Llevan más de 10 años dándole y ahí siguen, haciendo lo que les gusta, heavy metal del de toda la vida. Los sueños se han ido difuminando pero no las ganas de seguir tocando, está claro.
Hacen ese heavy metal tradicional, el de toda la vida que tanto gusta a los que aún hoy en día calzan J'hayber y llenan el chaleco de parches. Evidentemente no han inventado nada, pero a los amantes del estilo no les hace falta.
Ya escuchando la inicial Embaucadores de la Razón, que transpira esa esencia a lo Hammerfall, te das cuenta de lo que te vas a encontrar. Olvídate de experimentos, esto es heavy metal, para bien y para mal, aunque el rollo powermetalero siempre está en el aire, pero desde luego tienen el gen Banzai.
Al igual que les pasa a todos los otros grupos de sonido tradicional que tanto están comenzando a dar que hablar a lo largo y ancho de Iberia, los temas de Sueños Perdidos no es que sean flojos o malos ni nada de eso, pero escuchas las canciones, una tras otra y sí, van molando, pero no acabas de encontrar el hit, aunque Viejo Amigo se le acerca bastante y está a un nivel superior.
Doce son las canciones que componen este Sueños Perdidos, quizás demasiadas. El disco pasa de la hora y los discos del heavy tradicional entraban en una cara de una TDK-90. Quizás ocho o nueve hubiese ya estado bien.
Llevan tiempo en esto y sin lograr triunfar. Está claro que hacen lo que les gusta y porque se lo dicta el corazón. Que nadie les robe la ilusión y que lo sigan intentando. Nunca se sabe, quizás algún día den el petardazo y se suban al cajón de los grandes. Currantes del heavy metal, sin duda. ¡Que dure!
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