Tras dos discos de estudio multiventas de escándalo como “Khaos Legions” (2011, Century Media) y “War Eternal” (2014, Century Media), que les han elevado al auténtico Olimpo del Metal y les han convertido en una de las bandas más importantes del momento, ARCH ENEMY tenía una tarea complicada por delante. Y es que necesitaban que su nuevo álbum estuviera a la altura de los anteriores para que no comenzasen a darles palos y que empezaran con la cantinela de que su éxito iba a ser pasajero.
Era necesario, indispensable más bien, sacar un buen disco, al nivel de los anteriores y prolongar así su éxito por al menos tres años más, que es el tiempo que se marcan entre disco y disco. Will to Power” cumple con las expectativas para los que hoy en día son sus auténticos fans, los que les compran los discos y el merchan y volverá a ser criticado como sus últimas obras por aquellos que piensan que deberían seguir repitiendo las fórmulas de sus inicios que les impedían siquiera vivir de la música.
Antes de empezar a entrar en más detalles, creo que debería afirmar rotundamente que “Will To Power” está a la altura de lo que se esperaba de ellos en estos momentos. La fórmula funciona y los que a día de hoy nos consideramos fans de la banda, demandábamos que siguieran por el camino de los últimos años. Llegarán otros con la cantinela de que al principio eran mejores y todo eso. El tiempo le ha dado la razón a Michael Amott. Cada paso que ha dado en la última década ha sido exitoso y si a día de hoy estuviese fraguando un disco a lo “Burning Bridges” o “Wages os Sin”, a estas horas andaría arrastrándose por tugurios metiendo a un centenar de personas siendo optimistas tal y como les sucede a algunos “auténticos” de la época en el mejor de los casos. Buscándose las lentejas con un curro paralelo que de verdad le diera para vivir en vez de la música. Y es que muchos de entonces ya han arrojado la toalla hace tiempo.
“Will to Power” es otra obra maestra. No me atrevería a decir que mejor que “War Eternal”, pero al menos sí a la altura. Es un álbum impresionante en el que una vez más el virtuosismo y la melodía se dan la mano de forma extraordinaria para ofrecer un disco que una vez más viene cargado de hits.
Y es que si algo hace bien esta banda es mezclar la dulzura con la fuerza para ofrecer lo que le gusta a la inmensa mayoría de la gente, canciones tarareables, que te penetren en el cerebro y que a pesar de la voz gutural puedas cantar. Sí, el patrón se repite, la receta funciona y nos encanta. Discutirlo más sería de necios. Ya no hace falta.
Evidentemente no todo va a ser perfecto, tranquilos, yo también he sacado pegas a “Will to Power”, pero nada que ver con lo musical. No me gusta la portada, me parece muy del montón, no es lo esperable para un grupo de este calibre. No tengo claro qué significa, pero aunque lo supiera, personalmente la veo vulgar. El libreto, más de lo mismo. Simple, incluyendo las letras que por lo visto fueron escritas a mano por Alissa White-Gluz. La única foto de la banda aparece en la contraportada y tratada de forma fantasmal. ARCH ENEMY son a día de hoy una de las bandas con mejor y más cuidada imagen y no es de recibo que no la hayan aprovechado para ofrecer unas fotos dignas. Una pena. Queda el consuelo de las de “As the Stages Burn” y de que las fotos a nosotros nos han llegado en el pack promocional.
Hasta en cinco canciones aparece en los créditos la firma de Alissa White-Gluz. La peliazul aporta además de su voz un buen montón de letras. La labor de Jeff Loomis se queda en el aporte de algunos de los solos. Michael Amott firma las rítmicas y también aparece como solista, así que al igual que sucede en directo, los dos guitar-hero se reparten la tarta de las exhibiciones a las seis cuerdas.
