su propuesta con este “Fear those who fear him”, tercer disco de estudio y un paso adelante en la carrera en solitario de una leyenda del Doom británico como Mackintosh y su inseparable en Vallenfyre y ex My dying bride H. H. Glencroos.

En este caso Adrian Erlandsson no ha participado en la grabación de las baterías, cosa que no me extraña por otro lado porque tiene un montón de frentes abiertos. Su lugar lo ocupa un joven y desconocido por lo menos para mí, Waltteri Väyrynen, batería finlandés que no tiene nada que envidiar en su trabajo de estudio a los anteriores de Adrian. Seguro que en directo tampoco a pesar de ser Adrian un batería estupendo, de reconocido prestigio y con una larguísima y exitosa carrera a sus espaldas. 


Hablo de que han extremado su propuesta porque han hecho que las canciones lentas sean más lentas y pesadas que nunca, recordándome irremediablemente al “Gothic” de Paradise lost, y las rápidas más rápidas, casi Grind o sin casi, cercanas a los primeros Napalm Death. Así el disco se convierte en un viaje por la Inglaterra de finales de los 80, principios de los 90 del siglo pasado. Es el mismo paso que habían dado de su primer “A fragile King” a “Splinters” pero aplicado a su tercer disco. 

Es curioso en tanto que la mayoría de los grupos evolucionan de manera contraria, sobre todo este tipo de proyectos que sirven de vía de escape a personas que como Mackintosh tienen en Paradise lost su referencia innegable. Esa evolución lleva a que los primeros discos en general sean más heterogéneos en estilo y con entregas posteriores esa heterogeneidad se pierda en favor de un estilo más unitario en general. Sin embargo Vallenfyre y su evolución demuestran que lejos de esa realidad ellos han convertido su marca identitaria en algo que lleva nos arrastra de una canción Grind  de minuto y medio o dos minutos como “Messiah”, “Nihilist” o “Dead world breathes” que no llega al minuto, recordando por ejemplo todos ellos a Rotten sound en el resultado final pero que en composición tienen una clara marca Grind británico, a una Doom de seis o siete minutos como la impresionante “An apathetic grave” de memorable estribillo.


Quizás la mayor virtud resida en que no se hace para nada extraño el resultado final. Dentro del concepto general no llama la atención el cambio y esto se consigue en virtud a una colocación de los temas muy inteligente, haciendo convivir y fluctuar las canciones de manera adecuada. Además el hecho de que sea un proyecto serio en todos los sentidos donde no hay espacio para canciones de relleno, todo lo contrario, ni estupideces que en otros proyectos a veces te puedes encontrar, permite que el disco se disfrute dentro de su heterogeneidad.

El resultado final es un disco potentísimo y súper oscuro que pasa como una exhalación y que demuestra que Vallenfyre están más en forma que nunca y que su propuesta lejos de anclarse evoluciona siempre elevando su listón de calidad.

Disco por tanto muy recomendable en todos los sentidos. Para nostálgicos del mejor Doom inglés y para amantes de la caña más extrema. Un último aporte: disfrútese del sonido al mayor volumen posible. 






© Diario de un Metalhead 2017.

Más Discos de CENTURY MEDIA aquí.