Por Larry Runner.
Años llevaba queriendo ver a BLAST OPEN fuera de Asturias. ¡Años! Las coincidencias y que en la mayoría de los casos el desplazamiento era tan lejano como para gastarse una pasta en gasolina y hoteles o pegarse una paliza de kilómetros, fue aplazando y aplacando mis ganas. Tras cada bolo fuera de Asturias, Jorge Martínez -bajista- me viene contando que los trataron bien, que la gente respondió, que ganaron o empataron ... así que cuando vi que tocaban a 200 kilómetros de casa me dije: “esta es la mía” y apunté la fecha en mi calendario.
Partimos a media tarde desde el local de la banda en Pola de Lena. En la “Blastfurgo” viajaban Andrés y Fernando -guitarrista y vocalista- con el material. Jose “Toro” el batería viajaba en su coche con el amigo Jaso. La expedición la completábamos con mi coche en el que viajamos Jorge, Jan -compañero de fatigas y festivales desde que le dejan salir de casa- y yo.
Foto antes de la partida
Parada en la frontera a refrescar y desde allí a Maliaño, donde se ubica la Sala La Tribu, un paseo. Llegamos con la noche ya caída. Tomamos una en el local y al poco Jan y yo nos escapamos al bar de enfrente a tomar otra mientras la banda montaba. No tuvieron que viajar con mucho equipo, y es que Fran, el jefe de la Sala, es un fenómeno y tiene un backline como nunca has visto jamás en ningún sitio. Un lujo. Llegar y enchufar. Así que en menos que canta un gallo a cenar a un burguer que está justo al lado de la sala con hamburguesas dignas de Los Picapiedra a precio de risa. Cenorra y al lío.
Preparando todo
Entrada gratis, como te lo cuento, y por lo visto es lo habitual. Ya dentro una agradable sorpresa. Allí estaban Maya y Txen, compañeros en esto del periodismo honesto. Siempre es un placer verles y poder charlar un poco con ellos. Poca gente tan maja te puedes cruzar en este negocio. Son encantadores. Ellos me presentaron a otro compañero de fatigas, Txutxy Cano de Insonoro.
Cena en familia.
No había mucho público pero sí buen ambiente, que era lo importante. En una enorme pantalla disfrutábamos de un directo de Accept mientras la banda se subía al escenario.
BLAST OPEN no nos iban a defraudar. Ofrecieron un largo repertorio, interpretando hasta 15 temas. Nunca había asistido a un concierto suyo tan largo y ello hizo que todo fuese aún más especial. No hubo banda acompañante, ellos solos, fue de sobra para disfrutar y no alargar la velada con otro grupo que quizás no nos hubiese aportado nada nuevo. Mejor así.
Abrieron como en su último “Beyond the Hope”, con “The Gates of Hell” y “Bring Me the Light”. A lo largo de la noche nos iban a interpretar sus dos ep’s enteros, un tema nuevo y un par de covers que fueron una gran sorpresa. Todo ello hizo que hubiese varios momentos puntuales que destacar. El primero fue la dedicatoria recibida en “Sniper” para los tres individuos que habíamos viajado con ellos. El segundo fue justo detrás, cuando ofrecieron su primera versión de la noche. Y es que tocaron “Anubis” de Septic Flesh, algo que no esperaba en absoluto. Tras un “Blinded” que sonó como siempre al hit que es, llegó el segundo de los covers. El “Only” de Anthrax puso La Tribu patas arriba con todos coreando el estribillo. Hacía años que no se la escuchaba, pues la tocaban en sus inicios, pero con el paso del tiempo se había quedado fuera del repertorio. Al menos no la habían tocado en ninguno de los últimos conciertos que yo les había visto.
Tengo que decir que vi a Fernando Mateos mejor que nunca a la voz. Conciertazo del cantante. Siempre está a buen nivel, o al menos así lo creo yo, pero lo de Maliaño fue realmente increíble. Lo bueno es que pudimos disfrutar porque el sonido fue muy bueno. Se ve que al tener el equipo allí, de fijo, hace que todo esté ya lo suficientemente controlado como para que se pueda disfrutar de buen sonido en todo momento. Sólo hubo un problema puntual de acoples cuando se pusieron a interpretar la nueva “Pool of Blood”. Enseguida Fran, el jefe de la Sala La Tribu lo solucionó. La banda, que había parado por el intenso ruido, volvió a comenzar con la canción, que me sonó quizás distinta a todo lo que ha sido Blast Open hasta hoy, aunque intentar juzgar la canción con una sola escucha es un tanto difícil. El público se enganchó de pleno al grupo y pidió más. Fue entonces cuando Jose Ramón se puso a jugar a los tambores con los primeros ritmos del “Life is Life” de Opus y de forma espontánea nos pusimos todos a corear el famoso “na na, nana na” durante un rato. Cerraron con “Human Shield” y “Tearing Down the Walls”.
Al término del concierto, gente pidiendo autógrafos, set-list firmados, fotos y tras todo ello, despedidas en modo de besos, abrazos y fuertes apretones de manos. Doscientos kilómetros justos decía el GPS que había desde allí hasta mi casa. La vuelta se nos hizo muchísimo más corta.
Desde aquí darle las gracias a Blast Open por permitirnos ser uno más de la familia durante la jornada, compartiendo risas, abrazos y hasta mantel. También agradecerle a Fran, su amabilidad y su trabajo al frente de la Sala La Tribu. Por último un más que afectuoso saludo a Txen y Maya. Y ya puestos otro para José Domingo y Txutxy. Volveremos.
© Diario de un Metalhead 2017.