La intro “Set Flame to the Night” de poco más de un minuto te prepara para lo que se viene justo detrás. Desde el primer compás que ya suena bien y engancha. Enseguida entra como una exhalación la rapidísima “The Race” invitando al desmadre y el empujón en directo con un solo corto y efectivo por parte de Michael Amott primero y otro más desquiciado después por parte de Jeff Loomis. Brutal inicio antes de que llegue el primero de los hits: “Blood in the Water”. Canción que en vivo arranca las palmas de la gente que personalmente me recuerda a las composiciones del Malmsteen de la época de Rising Force. Buen estribillo y gran tema, aunque no tanto como la siguiente.
“The World is Yours”. Fue lanzada como single un par de meses antes de que el disco viese la luz y tiene todo lo que ha de poseer una canción para ser éxito en el mundo del metal. Un buen riff, un estribillo pegadizo y un par de solos, de Loomis al principio y de Hammot al final. “If you want the world, Use your mind , Take control, Feel the strength, Rise from within, If you really want it the world is yours” no me canso de cantarla. Las guitarras dobladas, el fuerte bajo zumbando y el sampler entrando en el momento preciso son un orgasmo.
Vuelven a tirar de método en “The Eagle Flies Alone”. Fue el single lanzado justo una semana antes de publicar este “Will to Power”. Alucinante fusión de melodía y caña en un tema que engancha. De esos que te aprendes la letra sin esfuerzo como pasaba con los grandes discos de los 80. Con ese sencillo estribillo “I, I go my own way, I swim against the stream, Forever, I will fight the powers that be” y esas guitarras dobladas que hacen crecer la Canción, así, con mayúsculas, con ese piano dándole el toque de distinción.
“Reason to Believe” viene detrás y sorprende sin duda. Alissa comienza el tema cantando y no puedo evitar que me recuerde a la diosa Doro Pesch en ese comienzo. Luego sube el tono rockero y al llegar al estribillo, al fenomenal estribillo, estalla en guturales. Fantástica balada, probablemente de las mejores que haya escuchado en los últimos años. Después de esto yo le pediría el matrimonio. Deslumbrante.
“Murder Scene”, se viene rápida, invitando al headbanging, desquiciadora pero sin perder la melodía en ningún momento y por supuesto con un buen estribillo. Y es que esta gente sabe trabajarse lo fundamental en la música para llegar a la gente de verdad, los estribillos, que las canciones, por duras que sean, las tararees y se te queden en la mente para siempre. Un tema que bien podría haber venido firmado por los In Flames de hace una década.
“First Day In Hell” es, como su título, de lo más oscuro de “Will to Power”. El tono oriental invita a ello y el ritmo te hará cabecear con quizás el mejor texto de todo el disco. La cabalgada a lo Iron Maiden hace que con las sucesivas escuchas me guste cada vez más y más y no pueda parar de escucharla. Temazo que se completa con la corta instrumental posterior “Saturnine”, que viene interpretada a los teclados por Jens Johansson.
“Dreams of Retribution” es otro de los hits imprescindibles del disco. También me recuerda por su tono a las primeras obras barrocas de Malmsteen inspiradas en la música clásica de pleno. Las teclas se hacen imprescindibles en el tema y quizás te recuerden un poco a la mejor versión de Stratovarius. Jens Johansson vuelve a tener la culpa.
Tras tanto temazo “My Shadow and I” repite fórmulas y sin ser un mal tema creo que no está al nivel de los anteriores. Estamos en el corte número 11 y quizás todo tendría que haber terminado en el 10. La larga “A Fight I Must Win” sigue la misma senda y a estas alturas no había necesidad, aunque el espectacular final, tirando de sección de cuerda es realmente alucinante y le da un toque de distinción difícil de igualar.
En definitiva, un disco sobresaliente, de lo mejor que se va a editar este año sin duda alguna y que a buen seguro encabezará muchas listas Top a final de año. El más claro ejemplo de lo que es hoy en día el antes llamado heavy metal y hoy prostituido con millones de absurdas etiquetas. El álbum perfecto de la banda del momento. Que youtube se haya visto invadido de videos imitándo a Alissa cantando, copiando los solos de Loomis y Ammot, ofreciendo sus letras traducidas a varios idiomas, etc, es buena muestra de ello.
Está claro que están en el camino correcto y “Will To Power” va a convertirles en el grupo de la década.