Cuando empecé a preocuparme por la música a
principios de los noventa poco me interesaron Nirvana, Metallica o
Guns´n´Roses.
Me metí en mi escafandra y permanecí ajeno a lo que estaba
sucediendo en el mundillo del Rock y del Metal en aquellos momentos para
sumergirme de lleno en los sesenta y en el primer lustro de los setenta.
Hendrix, Doors, Beatles... pero sobre todo Led Zeppelin, Deep Purple y Black
Sabbath. Y utilizo ese orden no porque así sean mis preferencias, claramente
decantadas por los Sabbath desde el principio, sino por la prevalencia que esos
grupos tenían en esa época en el panorama musical. En los noventa Led Zeppelin
eran considerados como el gran grupo de los setenta y Deep Purple le iban a la
zaga por muy poco con su aura de banda insuperable en directo. Los Sabbath en
aquel momento eran un grupo de culto que no tenía las cuotas de popularidad que
manejan hoy en día.
Desde entonces, la influencia musical de la
saga Purple ha decaído con respecto a los otros dos gigantes debido, en buena
parte, a la salida del mundo del Rock de su gran ideólogo Ritchie Blackmore y a
la gestión empresarial, discutible pero efectiva, con la que Sharon Osbourne ha
aupado a la marca Black Sabbath al Olimpo. Aun así, es innegable que las
diferentes formaciones de Deep Purple así como las de Rainbow y Whitesnake,
siguen manejando un número de seguidores a tener muy en cuenta así como una
serie de bandas y músicos encantados de mantener vivo ese legado.
Uno de estos músicos es Michael Amott,
conocido también por su trabajo en Arch Enemy y Carcass, y una de esas bandas
es SPIRITUAL BEGGARS, que nace a mediados de los noventa, aunque no siempre la
influencia púrpura ha sido tan patente como ahora ya que en anteriores entregas,
aun siendo indudable el gusto por el Classic Rock, había una base Stoner muy
apreciable y ciertos devaneos Heavy Metal. Desde el Return To Zero de 2010 la
música de SPIRITUAL BEGGARS pierde peso y densidad para tomar protagonismo la
melodía apostando por una propuesta mucho más ligera. En este Sunrise To
Sundown asistimos a otro episodio más de como la influencia Sabbath se diluye
para adentrarnos en una obra con claro aroma a órgano Hammond, riffs
blackmorianos y ecos Made in Coverdale.
variado, fresco, sorprendente, divertido ...
El disco comienza con la elegancia Sunrise
To Sundown que sirve para esteblecer como máxima que pausa y tranquilidad
no están reñidos en modo alguno con calidad. Sobre una base rítmica sencilla
pero destacada adquiere protagonismo el Hammond en Diamonds Under Pressure
a través del cual disfrutamos del más mínimo detalle pudiendo sacar partido a
la musicalidad de cada instrumento. Cambiamos de marcha y pisamos el acelerador
con What Doesn´t Kill You que, con unas rítmicas más nerviosas y una
batería más pesada, se acerca a zona Heavy Metal. Las intervenciones de Amott
recrean al mejor Blackmore con un sonido reluciente. Seguimos en plan duro con Hard
Road, en el que un destacado Apollo emerge protagonista con esa voz rasgada
y cálida que supone en muchas ocasiones la guinda a la propuesta musical de sus
compañeros de viaje.
La mejor vena Whitesnake es transitada con Still Hunter y con No Man´s Land, en la que la base rítmica se vuelve más pesada y la interpretación vocal invita a acordarnos de David Coverdale. En la parte central, a modo de exquisitez, nos encontramos con un pasaje beatlemaníaco que rompe con originalidad con lo anterior y posterior. Más intrigante y oscuro comienza I Turn To Stone que se convierte en uno de los temas del disco con una batería de Ludwig Witt muy a lo Ginger Baker en un corte que destapa el tarro de las esencias de Cream reforzado por la interpretación a lo Clapton del vocalista.
La mejor vena Whitesnake es transitada con Still Hunter y con No Man´s Land, en la que la base rítmica se vuelve más pesada y la interpretación vocal invita a acordarnos de David Coverdale. En la parte central, a modo de exquisitez, nos encontramos con un pasaje beatlemaníaco que rompe con originalidad con lo anterior y posterior. Más intrigante y oscuro comienza I Turn To Stone que se convierte en uno de los temas del disco con una batería de Ludwig Witt muy a lo Ginger Baker en un corte que destapa el tarro de las esencias de Cream reforzado por la interpretación a lo Clapton del vocalista.
Dark Light Child es una buena canción que se hace más interesante hacia el final pero
que nos sirve sobre todo para enlazar de manera apropiada con Lonely Freedom,
temazo con el que entramos de lleno en el áspero terreno Stoner con uno de esos
riffs que podrías escuchar repetirse hasta la saciedad. Terminamos con You´ve
Been Fooled, redonda y divertida, y con Southern Star, muy en la
onda Led Zeppelin, en la que se cambia el órgano por el piano y se da rienda
suelta a las mejores virtudes de la banda para finalizar un disco variado,
fresco, sorprendente, divertido, elegante y exquisito.
© Diario de un Metalhead 2016.
+ Discos de INSIDE OUT aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario